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Jeongin estaba acostado en el pecho de Chan, era la noche de su cumpleaños, pese a solo estar ellos dos, hace mucho que no se sentía tan especial como ese día.

Era hasta mágico.

—¿Besito? —preguntó Jeongin abultado suavemente sus labios.

—Los que quieras —Chan quien sonreía desde hace horas sujetó su cintura, para postrarse sus labios contra los suyos.

Fue un beso de al rededor cuatro segundos, seguido de besos de picoteo, pequeños besitos en todo el rostro del que ahora tenía 19 años.

—Amo amarte —Chan le sonrió mientras abrazaba su cuerpo.

—¿Y si nos quedamos aquí? —dijo Jeongin—. Extraño dormirme en tu brazo.

—Quedémonos, yo voy a protegerte de todo, recuerda, soy tu valiente caballero —besó sus nudillos—. Siempre voy a estar para ti.

—Entonces quedémonos —se acomodó en su encima—. Mientras estés conmigo, siempre voy a estar bien.

Entonces, en medio de la noche de cumpleaños de Jeongin, mientras sus cuerpos soñaban uno al lado del otro, una parte más de ellos se unió de igual modo.

Estar juntos era algo, estar unidos era otra cosa.

(...)

Los tres días que se habían proclamado de luto para los padres de Jeongin, se convirtieron en dos semanas, por señal de respeto y compañía a Jeongin, los tres príncipes se quedaron por órdenes de sus padres y Reyes, puesto a que ellos no podrían ir a mostrar luto a sus compañeros gobernantes.

Pero en esas dos semanas, todo el pueblo se había calmado por completo, habían vuelto a la alegría y a convivir de manera tranquila, ahora emocionados y expectantes a la coronación del príncipe heredero que sería coronado esa tarde.

—¿Listo? —preguntó Chan mientras desayunaba al lado de su príncipe.

—No, siguiente pregunta —suspiró.

Estuco toda su vida preparándose para el momento en que tenga que tomar el puesto de su padre y su madre, ahora que había llegado debía tomarse unos minutos al despertar para asimilar todo lo que estaba pasando. ¿Y si no lo hace bien? Tenía muchísimo miedo de equivocarse en frente de todo su pueblo, él no quería defraudar a nadie.

—Debería ir a elegir el color de la túnica antes de que Seung...

—¡Jeongin! —dijo Kim entrando de golpe a la habitación donde Jeongin y Chan estaban desayunando—. Tienes cuatro minutos para colocar los colores o lo hará el príncipe Jisung.

—¡No! ¡Jisung no! —dijo Jeongin—. Esos colores no me quedan.

—Entonces, ¿porque sigues aquí? Rápido, hay muchas cosas que hacer.

Jeongin salió corriendo mientras, sin que Seungmin se dé cuenta, colocó una pequeña nota arrugada en la mano de Chan.

"¿Nos vemos en el jardín a las 11?"

Eso solamente hizo que Chan sonriera como un tonto, otra vez.

(...)

—Esto es bobo —Jeongin era vestido por sirvientes, ni siquiera había un espejo, nunca vio una coronación, pero sabía que la túnica de ceremonia no debía ser tan larga.

—Pues un niño llamado Yang Jeongin dijo "elabórenlo a talla" y nunca se lo probó hasta ahora, así que no tenemos tiempo de recortarla.

—Es algo grande.

—Tú eres pequeño.

—¡Solo me ganas con un centímetro! —Jeongin se quejó divertido, Seungmin estaba dado la vuelta sin ver a Jeongin hasta que este del todo listo, con todos los detalles puestos—. ¿Y cómo me queda? —dijo anunciando que ya había terminado.

—Seguro te ves... —y cuando lo vio, solo pudo divisar a un pequeño niño, aquel con el que había crecido, a su pequeño hermanito, con el que jugaba con la corona de sus padres, vestido con telas color crema, delgadas y con vuelo en la parte de los brazos y el final de las piernas.

Se suponía que debía ser un poco largo la parte trasera para que arrastre un poco al momento de caminar, pero como era más grande de lo usual, arrastraba alrededor de 40 cm. Y le daba un pequeño toque especial, también los volados en todas las partes.

—Te queda bien... —dijo con una sonrisa—. Serás un gran Rey —se acercó a él, colocando en su cabeza la corona de príncipe, la cual cambiarían en la ceremonia por una hecha a su medida, especialmente para él.

—¿Crees que puedo hacerlo bien?

—Lo harás excelente —peinó un poco su pelo—. Ya estás listo, ahora, por favor, no ensucien la parte del vuelo trasero antes de la ceremonia.

—Está bien, tendré cuidado —y con eso, caminó hasta donde supuestamente le dijo a Seungmin, los baños, pero en verdad iría a ver a Chan al jardín.

Estaba ansioso por verlo, al ser su caballero, también iría vestido de manera especial, su camisa blanca sería cambiada por una color crema, el pantalón sería cambiado por uno de tela azul marino y el chaleco sería cambiado por uno de cuero color café, portando envainada su espada.

Caminó sujetando la parte trasera del pantalón holgado que llevaba ese día, que era un hanbok más holgado de lo habitual y largo, un pequeño error de parte suya al no probárselo a tiempo.

Llegó al lugar acordado, sin ver a Chan hasta que escuchó a alguien caminando y cuando volteó, Chan tenía una pequeña flor en manos y una sonrisa en su rostro.

—Te ves... tan bonito —dijo el más alto—. Está flor es pequeña... pero queda a la perfección contigo.

Y colocó aquella pequeña margarita blanca en el pelo de Jeongin, agregando un toque más a su estilo.

—Tú te ves muy elegante —dijo Jeongin, igual con una sonrisa—. Pareciera que nos estamos casando.

Dijo sin pensar lo último, pero provocó un descontrol completo en el corazón de Chan.

—En ese caso, puedes besar al novio —Chan sujetó su cintura sin previo aviso y del mismo modo beso sus labios—. ¿Quieres caminar al altar conmigo? —preguntó ofreciendo su brazo.

—No puedo ensuciar la tela o Seungmin...

—Mejor para mí —y con eso levantó en brazos a Jeongin, estilo princesa—. Es como si camináramos a nuestra nueva casa de recién casados, ¿no crees?

—Sí... me gustaría eso —se apoyó en el pecho de Chan mientras este lo llevaba hasta dentro del castillo otra vez, la ceremonia ya iba a comenzar.

Cuando lo dejó en el suelo, ya listo para entrar al principio de la gran celebración, cuando vio a todo el pueblo esperando a Jeongin, a los tres príncipes, a Seungmin y Changbin esperando por él, se dio cuenta de que, entre todas esas personas, Jeongin lo había elegido a él.

Desde aquel momento cuando pasó su primer beso correspondido en medio del campo de flores, juró lealtad y amor incondicional hacia él.

Hoy, cuando vio sus brillantes ojos mirándolo solamente a él, reafirmó un millón de veces esa promesa.

Siendo Jeongin Rey, ¿qué ha de pasar?

Siendo Jeongin Rey, ¿qué ha de pasar?

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Mongrel ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora