Lágrimas

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Sam despertó de la siesta que sin querer tomó en la habitación de Sumi por el sonido del timbre de su casa. Era sábado ¿quién podría ser?

Con pereza se dirigió al interphone para checar quién era desde la cámara. Afuera estaba Mon, dando pasos de un lado a otro, parecía ansiosa.

Apretó el botón para abrir la puerta y permitirle la entrada. Rápidamente se dirigió hacia la puerta de la sala para recibirla.

- Mon, no te esperaba. ¿Estás bien?
Preguntó preocupada por el semblante de su ex.

Mon no respondió nada y apenas estuvieron los suficientemente cerca, le plantó una bofetada a Sam.

Sam volteó su rostro e instintivamente se llevó su propia mano a la mejilla, volteó a ver a Mon confundida, sus ojos se pusieron vidriosos y buscaban una respuesta en el rostro de la castaña.

- Te quedas una noche con Sumi ¿y permites que pase la noche esa mujer aquí?

- ¿De qué hablas? No entiendo nada.

- Nunca debí confiar en ti, no tienes idea de lo que es cuidar a una niña, ese tipo de cosas las tenemos que conversar antes.
Mon estaba furiosa, pocas veces la había visto así.

- ¿Qué cosas? ¿De que hablas?
Preguntó sin entender nada.

- Si permito que mi hija pase la noche fuera de casa, tengo que saber con quién compartirá techo, es una niña de cuatro años, no quiero que conviva con cualquier persona.

- Oh, hablas de Nita, ella no vive aquí, ayer tuvo un inconveniente y me pidió...

- No me interesa, no te estoy pidiendo explicaciones, puedes vivir y dormir con quien tú plazcas, simplemente si Sumi dormirá aquí, preferiría saberlo para no exponer a mi hija a extraños ni a nada que cause confusión en ella.

Sam se quedó callada, para este punto no sabía si debía darle explicaciones o no, si debía justificarse, cualquier cosa podría poner más molesta a Mon.

- Se que no quieres explicaciones, pero tengo que darlas; Nita pasó la noche aquí, pero estuvo en el cuarto de huéspedes, yo dormí con Sumi y me aseguré de que estuviera segura.
Comentó con tranquilidad Sam y le hizo una seña para invitarla a sentar en el sofá, Mon se sentó un poco más calmada.

Se quedaron en silencio un momento, ninguna de las dos sabía qué decir, Mon seguía molesta pero sabía que había reaccionado impulsivamente.

- Sumi está muy confundida y no sé cómo tratarlo.
Mon se sinceró.

- ¿Qué pasa con Sumi?
Sam se acercó a Mon y tomó ambas manos de su ex esposa, para su sorpresa, no la rechazó o alejó.

- Me comenzó a hacer preguntas, y no sé cómo responderlas.
Estaba afligida y estresada por ello, y Sam lo podía notar en su semblante.

- ¿Qué preguntas? Es nuestra hija, quiero ayudar.

- Al parecer vio a Nita aquí, y eso la confundió, me comenzó a preguntar si las mamás podían tener más novias, si los besos se daban solo a esposas o a amigas, y me preguntó si podíamos vivir aquí.

Sam solo la escuchó, mientras acariciaba sus manos para calmarla, quería aclararle que Nita no era su novia, y que no se habían besado, pero sabía que en ese momento lo que necesitaba Mon era desahogarse.

- Le dije que por el momento viviríamos con sus abuelos y ella podría quedarse contigo algunas noches, entonces comenzó a gritar y me dijo que sí tú vivías con esa mujer y nos alejábamos sería mi culpa.

Para este punto la voz de Mon se entrecortaba por el llanto contenido.

- Todo esto es mi culpa.
Dijo Mon entre sollozos.

- Hey, la única culpable soy yo, y te prometo que solucionaré todo.

- Siempre quise que Sumi supiera que fue traída a este mundo con amor, que tú y yo vivimos la historia más hermosa y ella era fruto de eso, creció viendo las fotos de nuestra boda, le dije que no estabas presente porque trabajabas mucho, y ahora que es más grande no sé cómo parar toda esa fantasía sin romper su corazón.

En ese momento Mon comenzó a llorar, una parte lloraba por Sumi ¿Cómo le explicaría a una niña de cuatro años que vivió idolatrando a su madre por las historias que le contaba al dormir, que todo era una fantasía? Lloraba porque extrañaba tanto a Sam y lloraba porque por primera vez podía descargar todo lo que sentía con la única persona que la entendería.

Sam limpió con sus manos las lágrimas que caían sobre sus mejillas y atrajo su cuerpo hacia ella para abrazarla.

No dijo nada, con una mano acariciaba su cabello intentando darle consuelo. Sam por su parte estaba reflexionando todo lo que dijo Mon, todo lo que pasaba con Sumi, se sentía como una tonta, nunca debió permitir que Nita pasara la noche ahí, no sin el permiso de Mon, y sin pensar en las repercusiones que tendría en una niña tan pequeña como su hija ¿Cuántas situaciones difíciles habría tenido que atravesar Mon por sí sola? Se sintió como la peor persona.

Poco a poco el sollozo de Mon se calmó y su respiración se volvió tranquila y se separó lentamente del abrazo de Sam.

- Lamento mucho no haber estado antes para ti, para ustedes.
Ahora era Sam quien derramaba lágrimas.
Mon limpió las lágrimas con sutileza del rostro de Sam sin dejar de ver sus ojos, eran magnéticos para ella.

Ambas comenzaron a acercar sus rostros sin pensarlo, sin saber cómo sus cuerpos estaban siendo atraídos, ambas temblaban por el nerviosismo, o por el llanto, no sabían.

Mon rompió la ligera separación y unió sus labios a los de Sam, quien no desaprovecharía la oportunidad de besarla. Abrió su boca para corresponder el beso, puso sus manos sobre sus mejillas para no dejarla escapar y pronto sus lenguas se encontraron después de tanto tiempo. El beso era salado por las lágrimas que ambas habían derramado, su respiración comenzó a acelerarse y la intensidad de la interacción de sus labios aumentó, las manos de Sam bajaron a la cintura de Mon para atraerla más, si es que era posible. Y Mon por su parte, tomó por la nuca a Sam.

Sam empujó con suavidad a Mon para recostarla sobre el sofá y volcarse sobre ella sin dejar de besarla un solo instante.

La ropa de Mon le comenzaba a estorbar a Sam, tenía la mano sobre la blusa, quería desabotornarla, pero no quería asustar a Mon, esperaría a que ella diera el siguiente paso.

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⏰ Última actualización: Sep 16 ⏰

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