Capítulo 10

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- Mira, este es el hombre que intentó apuñalarme -dijo Marta mostrándole las fotos que le había dado el detective en el sobre.

La morena se acercó aún más y sus cabezas quedaron a escasos centímetros. Una brisa con el olor de Marta la invadió por completo.

"Esencias De la Reina"-pensó- el perfume favorito de la rubia. Intentó concentrarse y tomó las fotografías para mirarlas a detalle.

- ¿De dónde las has sacado? ¿Ha venido la policía mientras yo no estuve?

- No -dijo mientras ordenaba los papeles- he contratado a un detective privado.

- ¿Y eso? -Fina se enderezó y dejo las fotos a un lado.

- No puedo confiar en la policía, ellos tienen muchos casos a la vez. Prefiero que este hombre investigue por ellos - se quitó los anteojos y posó su mirada en Fina- Verás, anoche lo llamé y hoy ya me trajo la información que necesito. Es mucho más rápido que la policía.

- ¿Y qué te ha dicho?

- Me dijo que se llama José López y que es un sicario.

- Me lo imaginaba.

- También me preguntó si tenía enemigos, le dije que no y entonces preguntó por todos mis familiares.

La empresaria desvío su mirada hacia adelante y soltó un suspiro. Fina pudo percibir frustración en este gesto.

- ¿Y qué le dijiste?

- Que no tengo problemas con ninguno, salvo con Jesús.

- ¿Y él que dijo?

- Nada, solo lo anotó en su libreta.

Marta se levantó de su silla y se dirigió a la mesita que había al lado izquierdo de su escritorio. En ella había diferentes botellas de vidrio con varias bebidas, se sirvió un vaso de whisky y se dirigió hacia la ventana.

La morena sabía que algo más estaba pasando, se acercó lentamente y se colocó a su lado.

- Marta ¿qué te preocupa? -dijo tocando su hombro.

- Es todo esto, Fina -no quitaba sus ojos de la ventana- dos atentados en un mes, es mucho para cualquiera -bebió un sorbo del vaso- me mata no saber qué está pasando -otro suspiro más intenso volvió a salir de su boca.

- Lo resolveremos -la rubia soltó una risa que nada tenía que ver con la burla, era una risa de frustración, de impotencia y ella lo sabía- Te prometo que nada te va a pasar mientras yo este contigo.

Marta apartó la mirada de la ventana y volteo a verla. Sus ojos estaban brillosos. Miedo, era miedo lo que dejaban ver.

- ¿Me lo prometes? -dijo con su voz entrecortada.

- Ven aquí - la jaló y le dio un tierno abrazo- te lo prometo como que me llamo Fina Valero que a ti no te pasará nada mientras yo esté contigo.

- Gracias Fina, por estar ahí -dijo mientras se acomodaba mejor en aquel abrazo que la llenaba de energía.

- Gracias a ti, por dejarme estar -le susurro en su oído.

Se separaron y Marta quiso sacarse una duda de encima.

- Fina

- ¿Sí?

- Hace rato, cuando te fuiste, ¿estabas enojada conmigo?

- No, Marta. No estaba enojada contigo.

- A mí me dio la sensación de que sí.

- Que no, que no, estaba apurada y tenía que buscar el informe de Tasio, que por cierto debes ver - se apartó y camino hacia el escritorio en dónde había dejado el informe, logrando así salir airosa de aquella conversación.

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