AteneaCuando sentí el beso en la frente, sentí un calor abrazador, los latidos de mi corazón aumentaron, y allí entendí, entendí que me estaba gustando Demian y eso no podía ser posible.
Éramos esposos, si, pero solo por papel, y por un tiempo determinado, Demian es muy atractivo, pero mujeriego y esos hombres no cambian.
Que tendremos las mujeres en la cabeza para que nos gusten hombres así.
Paso un rato y él llegó con la comida china, nuestros dedos se rozaron cuando Demian me entregó la comida y allí volvió a hacer aparición la corriente electrica. Comenzamos a comer muy Augusto y dándonos miradas de vez en cuando.
Luego de comer ambos volvimos a nuestro trabajo, a Demian le fue bien en la reunión con los ingleses y el resto de la tarde fue tranquilo, llegó la hora de salida.
Recogimos nuestras cosas y bajamos juntos al estacionamiento, para suerte mía ya todos se habían ido y nadie vio que nos vamos juntos, emprendimos camino hacia su casa o debería decir mansión, en un silencio cómodo.
Llegamos y al entrar nos llegó un olor delicioso. Ninguno se resistió ya que ambos fuimos a la cocina, de allí salía el olor.
Nana nos estaba esperando con un pastel de chocolate, me encanta el chocolate.
— Gracia Nana me encanta el chocolate.
— Que bueno mi niña porque la hice para ti — respondió Nana mientras me daba una sonrisa de ternura, no aguante mas y la abrace.
— Me siento reemplazado — dijo Demian mientras nos miraba de manera divertida.
— Bueno no puedo hacer nada si te sientes inseguro mi niño — contesto Nana aguantando la risa, muy al contrario de mi que si solté la carcajada.
Demian nos veía con una fingida molestia y luego subió con una falsa indignación. Nana al ver esos gestos no aguanto más y se empezó a reír al igual que yo, me senté en la mesa que hay en la cocina y comencé a comer mi porción de torta junto con nana. Termine de comer y dejé mi plato en el lava vajillas para después ir a la habitación.
Al entrar a la habitacion ví que Demian venía saliendo del baño y tenía una toalla enrollada alrededor de su cadera, me quedé mirando sin descaro alguno su torzo, definitivamente Demian tiene un muy buen cuerpo, me provoca pasar la lengua por cada gota de agua que resbala por su cuerpo.
Pero que carajos estoy pensado, no estoy tan necesitada.
— Cuando tú quieras puedes comerme, todo esto es tuyo Atenea, soy tu esposo — dijo entre divertido y serio.
Trague grueso, que Demian dijera eso, solo le daba cuerda suelta a mi imaginación, quería que me tomara y me pusiera en cuatro y me nalgueara mientras me embestía.
— Lo dices de verdad, porque estoy muy estresada y llevo mucho tiempo sin sexo, me vendría bien relajarme — respondí con una mirada hambrienta mientras me acercaba a el, Demian es mas alto que yo asi que subi la cabeza para poder verlo mejor, vi que sus pupilas se dilataron y oscurecieron.
Demian trago grueso y me miró de la misma manera que yo lo ví a él. — Atenea no estoy para estos juegos y menos si te deseo, tengo tantas ganas de estar en tu interior que no puedo diferenciar si esto es una broma o no.
— Y quién dijo que esto es una broma — obvio que si lo es pero todavia no se lo diré quiero ver hasta donde aguanta, pienso, mientras tocó su entre pierna sin retira la toalla.
Comencé a tocar a Demian por debajo de la toalla, primero acaricie sus bolas y note que estaban duras seguí palpado hasta llegar a su pene, lo acaricie con lentitud y suavidad, su pene ya estaba despierto y eso solo hizo que se me hiciera agua la boca. Pero no lo demostré.
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Visa de Amor
RomanceAtenea es una muchacha venezolana que llegó a los estados unidos hace 5 años con ayuda de su mejor amigo, luego de 5 años la quieren deportar a lo que ella obviamente no quiere, así que su mejor amigo le da una idea. Casarse con Demian, un atractivo...