Capítulo 4: Cregan Stark

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Capítulo 4: Cregan Stark.

“Rodeado de seres que no deberían existir, los gigantes son un mito, solo cuentos para asustar a los niños que no quieren acabar su plato en la cena”.

El día que el Lord guardián del muro decidió abatir a los salvajes y mostrarle su lugar al llamado “rey más allá de la muralla” los dioses quisieron enviar una avalancha que lo aplastó por completo, el mero impacto golpeó su rostro y sintió más de un objeto clavarse en su abdomen por la fuerza de la ola, todos los soldados llevaban espadas afiladas que cortaron a quienes nadaron en la terrorífica ola.

Morir en tierras salvajes lejos de Winterfell, no es propio de un Stark, y mucho menos morir por una avalancha.

Estuvo enterrado en el frío abrazo de la muerte por largos minutos que creyó horas, no tenía fuerza alguna para levantarse y el aire comenzó a escasear, dio quejidos intentando gritar pero su voz no salía. En un momento su pecho fue aplastado de nuevo y no pudo evitar lanzar un gemido doloroso, es solo si una carreta le hubiera pasado por encima.

“¡Zash!”, una fuerza lo extrajo del hueco en el hielo dándole un segundo respiro, aún así sus sentidos se confundieron y buscó lago de lucidez en todos aquello: Solo hay nieve.

Con el ardor en su pecho y un movimiento tirante, el joven abrió sus grises ojos para ver cauteloso una figura enorme delante suyo, recubierta en pieles de animal y unas botas más grandes que las suyas.

Se impresionó e intentó salir del lugar, sin embargo, fue atado por los brazos a la madera evitando así cualquier intento de escape.

No podía creer que una criatura pueda ser tan alta, más que él, de seguro más de dos metros, quizás dos metros y treinta centímetros. Pensó las llamadas tribus de gigantes caníbales, los gigantes de hielo, los nombrados Trolls, ¡todos son cuentos! No puede ser real.

La nieve comenzó a creer en pequeños copos los cuales se transformaron en una leve lluvia la cual le cubrió la visión, cansado y adolorido cayó en la inconsciencia.

No fue hasta llegar al asentamiento que el joven volvió a abrir sus ojos, con las casas ocultas en cuevas las cuales volvían cálidas madrigueras los hombres comenzaron a salir para ver lo que la joven había traído de nuevo al campamento.

De pronto, los ojos grises se abrieron con temor, algo impropio de él, pero al estar ante criaturas tan intimidantes solos pudo tragar en seco. No parpadeó, la escasa luz desaparece en breve.

¡Bestias! ¡Gigantes! Por doquier, caminando lento y pausados como si sus cuerpos impresionantes les pesaran, puede verlos por el hueco en la manta que lo cubre.

De pronto uno de ellos se acercó y dijo con voz gruesa: “¿Qué llevas ahí, lūna's? ¿Otro animal herido?”.

Se oyó un tarareo afirmando tal pregunta, el hombre escondió con sigilo el puñal secreto que siempre guarda en su cinturón, apenas tenga oportunidad se encargará de esta criatura que lo arrastra, pero primero debe saber dónde se encuentra y si estás bestias tienen intenciones caníbales hacia él.





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Cregan ahora: Los gigantes son solo un cuento para asustar a los niños que no quieren comer toda su cena.

Cregan después: No, Greg, te dije que no puedes comer otro plato, ya vas cinco ollas, vete a dormir y lleva a tu hermano o sino... Vendrán los gigantes y te llevarán.

Gregg: A dónde 😍 me elegirán como líder del próximo gran asentamiento.

Sangre de gigante (Cregan Stark) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora