capitulo 1, encuentro inseperado

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La noche caía pesadamente sobre la ciudad, envolviendo los altos rascacielos y las calles abarrotadas en un manto de sombras. Desde lo alto, las luces titilaban como pequeños fuegos, pero el aire estaba tenso, cargado con una sensación de que algo oscuro se cernía sobre la urbe. En las entrañas de la ciudad, allí donde las sombras parecían más espesas, una figura se movía con una gracia casi fantasmal, como si fuera parte misma de la oscuridad.

Toga Himiko, con su acostumbrada expresión traviesa y sus ojos siempre atentos, avanzaba con pasos ligeros, moviéndose entre los callejones y evitando las luces de los faros que patrullaban la zona. Sus movimientos eran rápidos, precisos, casi como los de una bailarina en pleno espectáculo. Pero no era un baile cualquiera. Era un juego mortal, un juego que ella conocía muy bien y que le encantaba.

La emoción bullía en su pecho, esa familiar mezcla de adrenalina y anticipación. Su objetivo estaba cerca: un dispositivo de seguridad oculto en una instalación protegida por héroes. Un dispositivo que, si caía en manos de la Liga de Villanos, desataría un caos impensable, permitiendo que los planes de su organización avanzaran sin obstáculos. Toga sonrió para sí misma al pensar en la posibilidad. El caos siempre la atraía, y hoy no sería la excepción.

El plan era simple. Infiltrarse, robar el dispositivo y salir antes de que los héroes supieran siquiera que había estado allí. Lo había hecho mil veces antes, pero esta vez había algo más, algo que le generaba una excitación extraña. ¿Sería que su oponente favorito estaría allí esta noche? ¿La adorable Ochako Uraraka? Pensar en la posibilidad hizo que sus labios se curvaran en una sonrisa más amplia. A lo largo de sus encuentros, Ochako había despertado en Toga una curiosidad inesperada, y quizás algo más profundo que ella misma no quería admitir.

Mientras se acercaba al perímetro de la instalación, Toga se detuvo en una esquina, sus ojos barrían el área buscando guardias. Dos héroes vigilaban la entrada, ambos distraídos, conversando entre ellos, claramente ajenos a la amenaza que se cernía sobre ellos. Toga se relamió los labios, disfrutando de la idea de lo que estaba por venir.

Saltó al aire con la agilidad de un felino, aterrizando silenciosamente sobre una cornisa. Desde allí, se deslizó entre las sombras, moviéndose con la misma ligereza que un susurro en el viento. Cada paso calculado, cada movimiento fluido. Los héroes nunca sabrían lo que les había pasado. Finalmente, sus dedos delgados y habilidosos encontraron el dispositivo, escondido en una caja de seguridad. Perfecto, pensó. Con solo un par de movimientos más, se aseguraría de que este pequeño juguete estuviera en sus manos.

Pero, justo cuando sus dedos se cerraban sobre el dispositivo, una voz familiar cortó el silencio de la noche.

—¡Alto ahí, Toga! —Ochako Uraraka, la heroína, apareció en escena, lanzándose al ataque con una determinación feroz.

El corazón de Toga saltó de emoción. ¡Ochako! Casi esperaba que apareciera. La sonrisa de Toga se ensanchó, sus ojos brillando con una mezcla de travesura y diversión. Giró sobre sí misma, apartándose del dispositivo y enfrentándose a la joven heroína.

—¡Vaya, vaya! Mira a quién tenemos aquí —dijo Toga con una voz cantarina, su tono juguetón, pero con un fondo oscuro—. La heroína estrella en persona.

Ochako aterrizó con gracia frente a ella, los ojos serios y llenos de una resolución que Toga encontraba fascinante. La determinación de Ochako siempre había sido algo que la intrigaba, esa inquebrantable voluntad de luchar por lo que creía. Aunque Toga también lo entendía, sabía que sus propios ideales eran diferentes. Donde Ochako veía orden y justicia, Toga veía caos y libertad. Y ambos eran igual de tentadores.

—Suelta ese dispositivo, Toga. No dejaré que lo robes —dijo Ochako con firmeza, sin titubear ni un segundo.

Pero Toga, lejos de intimidarse, dio un pequeño giro sobre sí misma, jugando con su cuchillo en la mano, su sonrisa nunca desvaneciéndose. "¿O qué?", respondió, alzando una ceja con una diversión evidente en su voz. Dio un paso hacia adelante, acercándose a Ochako, acortando la distancia entre ellas. "Vamos, no seas tan aburrida. ¿Por qué no nos divertimos un poco?"

La respuesta de Ochako fue directa, sin dejarse llevar por los juegos de Toga. "No puedo dejar que te salgas con la tuya. Eres una villana y yo una heroína."

Ah, las palabras clásicas de un héroe. Toga las había escuchado mil veces antes, pero viniendo de Ochako, sonaban diferentes. Eran más... personales. "¿Una villana? ¿Un héroe?," se encogió de hombros, como si esas etiquetas no significaran nada para ella. "Las etiquetas son simples, Uraraka. Tú y yo solo estamos en lados opuestos, pero ¿quién decide realmente lo que somos?"

Ochako frunció el ceño, su mirada fija en Toga. Era un dilema extraño, pero no había lugar para dudas en su mente. Había entrenado para esto. "Tú eliges ser villana," dijo, su voz firme. "Y yo elijo proteger a los inocentes. Eso nos hace diferentes."

Toga soltó una risita ligera, esa risa que siempre hacía que Ochako se sintiera inquieta. "¿Estás segura? ¿Estás tan segura de que siempre puedes elegir? No somos tan diferentes, Uraraka. Tú y yo tenemos mucho más en común de lo que crees. Te guste o no, las líneas no siempre son tan claras."

Antes de que Ochako pudiera responder, un estruendo resonó en la distancia, una explosión que sacudió el suelo bajo sus pies. Ambas se giraron hacia el sonido, alertas. "Parece que la diversión acaba de empezar," murmuró Toga, lanzándose hacia la dirección del ruido con agilidad. Sus movimientos eran rápidos, casi imposibles de seguir.

Ochako, sin dudarlo un segundo, corrió tras ella. No podía permitir que Toga escapara con el dispositivo ni que causara más caos. Sin embargo, mientras corría, no pudo evitar sentirse atrapada por las palabras de la villana. ¿Realmente eran tan diferentes? La pregunta la seguía como una sombra mientras intentaba alcanzarla.

El caos en la ciudad aumentaba a medida que los héroes luchaban por controlar la situación. Los villanos parecían estar mejor organizados de lo que los héroes habían anticipado. Toga, siempre disfrutando del caos, se movía con una gracia letal, evadiendo a los héroes con facilidad y atacando cuando lo consideraba necesario. Ochako, por su parte, trataba de mantener a raya a la villana, intentando al mismo tiempo no perder de vista su objetivo de detenerla.

Finalmente, en medio del caos y las explosiones, Toga y Ochako volvieron a encontrarse, esta vez frente a frente. Sus miradas se cruzaron por un breve momento, una fracción de segundo donde el tiempo pareció detenerse. La sonrisa de Toga se ensanchó, sus ojos brillando con una intensidad peligrosa.

—¿Qué pasa, Uraraka? ¿Te estás dividiendo? —se burló Toga, lanzándose hacia ella con movimientos ágiles y fluidos, como una danza mortal.

Ochako se preparó para el impacto, pero, en el último momento, Toga se desvió, dejándola en el aire, sin saber cómo reaccionar.

La batalla continuó durante varios minutos, con ambas intercambiando golpes y evasiones en una especie de coreografía sin palabras. Aunque Ochako luchaba con todas sus fuerzas, no podía evitar sentir una extraña fascinación por la villana. Había algo en su manera de moverse, en sus palabras, en la intensidad de su mirada. Era como si, en medio de la batalla, compartieran algo más profundo que una simple enemistad.

Finalmente, un grupo de héroes llegó para apoyar a Ochako, y lograron acorralar a Toga. Pero, como siempre, la villana tenía un truco bajo la manga. Con un movimiento rápido y preciso, logró escapar de sus garras, desapareciendo en las sombras.

Antes de desaparecer por completo, Toga le lanzó una última mirada a Ochako. Sus labios se curvaron en una sonrisa enigmática, y sus ojos brillaron con algo que Ochako no logró descifrar. "Nos vemos pronto, Uraraka," dijo, su voz suave y cargada de promesas antes de desaparecer.

Ochako se quedó allí, jadeando por el esfuerzo, observando el lugar donde Toga había desaparecido. Su mente estaba llena de confusión. ¿Qué había sido esa conexión extraña que había sentido durante la batalla? ¿Por qué las palabras de Toga la hacían cuestionar todo lo que creía saber sobre héroes y villanos?

Con un suspiro profundo, Ochako se unió a sus compañeros héroes, pero su mente no podía dejar de pensar en Toga. Esa mirada, esas palabras... todo parecía tener un significado oculto que aún no lograba comprender. Pero una cosa era segura: este no sería su último encuentro con la villana.

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