Stella estaba cómodamente sentada en su cama, con su laptop en el regazo, hablando en videochat con sus amigos de siempre. La pantalla brillaba con las caras familiares de Oliver, Tara, Mabel y Troy, que estaban esparcidos en sus respectivas habitaciones, relajados, disfrutando de las últimas semanas de vacaciones antes de regresar a la rutina.
- ¿Y entonces, Mabel? ¿Ya decidiste qué vas a hacer en tu cumpleaños? - Preguntó Stella, moviendo una mano distraídamente mientras jugueteaba con un mechón de cabello.
Mabel sonrió mientras balanceaba la cabeza.
- Nada loco. Estoy pensando en hacer algo tranquilo, una cena, tal vez. Pero definitivamente invito a todos, obviamente.
-Cuenta conmigo. - Respondió Troy con una sonrisa. - Lo importante es que haya comida, eso es lo que realmente me importa.
-Típico. - Dijo Oliver con una risa mientras levantaba las cejas. - La fiesta puede ser lo que sea, pero si hay comida, Troy es feliz.
- A ver, si hay algo que es lo suficientemente importante como para hacerme dejar mi casa... -Troy alzó una mano dramáticamente. - Es la comida.
Las risas llenaron el videochat, y Stella no pudo evitar sonreír también. Era uno de esos momentos simples en los que todo parecía encajar perfectamente. Hablaban de planes, de las últimas películas que habían visto, y de las clases que empezarían en unas semanas.
-¿Y tú, Stella? - Preguntó Tara, con una sonrisa traviesa. - ¿Cómo va la convivencia con tu nuevo compañero de piso? ¿Ya se acostumbró a que no todo en la vida es comida rápida?
Stella suspiró dramáticamente y puso los ojos en blanco.
- No me lo recuerdes. Kai es... Bueno, digamos que es un caso especial. Es como si tuviera alergia a cualquier cosa que implique cocinar o limpiar. Creo que su única conexión con el mundo real es su teléfono para pedir comida rápida.
-¿Tan mal? - Preguntó Oliver, riendo.
-Peor. - Dijo Stella. - El otro día, intenté explicarle lo básico de hacer una pasta simple, ¿y sabes lo que dijo? Que el microondas es el mejor amigo de la humanidad. Como si estuviera revolucionando la cocina o algo así.
Las carcajadas de sus amigos se hicieron más fuertes. Incluso Troy, que a menudo defendía lo práctico, no pudo evitar reírse.
-Pero bueno. - Añadió Stella. - Al menos hemos logrado coexistir... Más o menos. Aunque... ¿Podemos hablar de cómo siempre tiene cara de estar molesto por algo? Ni siquiera sé cómo hace para trabajar con esa actitud tan... Estoica.
Justo en ese momento, mientras las risas seguían, algo raro pasó. La luz de la habitación de Stella parpadeó, y antes de que pudiera procesarlo, todo quedó a oscuras. Su laptop emitió un pitido, y la pantalla se apagó en medio de una ola de desconcierto. La conexión había muerto, igual que la luz.
-¡No! - Exclamó Stella en la oscuridad. - ¡No, no, no, no! ¿Qué rayos...?
En el fondo, desde la habitación de Kai, se escuchó un grito de frustración.
-¡¿En serio?! ¡Un maldito apagón! ¡Justo ahora!
Stella soltó una pequeña risa involuntaria ante el grito desesperado de Kai. No era la única que odiaba los apagones, claramente.
Salió de su habitación con cautela, utilizando la luz de su teléfono para no tropezar con nada. El pasillo también estaba oscuro, pero desde el otro lado, la luz de la pantalla de Kai iluminaba ligeramente la puerta entreabierta de su habitación.
-Kai, ¿estás bien? - Preguntó Stella mientras se acercaba.
-No, no estoy bien. - Respondió él, visiblemente molesto. - Estaba en medio de algo importante y ¡puf! El apagón me lo arruinó. Ahora, ¿cómo se supone que voy a terminar mi trabajo?
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Frío o calor
Teen FictionEn el vibrante mundo de Los Ángeles, Stella Holland es una amante del calor que entra en su último año de la universidad. Su pasión por los colores cálidos y la vida social es tan intensa como su necesidad de un ambiente acogedor y lleno de luz. En...