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-¡no me importa que no sea su trabajo quiero que lo busquen y lo traigan aquí¡- los gritos son tan fuertes que puede escucharlos nada más salir del elevador.
Esta fresco como una lechuga.

Se acaba de dar un baño y aunque huele a jabón de hospital siente que puede bailar.
Su cabeza a dejado por ahora el tema en paz.

-¡ESTOY PAGANDO POR...!- Sergio se sorprende al saber que quien arma todo aquel espectáculo es su "esposo"
El rubio deja hablando solas a tres personas que no sabe quienes son para acercarse a él de manera presuroso.
-¿donde te habías metido?- sus brazos lo rodean y siente como la cabeza del más alto se esconde  en su cuello.

-espero que sospeches donde estuve ahora- responde después de escucharlo respirar.
Max por fin se aleja.

Su gesto es calando aunque sus ojos no parecen seguir aquella calma.
Están oscurecidos por el miedo y la preocupación.
-me dijeron que podemos irnos a casa- le informa jugando con sus mechones chocolate.
Aún están húmedos por la ducha.

Se a levantado temprano y ha partido al hospital.
Oscar ha llegado por la madrugada para cuidar a la bebe, diciéndole que es mejor a que esté en el hospital por que su esposo podría fugarse, como lo intentó ayer por la mañana.

Y tal vez Sergio no lo recuerda para nada, pero está ahí haciendo el mismo gesto que siempre hace para tranquilizarlo.
Max se arrulla y su rostro busca el tacto cálido de aquellas manos.

Regresan a la habitación y esperan pacientes las órdenes del doctor.
Sergio ha ofrecido una disculpa en su nombre.

Ellos dicen que no hay nada malo, eso hace que Max tenga una mezcla entre asustado y molesto.
Le han dado algunas vitaminas para el cerebro, así como una cita médica para ver su proceso.

El neerlandés le extiende una maleta, es pequeña pero tiene todo lo necesario para no salir con pijama o batas de hospital.
El le agradece y se alista.

-platícame cómo nos conocimos- le pide cuando ambos están en el auto.
El castaño se atreve a tomar la mano de Max.

-estaba celebrando mi victoria en un bar de Mexico,  había otras personas conmigo... ya sabes algunos pilotos más. Estábamos en el mismo bar solo que tú sentado en la barra con una fea chaqueta café- las facciones en su rostro se relajan y hay una sonrisa que es real, Sergio está encantado con aquel gesto.
-estabas en tu mundo, ignorando por completo que a unos metros de distancia estaban un montón de pilotos famosos, guapos y ante todo borrachos-

Sergio se ríe por el último comentario.
-suelo ser distraído- se defiende y Max alza las cejas callándose lo que podría ser un comentario sarcástico.

-las botellas no llegaban y mis compañeros como buenas personas me enviaron a mi por ellas ¡era el campeón y aún así dijeron "ve tu"!- Sergio ríe nuevamente.

-suenas como todo un narcisista- le reprochó.

-yo creo que sueno como alguien que tiene mucha razón- hay un toqueteó suave entre sus manos y Max continúa.
-me acerque y espere... luego me viste tenias un trago en la mano era una margarita tus ojos estaban muy abiertos, estabas impresionado con ese gesto tierno en tus labios... y yo... yo te maldije en mi cabeza-

-¿amor a primera vista?- bromea él.

-pensé: genial lo que me fajaba un fan, pero tú no te acercaste a mi a pedirme algo, ya sabes fotos, autógrafos o incluso prendas de ropa- Max se estaciona por fin a fuera de una casa grande en color gris, pero ninguno se baja.
-te quedaste en ese banco solo a centímetros de mi, observándome con adoración. Tomé las batallas y me fui- su mirada clara perdida entre las ventanas frente a él.
-así que me acerque a ellos y les dije: me acaba de pasar la cosa más rara del mundo. Carlos se comenzó a reír llamándome tonto, mientras que Charles seguía diciéndome que siempre me siento como el pastel de crema entre pan integral... así que Carlos se levantó y fue hasta tu lugar se recargó en la barra, sonrió como el coqueto que es y te invito a bailar-

Todo parece maravilloso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora