Después de varios días de clases y de chocar con Mason cada vez que Stella lo mencionaba, Kai no esperaba otra cosa más que un fin de semana tranquilo. Pero, como era de esperarse, los amigos de Stella habían organizado algo que cambiaría sus planes: una noche de boliche en el centro de la ciudad.
El plan sonaba simple, y Kai pensó que podría ver a los demás jugar desde la comodidad de una silla. Sin embargo, pronto descubrió que todos, incluyéndolo a él, estarían participando en el "gran torneo de bolos de los campeones" que, según Stella, "iba a cambiar el destino de la humanidad." Por supuesto, la idea de Kai era más bien no romperse un pie o perder la dignidad, cosa que parecía difícil.
El lugar estaba lleno de luces de neón y música estruendosa; pantallas enormes mostraban a otros jugadores y la puntuación de cada grupo. Todos los amigos de Stella, Troy incluido, estaban emocionados, y la energía en el aire era contagiosa. Aunque Kai permanecía al margen, mirando con los brazos cruzados.
-¡Vamos, Kai! - Le animó Stella, ya lista para lanzar su primer tiro. - ¡Tienes que intentarlo!
Kai se acercó a la mesa donde estaban todos los balones de bolos, mirándolos con desconfianza. Levantó uno que, al parecer, pesaba una tonelada y media.
-¿Se supone que tenemos que lanzar estas rocas de demolición? - Preguntó, casi perdiendo el equilibrio mientras intentaba alzarlo.
Troy, que estaba ocupadísimo con un plato de papas fritas, solo se rió entre mordiscos.
-Vamos, Kai, no es tan difícil. Mira, hasta Stella lo hace y ella tampoco es experta. - Le dijo, con la boca llena y una papa frita a medio masticar en su mano.
Kai, decidido a al menos intentarlo, caminó hasta la línea de lanzamiento, respiró hondo, se inclinó hacia atrás y... ¡Zas! Soltó el balón que apenas rodó por la pista. Al intentar equilibrarse, terminó cayendo al suelo de espaldas con un ruido fuerte. El balón avanzó lentamente y, para sorpresa de todos, golpeó un solo bolo antes de detenerse.
-¡Lo logré! - Exclamó Kai, todavía en el suelo mientras miraba su pequeño logro. Troy y Stella aplaudían entre risas.
A medida que la partida avanzaba, los demás tomaban turnos y todos parecían divertirse. Stella ya llevaba ventaja con una serie de strikes que nadie, ni siquiera ella, podía creer. Mientras tanto, Kai hacía su mejor esfuerzo para no terminar en el suelo con cada intento. No había lanzado ni un solo strike, pero al menos había logrado derribar algunos bolos... La mayoría de las veces, por accidente.
Troy seguía siendo el campeón de la comida. Cada vez que pasaba una ronda, se levantaba para reponer su reserva de papas fritas y refrescos, y cada vez que volvía, tenía una montaña de papas que parecían un plato combinado. La escena no tardó en volverse tan cómica que incluso el grupo de al lado los miraba con curiosidad.
-¿Sabes, Stella? Deberías aprovechar y pedirle a Troy que se una a un concurso de comida. ¡Puede ganar una fortuna! - Bromeó Kai entre risas mientras observaba cómo Troy engullía papas sin cesar.
Stella le lanzó una mirada divertida y luego se enfocó en su próximo lanzamiento. Justo cuando se preparaba para lanzar, se escuchó una voz detrás de ellos.
-¿Perdón, llego tarde?
La Llegada de Mason
Mason había llegado, luciendo casual y perfectamente peinado, como si fuera el protagonista de una película. Al instante, todos los ojos, incluyendo los de Kai, aunque él jamás lo admitiría, se volvieron hacia él. Mason saludó a Stella y al grupo con una sonrisa relajada, y pronto se unió a la partida.
Kai observaba cada movimiento de Mason con una mezcla de desconfianza y curiosidad. Cada vez que Stella se alejaba para buscar algo, Kai aprovechaba para acercarse disimuladamente a Mason, lanzándole preguntas indirectas.
-Entonces, ¿te gusta el boliche? -Le preguntó Kai, cruzado de brazos y con un tono que intentaba sonar casual.
-Sí, la verdad, me gusta mucho. Es una buena forma de pasar el tiempo y estar con amigos, ¿no? -Respondió Mason, siempre amable.
Kai hizo un gesto de indiferencia mientras asentía, pero por dentro no podía evitar sentir algo incómodo. No le gustaba cómo Mason parecía siempre saber qué decir, ni cómo le sacaba risas a Stella tan fácilmente.
Por otro lado, Mason no parecía percatarse de la actitud de Kai y lo trataba con la misma amabilidad. Esto sólo lograba irritar un poco más a Kai, quien en su frustración, tomó otro balón de boliche y, en un intento de lanzar, perdió el equilibrio de nuevo y se fue al suelo con un estrépito, para disfrute de todos.
-¡Kai, creo que debes bajar el peso de tus balones! - Bromeó Stella entre risas mientras lo ayudaba a levantarse.
Mientras tanto, Mabel y Tara deciden buscar al chico de la grúa a través del portátil en la casa de Mabel.
De nuevo en el boliche, Kai había aceptado finalmente que sus habilidades eran limitadas y decidió sentarse un momento, dejando que los demás continuaran con el torneo. Mientras se recuperaba, miraba de reojo a Mason y a Stella, notando cómo se reían juntos. Mason, con su encanto natural, parecía conectar perfectamente con Stella.
Kai fingía no darle importancia, pero una parte de él sentía esa incómoda sensación de celos que nunca antes había experimentado. De vuelta en su casa, mientras hablaba con su hermano, no pudo evitar mencionar con frustración:
-Es que... ¿Quién necesita ser tan perfecto? Tiene que ser agotador ser él, ¿no crees? - Refunfuñaba mientras su hermano trataba de consolarlo con palabras amables. Sin embargo, Kai no parecía del todo satisfecho, aunque tampoco estaba listo para admitir que se sentía celoso.
Mientras tanto, Stella, en su propia habitación, estaba organizando las cosas del día, sin escuchar una palabra de lo que Kai decía. Al final, el "torneo" de boliche terminó con muchas risas, más caídas de las que Kai esperaba, y con un montón de historias para recordar.
Finalmente, el día llegó a su fin y todos se despidieron, llenos de anécdotas y listos para otro día de aventuras.
ESTÁS LEYENDO
Frío o calor
Teen FictionEn el vibrante mundo de Los Ángeles, Stella Holland es una amante del calor que entra en su último año de la universidad. Su pasión por los colores cálidos y la vida social es tan intensa como su necesidad de un ambiente acogedor y lleno de luz. En...