—Mocoso idiota.
El cenizo se sintió sorprendido cuando, al apenas poner sus dos pies en la residencia de Hagakure, un hombre alto de cabello largo azabache y rizado lo miro con una cara que decía claramente ¿qué mierda te paso?
Sino fuera porque Deku grito emocionado ¡Aizawa-sensei! en lo que se abrazaba al mayor y Tenko le daba un tímido cabeceo a modo de saludo, le hubiera dado una respuesta más molesta que la que tenía preparada.
—Hola, Aizawa-sensei —llamó al mayor de esa forma y por como su rostro no cambió de expresión, suponía que él también lo llamaba por ese título — ¿Qué le pasa ahora?
—Tú me molestas. Tus orejas y aros, ¿acaso no sientes la sangre que sale de ellos, niño?
El cenizo bufó, claro que lo sentía pero no le prestaba atención.
—Llamaré a Hagakure —aviso el azabache —No se te ocurra irte sin que ella te revise.
Katsuki tuvo el fuerte presentimiento de que ese hombre le haría algo muy malo si se atrevía a desobedecer, por lo que se quedó en la entrada y le indico a Tenko e Izuku que fueran primero a ver a Inko. Los niños aceptaron y los vio irse por un pasillo hacia las habitaciones de la residencia. Luego de una espera de cinco minutos, vio a Tohru que venía de brazos cruzados hacia él, con un puchero y lo que parecía un cuenco de agua.
Al parecer ella también se molestó. Pero por la manera que le miró parecía que aparte estaba acostumbrada a que esto le pasara.
—A la sala —ordenó la rubia.
El de ojos rojos arrastró los pies hasta la sala. Había menos gente que la última vez, una señal de que los heridos en el pueblo eran cada vez menos y se pudo sentar cómodamente en un sillón delante de una chimenea apagada. La rubia le pasó un trapo con agua para limpiar la sangre y el azabache reviso sus orejas con ojo crítico.
—Deberías quitarte los aros por unos días, Bakugou —sugirió el azabache —Tal vez debido al derrumbe de tu casa estás más sensible que de costumbre. Que permanezcas con los aros solo va a lastimarte.
Hagakure emitió un pequeño sonido como si estuviera de acuerdo y una vez tuvo las orejas limpias de sangre, le pasó un poco de lo que debía ser medicina. Parecía líquido pero era más viscoso y tenía un leve olor a lavanda. Sus orejas se sintieron por un instante frías y luego ya no sintió nada, ni siquiera el ardor de antes.
—Ya está —declaró la rubia — ¿Cómo se encuentra tu pierna, Bakugou-kun? ¿Y para qué son todos los vendajes?
—Un teatro que monte para que los Todoroki no me molesten —confesó el cenizo ya que sentía que podía confiar en esas dos personas —Mí pierna está bien. No me duele al caminar pero no puedo cargar algo más pesado que Deku o Tenko.
—No deberías andar cargando nada en primer lugar —suspiró la femenina —Pero me alegra de que, al menos, no estés herido en serio.
— ¿Qué haces por aquí ahora? —le pregunto Aizawa.
—Deku venía a saludar a su madre. Me estoy por ir con ellos al pueblo Gin —mencionó el de ojos rojos y los dos pusieron expresiones preocupadas — ¿Algún problema?
—El pueblo Gin es el más afectado por el terremoto, ¿estarás bien con dos niños, Bakugou? —interrogó el mayor —Hay zonas por los cuales los carruajes no son capaces de pasar.
—Me las arreglaré por mi cuenta —se puso de pie el cenizo —Ahora, si mi tratamiento médico hay terminado, me voy a saludar a Inko-san.
Aizawa y Hagakure lo dejaron irse aunque parecían seguir estando preocupados. Bakugou pudo llegar con cierta tranquilidad hasta la habitación que seguía siendo de Inko Midoriya. Tocó la puerta antes de pasar y escucho la pequeña voz de la mujer que le permitía entrar. Se encontraba sentada en la cama, con todo el cuerpo aún vendado y a su lado, estaba el de pecas con una pequeña expresión pensativa.
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El guardian del héroe y el villano [TodoBaku] [ShigaDeku]
FanficEn su mundo había sido un editor de novelas y mangas, uno que ya estaba harto del cliché de moda. La transmigracíon hacia mundos de fantasía, de héroes, villanos y dragones. Historias de una persona común a la cual un camión la atropella y, ¡y pum...