Capítulo 8: "Distancia"

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La tarde se le hizo eterna a Harry, estar acostado sin hacer nada no le gustaba para nada, pero debía admitir que se sentía como la mierda, pues los efectos de la poción habían terminado y no podía hacer más que esperar a que el Malfoy menor volviera con la posión que le iba a preparar para la noche.

Draco, ahí iba de nuevo, todo estaba girando en torno a él últimamente y eso le asustaba, temía sentir demasiado por el rubio, pero cada vez era más difícil no hacerlo, su corazón latía al verlo, se emocionaba con solo hablarle, le hacía sentir cálido. Gracias a él la mansión era acogedora y de cierta manera consoladora, pero lo que él no quería admitir era que quien en realidad era su hogar era Draco, no la mansión.

Pensó que lo mejor sería distanciarse un poco del mayor, dejar de ser tan dependiente de él, Draco ya le había dicho que no hacía las cosas por pena hacia él, pero el solo pensar que su contención totalmente era Draco lo hacía sentir dependiente e infantil. Harry recordó la carta que llevaba guardada más de un mes en su escritorio, y con todas las fuerzas que tenía se levantó de su cama para enviarla.

Llamó a un elfo, quién apareció al instante y le pidió que por favor mandara esa carta, pero sin decirle a Draco, no sabía muy bien por qué había agregado esa clausula, pero algo en querer escapar de esa cercanía lo hacía sentirse mal y que estaba haciendo lo incorrecto.

-¿Qué haces de pie? deberías estar descansando- Aquella voz lo sacó de sus pensamientos y su corazón dio un vuelco, no lo había escuchado entrar y se sentía como si el rubio lo hubiera encontrado cometiendo un crimen.

-Estaba aburrido, no me gusta estar acostado- no mentía, pero igual aquello sonó como si lo hiciera, Draco no prestó mayor atención a sus palabras y se resignó a suspirar.

-Acuestate, solo por hoy, por cierto, aquí está la poción, un elfo debería estar llegando con la comida en un momento para que cenes y te tomes el remedio- le informó mientras dejaba el frasco con un liquido, que no se veía para nada apetitoso, en la mesita de noche.

-Gracias- Contestó el azabache bajito, cómo podía pensar en querer alejarse de alguien que lo estaba tratando como lo hacía Draco ¿A qué le tenía tanto miedo?

-Estás raro, ¿es por la conversación de hoy en la mañana?- preguntó Draco mientras insistía con la mirada para que Harry se volviera a recostar en la cama, quien obedeció al instante.

-No, es solo que me siento decaido, por el resfrio, no es nada más- Respondió Harry luego de sentarse en la cama, sin mirar al rubio, quién nuevamente iba a hablar, pero al igual que en la mañana, un elfo lo salvó de una incómoda conversación.

El elfo dejó habilmente en las piernas de Harry, ya recostado en la cama, una bandeja con sopa de pollo, un trozo de pan, ensalada y fruta. Ambos agradecieron y el azabache comenzó a comer como si no lo hubiera hecho en días, no se había percatado de lo hambriento que estaba.

-Bueno, ya te dije, después de que cenes te tomas la poción, no la botes- lo apuntó con el dedo de forma acusatoria, Harry asintió y ambos se miraron unos segundos, Draco pensando en decir algo más y Harry pensando en si el rubio le diría algo más o se iría. -Te dejo que comas, buenas noches- Dijo finalmente el rubio, Harry se desanimó, pero no dejó que el mayor se diera cuenta de eso.

Cada segundo que pasaba con el mayor lo convencía de que debía correr de esas amistad, que nada bueno saldría de ahí, pero por otro lado sabía que era el miedo quien hablaba, el miedo a sentir cariño o algo bonito más allá del repudio que sentía antes por el rubio.

A la mañana siguiente Harry despertó por culpa de unos pequeños golpecitos en su ventana, era una lechuza, se veía pequeña y algo torpe, hasta sin plumas, sin duda era la de Ron. Emocionado saltó de la cama, ignorando por completo el malestar y corrió a abrirle a la lechuza, esta le entregó la carta y sin dejarse acariciar se fue de inmediato.

"¡Harry!

No sabes cuanto me alegra leer una carta tuya, ¿cómo es eso que vives con los Malfoy? ¿por qué? ¿desde cuándo? ¿hasta cuándo? ¿POR QUÉ?

Respondiendo a tu pregunta, amigo, claro que estas invitado a venir cuando quieras, si quieres mañana mismo, mi mamá está feliz de que quieras venir, bueno, todos lo estamos, le conté a hermione para que venga también mañana.

¡Te esperamos!

Se despide, Ron"

Harry admitía que aquella carta lo había hecho muy feliz, se sentía como volver a la normalidad, no podía esperar a que fuese mañan para poder ir donde su amigo. Unos golpes en su puerta pausaron su celebración y esperó a que hablaran, pero obviamente sería Draco.

-¿Estás despierto?- Preguntó quien creía que era desde afuera.

-Sí, pasa- Respondió Harry apoyandose en el escritorio mirando hacia la puerta, quería parecer tranquilo, pero la verdad era que estaba de todo menos tranquilo. La puerta se abrió y dejó ver a un perfectamente vestido, Draco.

-Veo que te llegó una carta- Dijo con su típico tono de voz, pero de lo que Harry no se percató es que en aquel comentario había cierta intriga por parte del mayor.

-Sí, Ron, mañana iré a verlo a la madriguera- Contestó dirigiendo su mirada a la carta, sentía haber confesado un secreto gravisimo, pero solamente estaba diciendo que iría a ver a su amigo, no había nada malo en eso.

-Ah...- Apenas le contestó Draco, había hablado casi con desilución, pero Harry lo tomó como simple y completo desinterés a lo que él hiciera. -Venía para ver si habías amanecido mejor y para decirte que el desayuno está listo ¿quieres bajar a desayunar o que un elfo te lo traiga a tu cuarto?- Preguntó, está vez fingiendo un perfecto desinterés.

-Bajaré a desayunar, ya me siento mejor, además, un minuto más encerrado en mi habitación y me vuelvo loco- Le contestó Harry comenzando a moverse por la habitación buscando ropa para ponerse, Draco simplemente asintió y salió del cuarto sin decir nada más.

Aún se sentía decaido, pero la respuesta de su amigo Ron lo había motivado, y en verdad quería salir de ese cuarto. Luego de una ducha rápida se vistió y bajó, los Malfoys lo esperaban para desayunar. Cada día se sentía más parte de una rutina que estaba lejos disgustarle, y a su vez, creía que el acercarse más a Draco ponía en peligro eso.

Informó que al dia siguiente visitaría a Ron y que se quedaría a dormir un par de días allá. La señora Malfoy protestó, no creía que fuera bueno que se quedase a dormir, acababa de mejorar de una fiebre y prefería tenerlo cerca, que estuviera cerca de Draco para cuidarlo. El solo hecho de que Cissa mencionara aquello lo hizo querer irse ese mismo instante, pero disimuló e insistió en que estaría bien y que cualquier cosa les avisaría.

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He aquí otro capítulo, espero les vaya gustando. Sé que me he demorado en actualizar, y ruego me tengan paciencia, pero creo que desde ahora las actualizaciones serán más lentas.

Se despide con mucho cariño, la Autora.

Hermanastros |Drarry|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora