Capítulo 1: Lord comandante

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Capítulo 1: Lord comandante.

La batalla de la montaña más allá de la muralla, por Alfred Tarly.

“Un salvaje de nombre Risse se proclamó rey, es una unión entre los pueblos salvajes, poseen un campamento impresionante e Inclusive cuidan animales, algo que nunca se vio en una unión entre salvajes. Ellos no cuidan, no se confabulan, solo cazan y se dedican a vivir cual... lo que son, vivir cual salvajes”.

El día que Alfred Tarly perdió al señor del Norte en tierras salvajes tenía un mal presentimiento, aún así se puso su armadura y se alistó junto a sus hombres para confrontar esa llamada unión del pueblo salvaje liderada por un hombre “Risse” del cual solo oyó: “es fuerte”.

El el bosque solo hay árboles y animales escurridizos, el invierno está cerca y los salvajes lo saben, la nieve creando un manto blanco puede hacer que los hombres vean cosas que no están ahí.

“Un rey más allá del muro”, es un insulto que no están dispuestos a aceptar, Alfred Tarly el joven comandante encaminó sus pasos a las puertas solo pensado en demostrar su valía ante el lord de aquellas tierras.

“Obtuvo el puesto por ser hijo de Lord Tarly”, se oyó mucho estos días entre los hermanos de la noche. Alfred sabe que hay algo de cierto en ello, entre un Tarly y un ríos eligieron a un Tarly quien fue lanzado al muro por su padre al no cumplir su deber, ya también, por desición propia.

Se dice que Alfred Tarly es un buen guerrero, un hombre inteligente y también muy bondadoso, extremadamente bondadoso, al punto a haberle perdonado la vida a unos mendigos quienes rondaron su castillo en colina de cuerno, allá en el dominio.

“Solo tienen hambre”, los alimentó y ofreció abrigo hasta que partieran, grande fue su sorpresa al enterarse que ambos mendigos en realidad eran asesinos a sueldo infiltrados y aprovecharon la amabilidad del joven para colarse en el castillo, el objetivo fue el señor sin embargo quien murió en la confrontación fue la señora.

Su padre no se lo perdonó, él mucho menos lo hace. Solo el muro puede limpiar su gran falla, su enorme estupidez de la cual se arrepiente todos los días.

Alfred Tarly el gentil se lo llama con burla, aún así logró ascender en puesto muy rápido gracias a sus dotes con la espada y su buen porte, el antiguo Lord comandante lo tuvo como favorito de inmediato pasando por encima a un hombre de apellido Rivers muy apreciado como un segundo líder.

El Lord comandante murió hace semanas y se dio la junta para elegir al nuevo líder, entre ellos el joven de veinte años resaltó más por su apellido que por su buenos dotes, aunque los tenga, solo ven a un hijo a quien su padre no olvida.

La presencia de Lord Stark montando detrás suyo fue aplastante, él tampoco está contento con la desición mayoritaria pues le tenía un cierto aprecio al Rivers.

A Alfred solo le queda demostrar su verdadera valía ante el lord guardián, el hombre de casi dos metros de altura dejó un poco cohibido al Lord comandante pero aún así lo saludó con respeto.

Lord Stark con su abrigo de piel voluminoso sobre sus hombros solo le dio un gesto de aceptación y continuaron el camino, intentó hacer entrar en razón al hombre para que no se arriesgue en una lucha en tierras salvajes.

“Quiero ver al rey más allá de la muralla”, respondió con un ligero tomo de burla el lobo del norte.

Nunca contaron con una emboscada, al llegar al pie de una gran montaña los salvajes salieron de huecos en el suelo gritando cual dementes, algunos jóvenes reclutas se paralizaron del miedo y fueron atravesados por las lanzas de los salvajes.

El comandante se bajó de su caballo, no era buena idea estar sobre uno mientras es arrinconado por lanzas, prefiere la corta distancia.
Con la espada en su mano apuñaló la garganta de uno y girando le rebanó el pecho de otro, en su lucha olvidó dónde se hallaba el Lord del norte, vio en su dirección y notó que había un tumulto de salvajes con arcos amenazando.

—¡Derribaron a Lord Stark! —El grito recorrió todo el campo hasta llegar a los oídos del Lord comandante, este se aproximó cortando y apuñalando a quien se pusiera en medio.

A lo lejos pudo apreciar una figura luchando prácticamente en el suelo, su caballo lo tiró al recibir una flecha en el ojo y el Lord se defendió con valentía pese a las complicaciones.

—¡Mi Lord! —Gritó el comandante, al mismo tiempo la nieve en lo alto comenzó a temblar. Hubo un segundo de quietud, la nieve a los pies de todos se movió provocando la huida de varios.

Alfred Tarly lo supo: «una jodida avalancha», sobre ellos un manto blanco los cubrió devorando todo a su paso: Hombres, salvajes, caballos, nada detiene a la ola de hielo.

La ola arrasó con todo barriendo en limpio el camino hacia abajo, unos cayeron a un lado cuando llegaron a un pico y otros simplemente fueron cubiertos hasta asfixiarse, lo último que vio Alfred Tarly de su tropa fueron gritos y manos extendidas hacia el cielo buscando ayuda.







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Los capítulos de esta historia son muy cortos, en parte por la mayoría no la relata Cregan.

Sangre de gigante (Cregan Stark) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora