Capítulo 5: Confesiones

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Después de clases, Minji y yo nos encontrábamos en el pequeño café cerca de la universidad, un lugar que solíamos frecuentar para relajarnos después de un día agotador. Las paredes del café estaban decoradas con cuadros de paisajes bucólicos, y las luces cálidas colgaban del techo, creando un ambiente íntimo y acogedor. El aroma del café recién hecho llenaba el aire, mezclándose con el dulce olor de los pasteles recién horneados. El suave murmullo de las conversaciones de los demás clientes y el tintineo de las tazas contra los platillos creaban una sinfonía tranquila que nos envolvía.

Removía mi taza de té distraídamente, observando cómo las hojas de té giraban en el agua caliente. Mis pensamientos aún estaban enredados en el encuentro que había tenido con Riki en la biblioteca. Finalmente, decidí compartirlo con Minji.

— Hoy me encontré con Riki en la biblioteca. — Dijo Haerin, tratando de sonar casual mientras mis dedos jugueteaban nerviosamente con el asa de la taza. — Estuvimos hablando un rato.

Minji levantó la vista de su café, sus ojos brillando con curiosidad y una pizca de algo más que no pude identificar de inmediato.

—¿En serio? ¿Y de qué hablaron? —preguntó Minji, intentando mantener su tono despreocupado.

Sonreí, recordando la conversación. Sentí un calor agradable en mis mejillas al pensar en Riki.

— De todo un poco. Me recomendó algunos libros y hablamos sobre nuestras clases. Es bastante agradable.

Minji asintió, pero noté una ligera tensión en su expresión. Sus labios se apretaron en una línea delgada y sus ojos se desviaron por un momento.

— Me alegra que te lleves bien con él. — Dijo Minji, esforzándose por sonar sincera. — Parece ser un buen chico.

Fruncí el ceño ligeramente, notando el cambio en su voz y la forma en que evitaba mi mirada.

— ¿Estás bien, Minji? Pareces un poco... distante.

Minji suspiró, sabiendo que no podía ocultar sus sentimientos por mucho tiempo. Sus hombros se hundieron ligeramente y sus ojos se suavizaron.

— Es solo que... bueno, tú sabes, creo que me estoy empezando a interesar en Riki. Y escuchar que ustedes dos se llevan tan bien me hace sentir un poco... insegura. — Confesó mordiéndose el labio inferior nerviosa.

Me quedé en silencio por un momento, procesando la confesión de mi amiga. Luego, tomé su mano y la apreté suavemente, tratando de transmitirle mi apoyo.

— Minji, tú eres mi mejor amiga. Nunca dejaría que algo o alguien se interponga entre nosotras. Si te gusta Riki, deberías decírselo. No quiero que te sientas así por mi culpa.

Minji sonrió, agradecida por mis palabras. Sus ojos se llenaron de calidez y alivio.

— Gracias, Haerin. Eres la mejor. Tal vez... tal vez lo haga.

Nos quedamos en silencio por un momento, disfrutando de la compañía mutua y del cálido ambiente del café.

Después de un rato, el tema de conversación cambió. Minji y yo seguimos disfrutando del ambiente cálido del café, pero había algo más que quería compartir con ella, algo que en su momento no quería por miedo a lo que ella pensara u opinaba. Tomé un sorbo de mi té, tratando de encontrar las palabras adecuadas.

— Minji, hay algo más de lo que quiero hablar contigo. — Dije, sintiendo un nudo en el estómago que me hacía difícil respirar con normalidad.

Minji levantó la vista, sus ojos llenos de curiosidad y preocupación.

—¿Qué pasa, Haerin? — Preguntó, inclinándose un poco hacia adelante.

Respiré hondo y solté el aire lentamente, tratando de calmar mis nervios.

hearts intertwined ୨ৎ heeseungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora