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Un joven castaño se miró por última vez en el espejo, sintiendo tanta satisfacción por su aspecto, sonrió y salió rápidamente de su habitación para poder desayunar antes de ir a la escuela, bajó las escaleras, caminó hacia el comedor y se encontró con su padre y su esposa desayunando entre una tranquila conversación.
Miró la hora en el smartwatch que traía en su muñeca izquierda, hizo una pequeña mueca y tomó asiento en una de las sillas disponibles junto a la mesa.
–Buenos días –saludó con una sonrisa– ¿Y Luzu? ¿Se despertó tarde? –preguntó curioso.
–Buenos días, Roier –Respondió Isabel– Salió temprano hacia el aeropuerto, creo que hoy se va su novio.
Se le revolvió el estómago y frunció el ceño sin poder evitarlo– Él no es su novio –dijo serio y miró su plato, el cual contenía unos waffles con miel, acompañados de frutos rojos.
–No entiendo a los adolescentes de hoy en día –negó con una sonrisa burlona– Les encantan las relaciones abiertas.
–Yo a su edad, salía con una chica y le decía a todo el mundo que era mi novia –comentó el hombre de cabello castaño.
Roier puso los ojos en blanco y se metió un pedazo de waffle a la boca– Se aburrirá de él y Luzu volverá a llorar todas las pinches noches –dijo fastidiado.
–Ese vocabulario, Sebastián –dijo serio.
–Estos días, Luzu ha estado muy feliz y han salido con frecuencia –dijo antes de darle un trago a su taza de café– Dudo que salga herido pero también admito, que es inevitable.
–Sería inevitable, si a él no le gustara Alexis –le dió un trago a su vaso de jugo.
–No eliges de quién enamorarte, Roier, te lo he dicho muchas veces –miró al menor con una sonrisa– Tú corazón es el que manda en esas cosas.
El corazón de Roier se apretó y miró fijamente a la mujer de cabello castaño, quién seguía mirandolo con una sonrisa, como si estuviera al tanto de su situación y estuviera burlándose de él, pero no era así, Isabel era la personas más amable que había conocido en su vida.
–Si... Lo sé –desvió la mirada hacia su plato y continúo desayunando, en silencio.
Sintiéndose completamente miserable y desafortunado.
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