࿐♡ 05

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Jeongin despertaba de su tan relajadora siesta, desde hacía mucho que no dormía tan bien.

—Hola —dijo Chan, viendo a Jeongin ya despierto, aun teniéndolo acostado encima.

—Hola —respondió el menor con una sonrisa.

Jeongin se estiró un poco y vio por la ventana, era de noche, de un gran susto retrocedió un poco cayéndose de encima de Chan, casi golpeando contra el suelo si no fuera porque el híbrido sostuvo su brazo para que no choque en el suelo.

—¿Estás bien? —preguntó el más alto, Jeongin le había enseñado que cuando alguien está por hacerse daño o se hizo daño se decía eso.

—Sí... gracias —se sentó a su lado—. Tengo que irme, Seungmin ya debe estar buscándome y... —justo vio por la ventana que su amigo iba hacia allí, se suponía que Jeongin tenía que estar a las 8 en el castillo a más tardar.

—¿Seungmin? —preguntó Chan

—Sí, es mi mejor amigo —le sonrió—, pero me va a matar —pensó en qué podía hacer—. Rápido, abajo —apagó la única vela que estaba encendida y empujó a Chan hasta estar los dos acostados otra vez.

Tal vez Chan se confundió de palabras, o solo Jeongin lo dijo en otro sentido que era confuso para él, pero al decir "abajo" Chan supuso que él debía estar abajo, así que cambiando posiciones dejó a su menor debajo de él, sorprendiendo a Jeongin.

—No, no quería decir eso... —y escuchó la puerta ser abierta—. Silencio —susurró, tratando de hacerse pequeño y que Seungmin no sospeche que él estaba ahí.

Ambos estaban quietos en su lugar, Jeongin, alcanzando una manta los tapó a ambos para evitar que, a pesar de la muy baja la luz, pudiera verlos.

Pocos segundos después, escuchó la puerta de la habitación ser abierta y con ello un silencio que le daba tantos nervios.

—Tal vez en el pueblo... —y diciendo eso, Seungmin se fue.

Cuando Jeongin por fin escuchó las dos puertas de casa cerradas y a Seungmin fuera, pudo respirar como era debido.

—Chan, ya tengo que irme —dijo el príncipe debajo de las sábanas.

—No te vayas —contestó el híbrido.

—Tengo que hacerlo —trató de sentarse, pero los fuertes brazos de su amigo rodearon su torso.

—No te vayas —volvió a decir frotando levemente su rostro con la cabellera de Jeongin.

—Mañana temprano estaré aquí —acarició su cabeza.

Ahí Chan se separó y liberó a Jeongin, formando inconscientemente sus labios en un berrinche.

—Te traeré comida deliciosa, vamos, no te enojes conmigo —lo abrazó a voluntad.

Pero no obtuvo respuesta.

—Mañana volveré temprano e iremos a recoger plantas, ¿sí? —y besó su mejilla, tal vez con eso, Chan lo perdonaba.

—Sí —le sonrió sosteniendo las flores que antes le había regalado en su mano.

—Voy a llevarme esto... Gracias otra vez —sostuvo las flores con una sonrisa—. Buenas noches —besó su frente como todas las noches antes de irse.

Y una vez fuera de la cabaña, se apresuró para llegar al castillo.

—¿Dónde estabas? —una voz, aquella que quería evitar se hizo escuchar.

—Ah..., en el pueblo.

—¿Y esas flores?

—Me las regalaron —ni siquiera lo miró.

—Entonces las pondré con las otras —Seungmin quiso tomar las flores, pero Jeongin se lo impidió.

—¡No! Ahm... Es que..., estas me gustan mucho, las pondré en mi habitación —y se escapó.

—Bueno...

(...)

—Chan —Jeongin llamó cuando entró a casa, no hubo respuesta, pero escuchó algo caerse, dejando la canastilla con comida a un lado fue a ver qué era y se topó con un puma color negro grande, que se paseaba en la sala.

Estaba por gritar, hasta que ese animal lo vio y sus ojos cambiaron, eran suaves y gentiles, que cuando miraban a Jeongin, sus orejas bajaban y su cola se movía.

—¿Chan? —preguntó y el animal solo se acercó, acostándose a sus pies, envolviendo su cola en la pierna del príncipe.

De un momento a otro, aquel animal se convirtió en humano, en su amigo que estaba frente a él.

—Sigues con la ropa que te di... no sé rompió —Jeongin miraba a Chan vestido en frente de él.

—Hola —dijo con una sonrisa.

—Hola —respondió de igual forma—. Te traje el desayuno —abrió su canasta, ahí estaban sus tres comidas, pero primero era el desayuno.

Chan miraba a Jeongin con una sonrisa, queriendo estar cerca de él lo más posible.

Hace unos días, Jeongin le dejó unos cuantos libros para que Chan practicara su lectura y las palabras que no entendía, se las explicaba después.

Eran varios libros, de varios géneros, romántico, pelea, lírico, dramático, infantiles, terror, suspenso, todos los que Jeongin tenía.

—¿Qué haces? —preguntó cuando Chan lo abrazó por la espalda mientras Jeongin sacaba el desayuno de la cesta.

—Jorge abraza a Rita así en el libro —explicó.

—Oh, sí, lo hace —pensó que era una clase de demostración para decirle que había entendido bien los primeros capítulos—. ¿Qué más hacían? —preguntó Jeongin, nunca terminó de leer el libro, sólo los primeros tres capítulos.

Chan levantó su rostro haciendo chocar sus labios con la nuca de Jeongin, luego, sin levantarlos, recorrió así toda su nuca. Mientras Jeongin estaba quieto en su lugar ¿eso pasaba en el libro? Tal vez debería volver a leerlo.

—Chan, el desayu... —y sintió las manos contrarias entrar en su camisa, tocando su estómago, aún en la posición que estaban.

—¿Sí? —el híbrido paró sus movimientos, susurrando ese "¿sí?" cerca de su oído.

—El..., el desayuno está listo... —su corazón latía con furia. ¿Qué estaba pasando? ¿Y por qué reaccionaba así?

—Comamos —se separó por completo levantando su plato dejando a Jeongin con las mejillas rosas y pensando en por qué había reaccionado así a una simple demostración de un libro.

—Comamos —se separó por completo levantando su plato dejando a Jeongin con las mejillas rosas y pensando en por qué había reaccionado así a una simple demostración de un libro

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Mongrel ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora