4

68 17 51
                                    


 Se había quedado casi petrificado cuando los dos desconocidos habían surgido de la oscuridad

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Se había quedado casi petrificado cuando los dos desconocidos habían surgido de la oscuridad. Era obvio que estaban relacionados con la chica: sus ropas eran idénticas. Uno de ellos era tanto o más grande que Mike, pero mucho más joven y atractivo, por lo que se podía apreciar bajo la capa. Sus músculos parecían mucho más brutales y bien cincelados, como si lo hubieran esculpido en piedra. Cada uno de sus brazos bien podría hacer tres de Ren. El pecho y los muslos apretaban tanto la tela que no entendía cómo no la agrietaba. Sin duda, lo hubiera hecho si no fuese algún tipo de tejido flexible. A pesar de su tamaño, se había movido como una liebre y había noqueado a Jec en dos segundos.

A pocos pasos, su compañera danzaba con Mike, porque aquello no era una pelea, ni mucho menos, justa. La chica, más menuda que aquel al que había llamado Emael, estaba jugando con el grandullón como quería. Se desplazaba con agilidad alrededor del carroñero, riéndose de él con cada fluido movimiento. En uno de esos saltos, la capucha que la cubría cayó hacia atrás y Ren ya no pudo apartar la mirada de ella.

Incluso con la escasa luz era la mujer más hermosa que había visto en su vida.

Lo confirmó poco después, cuando lo habían arrastrado con ellos hasta un túnel vacío y bloqueado y ella se le había acercado con la cabeza medio ladeada y aquellos movimientos tan felinos.

Ren se quedó sin respiración.

Sus ojos eran del color azul del cielo, no como la cúpula turbia y sucia que siempre cubría los suburbios y las ciénagas a causa de la contaminación, sino el azul que había visto pintado en las obras de una pared, una vez, hacía ya tantos años. Un cielo que se había quedado grabado en su memoria.

Tenía el pelo largo. No. Larguísimo. Era la primera vez que veía una melena que llegara por debajo de las caderas. De un color blanco casi imposible. Lo llevaba recogido en dos trenzas de raíz.

Se maravilló de su agilidad y bebió cada una de sus expresiones durante el breve enfrentamiento que dejó a Mike con la nariz rota y KO técnico contra el suelo. ¿Cuánto tiempo hacía falta para llegar a aquella maestría?

Vio cómo se volvía hacia él y tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para recordar sus años de supervivencia. Se inclinó un poco y bajó la vista hacia el suelo. Observó sus botas dando varios pasos en su dirección. Luego se detuvo. ¿Qué harían con él? ¿Acabaría también inconsciente o tal vez algo peor?

Los largos segundos le parecieron horas, hasta que su hermosa voz bailó hasta sus oídos.

—Esto es una mierda. —La oyó decir con tono hastiado.

Ren no pudo evitar levantar de nuevo la mirada y observó con horror cómo unas extrañas cadenas se arremolinaban en torno los tobillos de la chica. Nunca había visto algo así. No eran unos grilletes como los de las minas de polvo. Esos eran casi etéreos, como de humo y sombras. Se formaron con claridad alrededor de los pies de la chica y de la misma manera envolvieron la muñeca del encapuchado. Emitieron un breve resplandor y desaparecieron. Ahogó una exclamación de asombro. Era magia. No había otra explicación.

Through ~ a través ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora