Jimin es un estafador profesional, pero todo está a punto de cambiar cuando conoce a su próxima víctima; Jeon Jungkook, un ardiente hombre millonario que es un auténtico cliché de película.
Jungkook suspiró mientras veía al par con mirada severa, después tomó el teléfono de su escritorio presionando el número 1. La bocina sonó una vez, después contestó el jefe de seguridad el edificio.
—Ven a mi oficina, necesito que saques a alguien del edificio.
—Entendido, señor.
—Requiero imperativamente que sus espectáculos personales los lleven a cabo fuera de mi edificio. No te quiero volver a ver en este lugar, Alexander.
—Ofendido y humillado. ¡A eso vine hoy aquí!
—Pues no debiste venir. —Jimin cruzó los brazos.
Un par de guardias de seguridad entraron a la oficina y miraron a Jeon preguntando con la mirada a quien debían de llevarse.
—Acompañen al señor a la salida y no le permitan su ingreso. —Señaló a Alexander.
—Entiendo, entiendo. Me voy yo solo. —Alzó ambas manos—. Ni se les ocurra tocarme o no me detendré a la hora de meter denuncia al ministerio público.
—Suerte con eso... —murmuró Jimin.
Fransesca del otro lado de la puerta veía boquiabierta a los hombres de seguridad acompañar a Alexander a la salida, pero no pudo ingresar a la oficina porque Jimin estaba adentro. Cuando Taehyung salió del edificio subió a su automóvil furioso ¿Por qué Jimin lo corrió sin más? ¡No se estaba apegando al plan que llevaban haciendo durante años! Sin dudarlo, encendió el motor de su auto conduciendo furioso y fue entonces cuando el chico de la motocicleta que siguió a Jimin ese día más temprano lo siguió a él también.
Taehyung llegó a un pequeño bar apartado de la ciudad y el motociclista entró detrás suyo quitándose el casco. Era un hombre de piel morena y cabello rizado, cerca del cuello tenía una enorme cicatriz que era imposible de pasar desapercibida. Con ojos maliciosos y con malas intenciones se acercó al medio hermano de Jimin sentándose a su lado en la barra del lugar.
—Un tequila doble —dijo el hombre al barman.
Taehyung ni siquiera volteó a verlo porque estaba sumergido en el teléfono enviándole mensajes de whatsaap en el grupo donde estaban Magdalena, Jimin y Apolo.
Taehyung: Te pasaste una ostia! Estaba que me cagaba en Dios y tú ahí acusándome con Jungkook.
Magdalena: De qué hablan?
Taehyung: Park se atrevió a decirle a Jeon que me sacara del edificio. ¿De qué se trata todo esto? ¡Hasta me bofeteó!
Jimin: No seas llorón, todo es parte del acto. Asume las consecuencias y no me llames por ese nombre que alguien podría leer los mensajes.
Al escribir eso último. Jimin salió del chat.
Taehyung bloqueó el teléfono y eliminó el chat de igual manera, ellos acostumbraban a eliminar mensajes cada que hablaban de cualquier cosa porque no querían ser descubiertos o dejar prueba alguna a la policía.
—Veo que estás inmerso en el móvil —dijo el hombre de la motocicleta dirigiéndose a Taehyung.
—Situaciones familiares —contestó apretando los labios.
—Pareces más un hombre de negocios...
—Lo soy.
Taehyung giró el rostro para encontrarse con el hombre de la motocicleta y al verlo grande fue su sorpresa. Amplió los ojos sorprendido como si hubiera visto un fantasma, pero lo que más llamó su atención fue la enorme cicatriz que recorría su cuello hasta encontrarse con su oreja.
—Vaya hombre, pereciera que has visto un fantasma. —El hombre sonrió con amplitud bebiendo por completo el vaso tequilero y después hizo un sonido con la garganta de lo fuerte que estaba.
—Oh no, es que acabo de recordar que tengo una reunión importante —dijo poniéndose de pie.
Taehyung estaba tan nervioso que tumbó el banco oscuro en el que estaba sentado, con rapidez mezclada con nerviosismo levantó el banco al mismo tiempo que dejaba dinero en la barra agradeciendo el servicio. El barman apenas estaba llevándole la bebida preparada que había pedido minutos atrás porque era laboriosa de hacer.
—Quédate con la bebida —le dijo al barman.
Sin despegarle la vista al sujeto de la motocicleta y sin girarse caminó hacia la salida. Justo cuando estuvo cerca de la puerta se giró y corrió. Al mismo tiempo el sujeto de la motocicleta lo persiguió, pero sus pasos eran lentos y confiados; Lucía tan relajado.
Taehyung subió a su automóvil y al presionar el botón de encendido maldijo porque el motor no arrancaba, del otro lado del vidrio el motociclista tocó el vidrio con sus nudillos para llamar su atención a medida que trataba de disimular la diversión que estaba consiguiendo con la paranoia del chico.
—No va a encender. ¿Te echo una mano?
—¡Hijo de puta! —gritó Taehyung, aventando saliva con la boca.
—Vaya modales... creí que venías de familia refinada, ¿O me equivoco, señor García?
A Taehyung se le heló la sangre cuando el motociclista mencionó dicho apellido. Él estaba cien porciento seguro de quién era y no se trataba de un fantasma.
—¡¿Qué quieres?! ¡Te daré lo que quieras! —gritó frenético escudándose en el interior de su auto, mientras se aseguraba que todas las puertas tuvieran seguro.
—¿Qué quiero? Un fantasma no tiene anhelos. Mi único deseo es la venganza.
Al decir eso golpeó el vidrio con un martillo de emergencia que es un artilugio que sirve para romper vidrios de manera precisa y rápida. Luego sacó de su pantalón un arma, era una pistola semiautomática de 9mm apuntando directo a la cabeza del farsante.
—¡Vamos Arturo, no puedes asesinarme!
—También supliqué por mi vida y no tuviste remordimientos en el pasado. ¿Pero sabes algo? Yo no voy a fallar. ¡Córrete al asiento del copiloto y dame las putas llaves! —gritó escupiendo en el aire.
—¡Vamos, que estoy que me cago en los pantalones! ¿Cuánto dinero quieres? ¡Te devuelvo lo hurtado!
—Admites que lo robaste, cucaracha rastrera —dijo apretando los labios sintiendo a su cuerpo calentarse más de lo normal.
—Solo seguía órdenes...
—¿De quién? ¿De la medusa de ojos púrpura? ¡Los he investigado, ya sé todo acerca de ustedes y van a caer!
—¿Como lo... —Arturo presionó el arma en la frente de Taehyung.
—Te dije que te corrieras al asiento copiloto del puñetero auto.
