Capítulo 3: La cena

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Después de que terminó de llover fui a mi casa aún sumergida en mis pensamientos sobre aquel chico. Nunca lo había visto en mi universidad, ¿será el chico nuevo que mencionó Minji? No parecía ser un estudiante, incluso parecía más mayor que Jake. Pero si realmente él era el nuevo, podía aprovechar para saber al menos su nombre. Aunque tengo la duda de por qué llegó después de clases, si es alumno tenía que estar cursando las clases y no llegar después, ¿se habrá saltado las clases a propósito?

Le mandé un mensaje a Jake desde mi computadora para saber a qué hora llegaría y tener preparada la cena, aunque sabía que no iba a responder. Agradecía que mis padres no pudieron quitarme mi computadora con la excusa de que la necesitaba para estudiar.

Me mensajeaba con Minji, leyendo su disgusto por cuidar de su abuela. Decía que era como cuidar a un bebé recién nacido.

Inesperadamente, me llegó un mensaje de Jake diciendo que llegaría en unas dos horas más porque uno de los chicos que iba a entrenar llegó tarde. Yo suspiré, me levanté para tirarme en mi cama, cerrando los ojos y dejándome llevar por el sueño que empezaba a inundar mi cuerpo.


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Después de una larga siesta de tres horas, escuché la puerta de la casa cerrarse. Supuse que era Jake. Bostecé y salí de mi habitación para dirigirme a la sala, pero me sorprendí al ver a cinco hombres sentados en los sofás. Me sonrojé al darme cuenta de que los cinco me miraban de arriba abajo y no pude evitar sentirme nerviosa e incómoda.

— Ah, Haerin. Despertaste. — Salió Jake de la cocina con unas cuatro cajas de pizza cargando en sus manos. — Hoy cenaremos con mi equipo. 

Lo fulminé con la mirada. Pudo avisarme antes para arreglarme un poco y no estar en pijamas.

Pude ver al chico nuevo que se sentó junto a mí. Así que lo que me contó Minji es cierto, se metió al equipo de baloncesto de mi hermano.

Sonreí y quise mandarle un mensaje a Minji diciéndole que tenía a su enamorado en mi casa. Sabía que era una tortura para ella saberlo porque no podía salir de su casa debido a su abuela, me sentí algo malvada por ese pensamiento.

Volví a observarlo vi que me estaba mirando, aun con esa mirada sin expresión en su rostro, pero esta vez con un poco de ¿anhelo? ¿tristeza? No lo podía descifrar bien. Era un poco extraño ese chico.

— ¿No van a venir a cenar o qué? — Preguntó Jake ya sentado en la mesa junto con los cuatro chicos más. Caminé hacia la silla que se encontraba al lado de jake, la cual a mi lado tenía otra silla vacía.

El chico nuevo, o más bien, Riki, se levantó y también caminó hacia la mesa. Vio la silla que estaba al lado mío pero prefirió sentarse al lado de Sunghoon.

— ¿Heeseung no vendrá? — Le preguntó Sunghoon a Jake.

— Dijo que en un momento llegaba, tenía algo pendiente que hacer. — Dijo Jake con la boca llena. — Aparte de que llega tarde al entrenamiento, también llegará tarde a la cena.

— ¿No crees que tendremos problemas con él? — Preguntó Jay. Jake negó con la cabeza.

— El tipo es bueno jugando, puede servirnos de algo. — Después de que Jake terminó de hablar se escuchó que tocaban la puerta. Uno de los chicos del equipo se levantó para abrirla revelando quién se trataba.

— Finalmente llegaste. — Le dijo Jake con una sonrisa.

Yo estaba en shock en mi silla observando toda la situación. Jake saludándolo de la mano amistosamente al igual que los demás, a excepción de Riki y yo, quien estaba mirando todo con una mirada neutral.

El día anterior lo vi, unas horas antes lo volví a ver, y ahora lo tengo en mi propia casa saludando a mi hermano. Sentía que este chico me seguía, y por alguna razón, me gustaba sentirme perseguida por él. ¿Por qué me sentía tan atraída por alguien que apenas conocía? Su mirada llegó a mí, aún con esa sonrisa que me dedicó hace horas, y se acercó a la silla que estaba a mi lado.

— Hola, Haerin. — Lo escuché murmurar a mi lado. Me estremecí en mi asiento, me encantaba escuchar su voz decir mi nombre.

Recordé que Sunghoon mencionó el nombre Heeseung y no pude evitar sonreír. Así que él era el chico que llegó tarde, y ese era su nombre.

— Hola, Heeseung. — Le respondí sin voltear a verlo. Sabía que si lo miraba caería rendida a sus brazos y no quería eso, pero podía jurar que estaba sorprendido por llamarlo por su nombre.

El olor a pizza recién horneada llenaba el aire. Sentía el calor de la comida en mis manos mientras sostenía una rebanada, pero mi mente estaba lejos de allí. El sonido de las risas y conversaciones de los chicos resonaba en mis oídos, pero todo parecía un eco distante. Mi corazón latía con fuerza, y un nudo de ansiedad se formaba en mi estómago. La textura suave de la tela de mi pijama me recordaba lo vulnerable que me sentía en ese momento, expuesta ante estos desconocidos y, sobre todo, ante él.

Sabía que si le contara eso a Jake, podría sacarle los dientes en un instante, y no sería algo bueno. Jake siempre había sido protector conmigo, a veces demasiado.

Pero ahora, mi atención se centraba en Riki, quien seguía lanzándome miradas extrañas. Apenas había tocado su comida y no había pronunciado una sola palabra en todo este tiempo.

Riki parecía completamente desinteresado en la conversación animada que se desarrollaba a su alrededor. Sus ojos, oscuros y enigmáticos, se posaban en mí de vez en cuando, como si intentara descifrar un misterio oculto. Cada vez que nuestras miradas se cruzaban, sentía un escalofrío recorrer mi espalda. ¿Qué estaba pensando? ¿Por qué me miraba así?

El ambiente en la sala se sentía tenso, al menos para mí. El sonido de las risas y las voces de los chicos creaba una cacofonía que me hacía sentir aún más inquieta. Riki, con su postura relajada pero alerta, parecía un lobo solitario en medio de la manada.

No podía seguir ignorando esas miradas. Tenía que enfrentarlo en algún momento, descubrir qué era lo que realmente quería. Pero el miedo y la curiosidad se entrelazaban en mi mente, creando un torbellino de emociones que me dejaba paralizada. ¿Por qué me afectaba tanto? ¿Era miedo a lo desconocido o algo más profundo?

hearts intertwined ୨ৎ heeseungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora