Capitulo 3

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El cielo de la ciudad estaba despejado esa noche, con la luna llena brillando intensamente en el horizonte. A medida que la mayoría de los residentes dormían, la vida nocturna de la ciudad continuaba en un ritmo más tranquilo. Sin embargo, para Ochako Uraraka y Toga Himiko, la noche traía consigo una nueva serie de desafíos y descubrimientos.

En una pequeña cafetería al borde de la ciudad, Ochako se sentaba sola en una esquina tranquila. Había decidido tomarse un breve descanso de sus deberes heroicos para intentar ordenar sus pensamientos. El aroma del café recién hecho y el suave murmullo de las conversaciones de los pocos clientes que había en el lugar proporcionaban un contraste reconfortante con el tumulto interno que sentía.

Ella observaba la taza de café en sus manos, el vapor que se alzaba y se dispersaba en el aire. Aunque intentaba concentrarse en la tranquilidad del lugar, su mente seguía regresando a la confrontación con Toga. La sonrisa enigmática de la villana, sus palabras llenas de significado y la manera en que su mirada se había encontrado con la suya en medio del caos... todo seguía resonando en su cabeza.

No había podido evitar el hecho de que su reacción ante Toga había sido diferente a la que experimentaba con otros villanos. Era como si cada encuentro con ella destapara una capa oculta de sus propios sentimientos, una capa que nunca había considerado antes. ¿Por qué sentía esta inquietud constante? ¿Qué era lo que Toga tenía que la hacía tan difícil de ignorar?

Mientras Ochako meditaba sobre estas preguntas, las luces de la cafetería parpadearon, y un leve sonido de la puerta abriéndose llamó su atención. Al levantar la vista, sus ojos se encontraron con una figura familiar: Tsuyu Asui, su amiga y compañera heroína, entraba con un abrigo que parecía más adecuado para una noche más fría. Tsuyu le dedicó una sonrisa amistosa al notar a Ochako.

—¡Oh, Tsuyu! —dijo Ochako, tratando de sonar más animada de lo que realmente se sentía—. Qué sorpresa verte aquí.

Tsuyu se acercó a la mesa, y Ochako notó que su amiga también parecía cansada. Había algo en su actitud que indicaba que el día había sido difícil para ella también.

—¿No es un poco tarde para estar aquí? —preguntó Tsuyu, mientras se sentaba frente a Ochako—. Pensé que todos estábamos en medio de una tormenta de trabajo.

Ochako se encogió de hombros, intentando que su expresión fuera relajada. —Solo necesitaba un pequeño descanso. Las cosas han estado bastante intensas últimamente.

Tsuyu la miró con una mezcla de preocupación y curiosidad. —¿Aún estás pensando en Toga? —preguntó suavemente, como si ya supiera la respuesta.

Ochako sintió un sobresalto, sorprendida por la pregunta directa de su amiga. —No es solo eso... —empezó a decir, buscando las palabras adecuadas—. Es como si todo lo que está pasando... no tuviera sentido a veces. Como si estuviera tratando de entender algo que no puedo.

Tsuyu la observó con atención, sin apresurarse a interrumpirla. —Toga te afecta de una manera que no entiendo completamente, ¿verdad?

Ochako asintió lentamente. —Sí. Es diferente con ella. Hay algo en la forma en que se enfrenta a mí, en la forma en que habla... Me hace cuestionar muchas cosas.

Tsuyu la miró con una comprensión silenciosa. —No es raro sentir confusión cuando te enfrentas a alguien que desafía tus creencias. A veces, lo que más nos inquieta es lo que más tenemos que aprender.

Ochako frunció el ceño, tratando de procesar las palabras de su amiga. —¿Y qué hago con eso? ¿Cómo lidio con esos sentimientos?

Tsuyu le sonrió, dando un pequeño sorbo a su bebida. —No tengo todas las respuestas, pero creo que lo más importante es ser honesta contigo misma. Aceptar que tus sentimientos son válidos, incluso si no encajan en la visión que tenías antes. No estás sola en esto.

La conversación con Tsuyu dejó a Ochako con una sensación de alivio. Al menos, no estaba enfrentando sus dudas completamente sola. La comprensión de su amiga le dio un poco de claridad, aunque no resolvió por completo el enigma que Toga representaba para ella.

Más tarde esa noche, en la guarida de la Liga de Villanos, la atmósfera era diferente. La oscuridad del lugar estaba iluminada por las luces cálidas que arrojaban una luz tenue sobre los rostros de los miembros del grupo. La sala estaba llena de murmullos y la actividad habitual que acompañaba las reuniones del grupo.

Toga estaba recostada en una esquina, observando al grupo mientras se preparaban para el siguiente movimiento. Su mente, sin embargo, estaba lejos de las discusiones tácticas. Los pensamientos de Ochako seguían ocupando su mente, una presencia constante en su conciencia. La manera en que la heroína había respondido a sus provocaciones, su mirada intensa, todo eso había alimentado la curiosidad de Toga de maneras que no podía ignorar.

En un momento de distracción, Shigaraki se acercó a ella con una mirada inquisitiva. —¿Todo bien, Toga? —preguntó, notando el aire distraído de la villana.

Toga lo miró con una sonrisa enigmática. —Todo bien, solo pensando en algunos detalles. ¿Qué tenemos planeado para esta noche?

Shigaraki la observó con escepticismo. —Asegúrate de mantenerte enfocada. No necesitamos que te distraigas con héroes ahora mismo. Tenemos planes importantes que debemos seguir adelante.

Toga asintió, aunque sus pensamientos seguían vagando. —Sí, claro. Solo estaba... pensando en cómo mejorar nuestra estrategia.

Mientras el grupo seguía discutiendo y planeando sus próximos movimientos, Toga decidió que debía encontrar una manera de entender a Ochako más a fondo. La conexión que sentía con ella era demasiado intrigante como para ignorarla, y aunque sabía que sus métodos no eran los más convencionales, estaba dispuesta a explorar esta nueva dimensión en su vida.

El resto de la noche transcurrió entre preparativos y ajustes en los planes de la Liga de Villanos, mientras que Ochako, por su parte, regresaba a su hogar, exhausta pero con la mente aún agitada por los recientes eventos. La incertidumbre seguía nublando su mente, pero también sentía una pequeña chispa de esperanza. Quizás al enfrentar sus propias dudas, podría encontrar una forma de reconciliar sus sentimientos con su deber como heroína.

A medida que la ciudad se sumía en un sueño inquieto, ambos personajes se preparaban para su próximo encuentro, un encuentro que prometía profundizar aún más el enigma que se había tejido entre ellos. El destino, como siempre, parecía tener sus propios planes para ellos, y lo único que podían hacer era enfrentarse a lo que viniera con la valentía que los caracterizaba.

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