EL ETERNUS⚔️

25. TRAICIÓN⚔️

30 JULIO 1469

Salimos bien temprano a buscar al chico de ayer. Preguntamos a todo el mundo y resulta que nadie sabe dónde vive, pero que sí lo conocen. Nos dijeron que suele frecuentar el mercadillo, que resulta que está hoy, así que nos dirigimos hacia este.

— Perdone —le digo a la persona con la que me he chocado— ¡¿TÚ?! —grito al darme cuenta de que es el chico que tanto buscamos— ¡ESPERA! —le agarro del brazo cuando se intenta ir —. Solo quiero hablar contigo, te lo juro.

— Está bien, yo también tengo que hablar contigo. Tenemos que ir a un sitio más privado Aeris. Es muy importante —me comenta con miedo, pues se le nota en los ojos.

— Está bien —le digo más calmada mientras le suelto—, vamos.

Nos dirigimos a un callejón y nos metemos en una casa bastante humilde. Debe de ser la suya. He venido yo sola porque la que se va a vengar soy yo, no los demás.

— ¿Has leído la carta que te dejé ayer? —pregunta mientras me ofrece una taza de café.

— No —contesto rechazando la taza y sacando la carta de mi bolsito—. No me atrevo a leerla. ¿De quién es?

— Tú léela —me dice yendo hacia la ventana para darme más intimidad—, lo siento mucho, él quería que te la diese así.

— ¿Él?, ¿de quién...? —me callo al ver la cara que me pone.

Desdoblo en papel con nerviosismo y empiezo a leer.

Hola Aeris. Soy yo, tu peor pesadilla. Quiero que sepas que nada de esto hubiese sido posible si tú no te hubieses ido a hacerte la heroína fuera de la corte. Agradezco que mi hijo Eliot te hubiera guiado hasta donde te encuentras ahora mismo. Que sepas que tu antiguo reino ya no es tuyo y que no vas a volver a tenerlo jamás. Yo mismo me encargué de que tu padre se muriese y de que tú estuvieses tan lejos para que yo lograse quedarme con todo esto. También quería decirte que nada ni nadie hará cambiar lo que estoy teniendo ahora. Cuidado con mandarme a gente porque no saldrán vivos de aquí. Tenemos bastantes tropas esperándolos si algún día nos los mandas.

Alan.

— ¡¿QUÉ?! ¡SERÁ TRAIDOR! ¡ME LAS VAN A PAGAR! ¡NO SABEN CON QUIÉN SE HAN METIDO!

— En absoluto —dice Marco con una sonrisa estúpida.

— ¡Y TÚ! ¡¿CÓMO TE ATREVES A DEJARME ESTO?! ¡¿CÓMO TE ATREVES A MATAR A MI PADRE?!

— ¿Enserio crees que yo lo maté? A mí solo me dio esta carta un chico que parece ser de tu misma edad, y no me acuerdo mucho como era, pero creo que es ese tipo de la carta.

— Es su hijo, ese estúpido era mi novio ¿Sabes? Íbamos a tener un hijo, o una hija, ¿Quién sabe? Ahora ninguno de los dos están en mi vida —digo con tristeza.

— Lo siento mucho Aeris. De verdad, no era mi intención. Creo que me eligieron a mí porque no sé decir que no a la gente. Y solo les vi una vez porque vinieron a hablar con unos vecinos y cuando me vieron, seguramente pensaron, "Anda mira, un inocente al que fastidiarle la vida".

— Lo siento, siento haberte gritado. Quería matarte ¿Sabes? De verdad que quería, por eso te he estado buscando todo este tiempo. Pero me acabo de dar cuenta de que tú también caíste en su trampa.

— Sí, yo también caí. Por cierto, me llamo Marco.

— Lo sé, el rey Guillermo me dijo cómo te llamas.

Diez minutos después, fuimos a buscar a mis tíos y a Amelia al mercadillo. Nos adentramos en su casa de nuevo veinte minutos más tarde y estuvimos ahí dentro, descansando y charlando hasta la noche.

— Podéis quedaros si queréis. Tengo habitaciones de sobra —dice Marco—, esa posada debió de ser cara para vosotros. No es que estemos en la parte más rica de la corte, pero aun así, es bastante cara.

— Tranquilo, nos la han dejado gratis por ser de la realeza —dice Amelia con cansancio.

— ¿Y no os molesta? ¿No os molesta que os traten así solo por ser quienes sois? —pregunta Marco sorprendido.

— Sí, mucho —contestamos Amelia y yo al unísono.

— Bueno. Vamos a cenar, ¿no? —pregunta Jeremy.

— Sí, vamos —contesta Marco—, ya hay bastante hambre.

— Por cierto Marco, nos quedaremos encantadas —digo con una gran sonrisa. Una sonrisa que hacía tiempo que no me salía, una verdadera.