III

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El trabajo estaba avanzando de la forma correcta. Jiwoong, al parecer, sabía más de lo que aparentaba. Y eso de cierta manera era bueno. El pelinegro siempre se esmeraba por sorprender a las personas, o eso parecía, porque de alguna u otra manera siempre terminaba consiguiéndolo.

Es una especie de caja sexy llena de sorpresas, supongo.

La investigación terminó siendo realizada, todo el marco teórico estaba concreto y correcto. Aunque, claro, ¿por qué no lo estaría si lo hizo Ricky?

Jiwoong se encargó de la decoración, es decir, colorear, transcribir y adornar cartulinas, o como él prefiere llamarlo, "el diseño gráfico y visual del trabajo". Pues, dice que la presentación es un elemento importante, y quien lo hace tiene una mente abierta y creatividad ilimitada, y eso le abrirá miles de puertas. Por supuesto, además del útil pero corto resumen que hizo.

Ricky debía de admitirlo, le pareció bueno. Pero prefirió que continuara trabajando en la decoración, en su relación él siempre era el listo.


















—Ricky, tengo hambre, aliméntame —dijo Jiwoong, el cual se encontraba sentado en una alta silla posada en el comedor de aquella casa. Se estiró con lentitud, provocando que algunos huesos de su cuerpo resonaran entre las paredes. Sin más por hacer, se levantó tedioso y caminó hacia la cocina, lugar donde se encontraba el pelirrojo—. Sé que debo atenderte debido a que estamos en mi casa... pero, amigo, esta es como tu casa. Hay pizza en la nevera.

—Claro, aprovechemos las inigualables habilidades gastronómica de Ricky —dijo sarcásticamente—. ¿Me viste cara de refrigerador? —reprochó mientras se apresuraba en sacar la comida, metiéndola en el microondas sin más.

—Probablemente utilizar un microondas requiere de una habilidad extraordinaria. Y, en realidad, ahora mismo te veo como un deseable pedazo de carne —rieron los dos al unisono.

—Si esperas que diga algo como "ven, cómeme", entonces tu espera será eterna.

—No seas un mentiroso, no podrías negarte. Soy indudablemente irresistible

—¿Me ves como un pedazo de carne fácil?

—No, pero lo hace más interesante.

—De vez en cuando, amigo, das miedo —dijo el pelirrojo, sacando finalmente el alimento tan esperado por ambos.

Caminaron en conjunto hacia el comedor, preparando platos, vasos y utensilios.

—¿Doy miedo cuando tengo hambre? —tomó un trozo de pizza y se dedicó a darle una amplia mordida.

—Un poco, quizás —dijo haciendo lo mismo.

—¿Y eso a qué se debe? Tú eres una bestia al comer, yo no.

—Sientes envidia, porque por mi parte, si sé cocinar.

—Utilizar un microondas no cuenta como cocinar.

—Sí, si cuenta.

—No, Ricky, no.

—Jiwoong, estoy diciendo que si cuenta.

—No, debido a que..

—¡Para! —interrumpió. El plato con comida, para ese preciso momento, ya estaba vacío.

—Bien, bien, tranquilo. ¿Ya le dijiste a tu mamá que te quedarás a dormir?

—Claro que si, le mandé un mensaje de texto —contestó el menor sin darle más importancia al tema. Jiwoong asintió, Ricky podía observar como una sonrisa casi inexistente se formaba en la comisura de los labios del contrario.

—Entonces, creo que ya es tiempo de contarte mi secreto —dijo con determinación. El pelirrojo subió las cejas con sorpresa y se dedicó a observarlo con atención.

—¿Cómo? —Jiwoong encogió sus hombros al escuchar tal respuesta.

—Si vas a quedarte, necesitas saberlo —dijo. Ricky lo observó con incredulidad, ¿qué tenía que ver aquél secreto con quedarse a dormir esta noche?

—¿Qué esperas? Dime —le pidió.

—Tengo problemas nocturnos, Ricky —dijo. El contrario sonrió ante ésto, ¿por qué lo hacía sonar tan mal? No consideraba que sea realmente un problema.

—Tranquilo, yo también ronco y lanzo patadas a mitad de la noche.

Jiwoong soltó una carcajada. Amaba la inocencia de su amigo y la manera tan eficaz con la que podía pasar por alto los problemas, algunas veces.

—No me refiero a esa clase de problemas. Tengo un trastorno... extraño. —intentó explicar. ¿Un trastorno?

—¿De qué se trata? —cuestionó intrigado, con sus cejas fruncidas acompañadas de una expresión de obvia confusión.

—Padezco de Sexomnia. —pronunció. El pelirrojo que se encontraba escuchándolo con determinación alzó una ceja en señal de desconcierto.

—¿Eso es comestible? —Jiwoong empezó a reír al escuchar la estúpida respuesta.

—¿Seguro que deseas quedarte a dormir conmigo? —le cuestionó con un tono de voz travieso.

—Si supiera lo que es eso, ¿tendría que no estarlo?

—Totalmente —afirmó.

—No puede ser demasiado malo. He dormido con Gyuvin, sus pies apestan. ¿Qué puede ser peor? —preguntó con una sonrisa burlona, rodeado de un aire confiado. No creía que Jiwoong tenga algo peor que eso, a parte, dormirían en cuartos separados, ¿qué podría pasar? Seguramente deseaba asustarlo diciéndole que es sonámbulo y asesina estando dormido, o alguna extraña historia de fantasmas dentro de la casa.

—Que tengo sexo inconscientemente mientras duermo, sin importar quién sea.















❛SEXOMNIA❜ | RiWoong.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora