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–Entonces

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–Entonces... ¿Saliste con Cellbit? –preguntó el azabache de ojos violetas.

Estamos hablando de Lusu, Vegetta –puso los ojos en blanco– No cambies el tema.

–¿Cuando fue la última vez que saliste con alguien? –miró su cuaderno unos segundos y luego desvió la mirada hacia su estuche de colores.

No lo sé –se encogió de hombros un tanto desinteresado.

Con ese chico argentino ¿Verdad? –sonrió divertido– Que pena que se haya ido, parecía agradable.

–Lusu es solo un capricho para Alexis –hizo una mueca de disgusto– Y Lusu está aferrado con ese niño rico.

–¿Qué color me queda mejor? –miró una vez más su estuche de colores– ¿El lila o el violeta? –cuestionó curioso.

Vegetta no me estás escuchando –frunció el ceño.

Solo hice una pregunta –se encogió de hombros.

El mexicano puso los ojos en blanco y se cruzó de brazos– Es lo mismo –respondió serio.

Claro que no, son tonos muy diferentes por eso tienen nombres –comentó con una suave sonrisa.

Roier arqueó una de sus cejas e inclinó solo un poco su cuerpo para poder echarle un vistazo al cuaderno del azabache.

¿Qué es esto? –preguntó curioso.

Oh... Estoy diseñando mi disfraz para mi cumpleaños –respondió el de ojos violetas un tanto emocionado– ¿Luzu no te lo había dicho? Vi lo divertidos que todos estaban en la fiesta de Halloween y creí que sería divertido hacer algo igual.

El castaño apretó sus puños con fuerza y soltó un gruñido– ¡Ya ni siquiera me cuenta sus cosas! –se quejó mientras se cruzaba de brazos.

El azabache miró los berrinches de su amigo, se quedó callado y segundos después, una pequeña sonrisa apareció en su rostro.

Supongo... Que entiendo cómo te sientes –desvió la mirada hacia el cielo azul de aquella mañana.

Roier miró al de ojos violetas y ladeó un poco la cabeza un tanto sorprendido– ¿En serio? –cuestionó.

Samuel asintió– Antes de que tú aparecieras en la vida de Luzu, él y yo éramos como hermanos, éramos muy unidos, nos contábamos absolutamente todo –soltó una pequeña risita– Pero luego su madre se casó con tu padre, se mudaron y tú cada vez te le pegabas más, como un chicle en el zapato –los violetas se encontraron con los ojos oscuros del mexicano–  Me sorprendió mucho cuando terminó con Quackity y semanas después, ya andaba de novio con Alexis –arqueó una de sus cejas– No digo que esté mal pero... Jamás imaginé a Luzu enamorado de una persona tan despiadada como el hermano de Quackity.

𝑹𝒐𝒊𝒆𝒓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora