12. El Desayuno Perfecto... O Algo Así

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La mañana siguiente comenzó como cualquier otra, aunque Kai, después de toda la agitación y la charla sobre "no estar celoso" con su hermano, parecía haber olvidado el asunto... o al menos estaba haciendo su mejor esfuerzo para actuar como si lo hubiera olvidado. Sin embargo, la tranquilidad no duró mucho.

El primer indicio de que esta mañana sería especial llegó cuando Stella apareció en la cocina, todavía un poco adormilada, en pijama y con el pelo despeinado, abriendo la puerta del refrigerador en busca de algo para desayunar. Kai estaba sentado en la mesa, aparentemente concentrado en su teléfono, pero sus ojos se desviaban hacia ella cada dos segundos.

- ¿Cómo dormiste? - Preguntó Stella con una sonrisa mientras sacaba una botella de jugo de naranja.

Kai, sin levantar la vista, se encogió de hombros.

- Como un bebé... - Contestó, aunque su tono parecía esconder algo de sarcasmo.

Stella tomó asiento frente a él, sirviéndose jugo y lanzándole una mirada sospechosa.

- ¿Estás seguro de que dormiste bien? Te noto... ¿Cómo decirlo? Tenso.

Kai levantó la vista con una ceja enarcada, tratando de mantener la calma.

- ¿Yo? ¿Tenso? Claro que no. -Respondió, tratando de parecer casual mientras se servía un poco más de café. - Solo estoy pensando... En cosas importantes.

- Ajá, claro, cosas importantes... -Repitió Stella, sin poder contener una sonrisa divertida. - Oye, ¿tienes algún problema si invito a Mason a desayunar? Dijo que quería probar mis famosos pancakes.

Kai casi se atraganta con el café. Tosió un par de veces y luego la miró, visiblemente alterado.

- ¿Mason? ¿El chico de Halloween? - Preguntó, haciendo un esfuerzo por sonar casual.

- Sí, ese mismo que vino el otro día. - Respondió Stella, como si fuera lo más normal del mundo. - Se ha vuelto un buen amigo... Y bueno, después de la fiesta y del otro día, pensé que sería agradable invitarlo de nuevo.

Kai rodó los ojos y se encogió de hombros.

- Claro, haz lo que quieras. -Respondió, intentando parecer despreocupado.

No pasaron ni diez minutos cuando el timbre sonó. Stella saltó de su asiento, contenta, y corrió a abrir la puerta, mientras Kai se quedó sentado, suspirando y luchando contra la tentación de rodar los ojos una vez más.

Al abrir la puerta, Stella saludó a Mason con una sonrisa radiante, y él entró con su misma actitud despreocupada, llevando consigo una pequeña bolsa de panadería.

- ¡Buenos días, Stella! - Saludó Mason, entregándole la bolsa. - Pensé en traer algo para complementar el desayuno.

Stella tomó la bolsa y le dio las gracias, pero antes de que pudiera responder, Kai apareció en el marco de la puerta de la cocina, cruzado de brazos y con una expresión que decía algo así como "me caes mal, pero lo voy a disimular... por ahora".

- Oh, hola... Kai, ¿verdad? -Saludó Mason, extendiendo una mano con una sonrisa amable.

Kai estrechó su mano, aunque con una leve reticencia, y le dedicó una sonrisa que parecía una mezcla entre un saludo educado y una advertencia.

- Así es, Kai. - Respondió, un poco seco y tratando de no parecer muy molesto de que se ha olvidado de su nombre.

Stella, ignorando por completo el extraño ambiente entre los dos, comenzó a preparar la mezcla de pancakes con alegría, mientras los chicos la observaban en silencio.

Frío o calor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora