Headcanons, Oneshots • BNHA x tú •

Eijiro Kirishima.

~ Perdoname. ~

Gane ¿Cierto?

Difícilmente comprendía lo que sucedía a mi alrededor, mis sentidos poco a poco comenzaban a apagarse, mi audición era nula, el dolor provocado por las múltiples heridas en mi cuerpo ya no estaban, mi visión era borrosa y mi respiración comenzaba a ser más lenta.

No era buena señal, ¿Cierto?

Por alguna razón me sentía más tranquila, quizá porque aquel trio se estaba enfrentando a a Shigaraki después de su despertar y seguidamente haber aniquilado la mayor parte de la ciudad. Al parecer el destino le dió una segunda oportunidad a un ser que no controla nada de si mismo, perdido entre sus tormentos y un don magnífico que se le otorgó para aniquilar a su gusto.

Después de esto estaré mejor, ¿Cierto? Pero ¿Dónde despertaré?

— Kiri... - un susurró casi inaudible salió de mis labios, ¿Cómo estará? Seguro se volverá loco cuando sepa la condición en la que me encuentro.

Ya no sentía movimiento en el suelo, ¿Explosiones? No, nada.

Un último vistazo totalmente claro hacia mi alrededor. Todos nos encontramos tan heridos que caímos al suelo, incluso Deku, Bakugou y Todoroki.

Algunos inconcientes, otros exhaustos, la pelea había sido horriblemente desgarradora en tantos aspectos. ¿Enserio aquel chico que ahora era peliblanco era hijo de Endeavor? Demasiadas preguntas y cosas sucediendo en poco tiempo.

Increíble, totalmente fascinante.

Shigaraki no estaba, ¿Acaso había huido? No... ¿Enserio?...

Finalmente mi vista estaba oscureciendose indicando mi pronto desmayo.

Solo ruego que donde sea que Kirishima se encuentre no se atormente por mi estado, lo último que quiero es que viva lamentándose de una chica débil que no pudo ser de gran ayuda.

Mis ojos se abrían un poco ante el brusco movimiento de lo que parecía ser una camilla, me encontraba recostada en ella, pero lo que más podía sentir era un fuerte agarre en mi mano.

Sentía como alguien tomaba mi mano apretándola de una manera tan cálida que provocaba en mi un sentimiento de calma y ternura.

Era claro de quién era, aunque mi vista estaba nublada podía percatarme de que entre los enfermeros y enfermeras vestidas de blanco que caminaban a mi lado transportando mi camilla había una persona con una cabellera rojiza que iba a la par de mi.

¿Cómo me veo? Espero no verme tan mal como me siento porque si ese es el caso no me perdonaré por darte una escena tan horrible.

Tu florecita, como me apodaste, estaba destrozada y lastimada, sin fuerzas de siquiera corresponder a tu agarre.

Y ojalá haberlo hecho porque de un momento a otro ya no estabas junto a mi, un enfermero estaba empujandote hacia la salida del quirófano mientras gritabas entre lágrimas que te dejarán pasar.

No corazón, porfavor no sigas viéndome.

Poco a poco mis ojos comenzaron a abrirse intentando acostumbrarse a la luz que entraba por la gran ventana, encontrándome con un techo totalmente blanco.