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Jeongin despertaba en la mañana del día siguiente, siendo abrazado por esos brazos protectores que bien conocía.

Ayer lo hicieron dos veces, no fue una como Jeongin dijo, pero al menos no fueron tres.

Chan estuvo mayoría del acto haciéndolo de manera feroz y violenta, sin dejarle a Jeongin siquiera dar un respiro o pensar en otras cosas, se encargó que todo lo que esté en su cabeza fuera él.

Y funcionó muy bien.

Pero ahora tenía muchas preocupaciones, sus padres ya no estaban... así que él asumiría el trono.

—Príncipe Jeongin —se escuchó desde afuera, la puerta estaba asegurada así que nadie podía entrar—. Su desayuno está listo —y no hubo más palabras.

—Chan —Jeongin susurró esperando despertar al híbrido—. Hey~ Chan~

—Solo un ratito más —lo atrajo a su cuerpo, mezclando sus calores—. Quiero disfrutar mi tiempo contigo ahora.

Y lo que ellos hacían ahora no era nada más que estar acostados en la mañana, nada especial, bastante común, pero para Chan era lo más preciado que podría tener.

—Tengo que hacer varias cosas —suspiró sabiendo que ahora debía organizar la coronación.

—Te tengo muy poco tiempo en el día, solo un ratito más, por favor —besó su nuca.

Jeongin no dijo nada, solo se dio la vuelta mirando el rostro adormilado de Chan, con su pelo despeinado y su mejilla chocando en la almohada.

Se supone que cuando una persona despierta en la mañana es cuando peor se ve, entonces ¿por qué Jeongin sentía que podría mirarlo por horas y seguir sintiendo ese "no sé qué" en su estómago?

Ni siquiera esperó a que el contrario abra sus ojos, sostuvo su rostro en sus manos y besó sus labios siendo inmediatamente correspondido, sintiendo esas manos en su cintura, sujetando de manera firme mientras parecían desayunar los labios contrarios, sintiéndose por completo en ese choque de belfos.

—Ahora sí —Jeongin se separó de unos cortos minutos—. Vamos a desayunar.

—Sí, voy a cambiarme y... —la puerta fue tocada.

—Jeongin~ —se escuchó desde afuera—. Recuerda que debemos ir al valle hoy —era Minho.

—Perdón, me olvidé que desayunaría con ellos hoy, yo... —y otra vez sus labios fueron atacados, solo por unos cinco cortos pero intensos segundos.

—Diviértete y cuídate mucho —besó su frente para ir a su habitación.

Jeongin se quedó con la mente en blanco después de eso, le robó un intenso beso, lo dejó sin aliento y todo despeinado, no era justo.

—¿Jeongin? —tocaron la puerta otra vez.

—Ya voy.

(...)

Era el momento del almuerzo, Jeongin y los demás príncipes volvían del valle, Jeongin no le dijo a nadie sobre lo de sus padres, en ese momento estaba ignorando la realidad y decirles le haría volver a la misma.

—Yo tengo postre solo los jueves —Yongbok comía sus pastelitos con una sonrisa—. Tú lo tienes todos los días.

—A Jeongin le encantan —explicó—. Lo hacen especialmente para él y desde que también me gustan a mí, Jeongin mandó a hacer más.

—¿Está bien que me lo coma? —Yongbok tenía toda su boca llena de esos pastelitos.

—Sí, come lo que quieras —le sonrió.

Hablaron amenamente hasta que los príncipes entraron a la sala de cocina para ver el menú de almuerzo.

—Chan —Jeongin llamó desde afuera del comedor.

—Ahora vuelvo —el híbrido avisó a su amigo.

Chan salió en búsqueda de aquella voz que bien reconocía, viendo al próximo rey entrando a su baño privado mientras lo seguía llamando.

—¿Sí? —dijo cuando por fin pudo alcanzarlo—. ¿Pasó algo? ¿Te duele algo? ¿Hay algo que quieras...?

—No, solo venganza —sentó a Chan en una silla unitaria que estaba dentro del baño, ahí solía colocar su ropa para darse una ducha antes de entrar al sauna.

Lo sentó, se sentó en encima de él y de manera rápida unió sus labios, empezando un beso desenfrenado y violento, dejando a Chan completamente confundido y aturdido por lo que estaba pasando.

Pero de todos modos sus manos se guiaron a sus muslos, masajeando también de manera rápida como el beso.

Pero tan rápido como empezó, así terminó.

Jeongin solo se paró, se separó y habló antes de irse.

—Diviértete mucho hoy —y se fue lamiendo sus labios.

Pasaron tres segundos desde que Jeongin se fue para que Chan procesara todo lo que había pasado en alrededor de veinte o treinta segundos.

¿Cómo se atrevía Jeongin a dejarlo así?

Definitivamente no acabaría ahí.

Pero hasta el momento de su venganza, pensaría con una sonrisa lo espontáneo e inesperado fue tener un beso así de hambriento de Jeongin.

Y por otro lado estaba Jeongin, lavándose el rostro con agua fría, sintiendo sus mejillas arder por la vergüenza de haber hecho eso.

—Jeongin, ¿tienes fiebre? —Hyunjin apareció detrás de él.

—¿Ah? No, no... solo... Oh, mira, ya es tarde para hacer el papeleo de mañana, nos vemos en dos horas —y escapó sin responder a nada de lo que le había preguntado.

Ni siquiera él sabía por qué había hecho eso con Chan, simplemente lo hizo sin saber si iba a ser buena idea o no, y no se arrepentía para nada de haberlo hecho.

Ni siquiera él sabía por qué había hecho eso con Chan, simplemente lo hizo sin saber si iba a ser buena idea o no, y no se arrepentía para nada de haberlo hecho

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Mongrel ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora