6. UN NUEVO CAMINO⚔️

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29 JUNIO 1469

AERIS

Nada más despertarme me doy cuenta de dos cosas. Una, de que está lloviendo a cántaros y; dos, que Eliot no está en su carpa. Puede que haya ido a ver si encontraba alguna otra cosa que desayunar aparte de lo que tenemos. No lo conozco casi, pero no quiero que le pase nada malo, puesto que esta isla está llena de peligros.

Es la hora de comer y me acuerdo de una cosa después de mirar en mi mochila en busca de la comida. El regalo que me dejó mi padre por mi cumpleaños. Lo abro con sumo cuidado y me doy cuenta de que es un collar de perlas precioso y con él, viene un pequeño papel.

— ¡Aeris! —me grita Eliot mientras viene corriendo hacia mí. Sinceramente, no sé cómo no se ha caído con el suelo mojado— ¡Tenemos que irnos! ¡Rápido!

— ¿Qué pasa? ¿Por qué tenemos que irnos? —le pregunto mientras recojo mis cosas rápidamente.

— Ya te lo explicaré por el camino, ahora tenemos que irnos. Pero esta vez tendremos que ir por otro lado.

— Eliot, siento que sea yo quien te diga esto pero... ¡Solo hay un camino para subir hasta corte Central! —digo asustada y con desconfianza.

— Eso es para subir, pero para llegar hasta abajo, hay otro camino. ¡VENGA VAMOS!

Eliot me lleva por el camino que según él hay. ¿Sabéis en los cuentos cuando el malo te lleva por el peor camino que conozcas y mueres? Pues así me siento ahora mismo. Me paro antes de adentrarnos más y me enfrento como puedo a Eliot. No lo conozco de nada y me está llevando por un camino que tiene mala pinta, ni siquiera sabía que estaba ahí. Seguro que en el mapa que hizo mi padre junto con los otros reyes de la corte no estaba dibujado.

— ¡ESPERA! —le grito soltándome de su agarre— ¿A dónde me llevas en realidad? Porque estoy segura de que por aquí no se puede ir hasta donde me dices.

— Aeris, tienes que confiar en mí.

— ¿Que confíe en ti? ¡SI NI SIQUIERA TE CONOZCO! —le grito desesperada.

—¿Quieres hacer el favor de no gritar? Vas a hacer que vengan hacia aquí.

— ¿Que vengan quienes? Venga ya Eliot, ni siquiera me has contado por qué nos hemos ido corriendo de ahí y ahora me dices que baje la voz porque nos persiguen... Mira, si quieres vete tú solo por aquí, yo me doy la vuelta y me voy por el camino que sí conozco.

— No lo hagas, por favor —me pide con preocupación.

— Lo siento, Adiós.

Me doy la vuelta rápido hacia el camino principal.

Ya es la hora de comer y de momento no he tenido ningún incidente. Me paro debajo de un árbol para descansar y alimentarme cuando de repente veo que algo se mueve entre los matojos de plantas que hay frente a mí. <<Como sea Eliot de nuevo lo estrangulo por pesado>> pensé. Pero no, no es Eliot. Ni siquiera es una persona, es un perro muy pequeño. Un cachorro que debe de estar perdido o lo han abandonado.

Como sea lo segundo, voy a dejar de creer en la poca humanidad que queda en esta isla.

Voy hacia el animal muy despacito para no asustarlo más de lo que parece y lo cojo en brazos. Deduzco que tiene unos cinco meses más o menos, pero está demasiado delgado como para tener tan pocos. Como me preocupa que esté deshidratado o tenga mucha hambre, me doy la vuelta hacia donde están mis cosas y le doy un poco de agua y un poco de comida que me ha sobrado de esta mañana. Empieza a comer de inmediato y no puedo parar de pensar en lo mal que se ve el pobre animalito.

Cuando ya lo veo más tranquilo y animado, me dispongo a guardar las cosas en la mochila, menos una manta, que la uso para llevarlo en brazos sin usar los míos, como un porteo.

Siete horas más tarde, estamos casi en la cima de la montaña. Lo que significa que ya estamos llegando a corte Central. Se me ha pasado volando porque he tenido la maravillosa compañía de mi cachorrito Trueno.

<<Solo hace falta un empujoncito más para llegar a la cima de la montaña. Es una estupidez tener que subir cada vez que se quiera pasar a otra corte, pero es lo que hay. No quedan más opciones si no quieres acabar bajo tierra>>.

<<Por fin hemos llegado a la corte, pero Eliot sigue sin aparecer. Espero que no le haya pasado nada por el camino, pues no quiero que...>>

Estoy tan ensimismada en mis pensamientos que me choco con un chico que me resulta familiar. Ah, claro, es el famoso Eliot. Ahora tendré que soportarlo toda la noche por haber llegado antes que yo. "Espero que haya sitio de sobra en la posada a la que nos dirigimos".

ELIOT

Estoy enfadado, muy enfadado. Pero a la vez estoy contento porque ha sabido apañárselas ella sola, lo que significa que voy a poder descansar más de lo que me he imaginado, ya que no la tengo que estar resguardando todo el rato.

— ¿Estás bien? ¿No has tenido ningún problema? —me pregunta preocupada.

— Sí, estoy bien. Y no, no he tenido ningún proble... —me corto a mí mismo cuando escucho un pequeño ladrido— ¡¿QUE ES ESO?¡ —le grito furioso.

— Tranquilo, solo es un perrito que estaba abandonado en el bosque. Como me dio pena, me lo llevé.

<<Tranquilo dice... como si no fuera suficiente aguantarla a ella como para aguantar a un estúpido perro>>.

— No podemos permitirnos una carga más —le digo poniendo los brazos en forma de jarra.

— ¿UNA CARGA MÁS? —pregunta furiosa— tú sí que eres una carga y no te digo nada.

De repente me doy media vuelta furioso y me adelanto hacia la posada. A ver si así me despejo un poquito

Cuando llego a esta, me encuentro con que tenemos que compartir la habitación porque no hay otra disponible para ella. Dicha chica llega a la posada y no puedo evitar sonreír con malicia y decirle:

— No hay habitaciones disponibles, solo hay una y la he reservado para los dos.

— Está bien —me dice cansada.

Nos dirigimos hacia la habitación y solo he podido ver que es una posada un poco antigua con las paredes un poco destrozadas y con el suelo un poco levantado. No hay nada de malo en ello, ya que a lo mejor no han podido hacer gran cosa para repararla. Pero cuando entro en nuestra habitación, veo que al igual que la posada, están las paredes y el suelo destrozados y además la cama tiene una pata un poco más baja que las otras.

— ¿En dónde nos hemos metido? —pregunta Aeris en voz baja—, qué desperdicio de dinero. Hubiese preferido acampar fuera que dormir en una cama destrozada y que me va a dejar destrozada a mí.

Media hora después, cuando termino de asearme en el cuarto de baño (que está mejor que la habitación), me acuesto en la cama al lado de Aeris y me quedo dormido al instante.

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