Hermanastros |Drarry|

Capítulo 10: "Cartas"

Harry, luego de vestirse y arreglarse, bajó a desayunar con la familia Weasley, se dirigía al mismo puesto de siempre; al lado de Ron. Pero al llegar, se percató de que estaba ocupado por Hermionne, algo que le pareció raro pues ella siempre se había sentado junto a Ginny, por el momento decidió ignorarlo, no le dio mucha más vuelta al asunto y se sentó al lado de George. El desayuno fue más tranquilo que la cena, aunque siempre manteniendo el carácter ruidoso de las comidas de los Weasley, aunque claro, ahora faltaba un ruidoso.

Durante el desayuno, Mionne y Ron se lanzaban miradas curiosas y muchos cariños por debajo de la mesas que para Harry no pasaron desapercibidos. Algo de eso no le soprendía para nada al azabache, pues siempre sospechó que aquellos dos terminarían juntos, aunque si debía admitir que esa situación lo apenaba, ese horrible sentimiento de soledad y de que se estaba quedando estancado lo presionaba cada vez más, veía como sus amigos habían logrado seguir con su vida, se habían enamorado y peleaban por un futuro, en cambio Harry solo pensaba en si acaso él tenía algún futuro por el cuál pelear.

-Harry, queremos contarte algo- Anunció la castaña repentínamente, durante un paseo por el patio luego del desayuno.

Harry sabía perfectamente que le querían contar, pero no sabía si estaba listo para escucharlo, por otro lado, no podía obligar a sus amigos a ocultarlo, eso no era justo para ellos.

-¿Qué cosa?- preguntó haciéndose el tonto, notó el nerviosismo de Ron, como este desvíaba su mirada y como lentamente su amiga tomaba la mano del pelirojo.

-Somos novios- Soltó sin más Hermionne, Ron por su parte hizo una especia de mueca, pensando que su amigo se enojaría o incomodaría.

Harry por supuesto puso su mejor cara y fingió felicidad, aunque en realidad si estaba feliz por sus amigos y realmente creía que hacían una grandiosa pareja, era solo que su inmensa soledad y egoismo no lo dejaban celebrar como se debía. Y es que como ignorar que todos habían seguido con su vida y él seguía lamentándose, ya no era el encontrar un foco en la vida, que hacer después del colegio, él también quería enamorarse, volver a sentirse amado y amar con locura. Y ante aquel pensamiento, por algún extraño motivo solo apareció en su mente Draco Malfoy ¿Por qué pensaba en él en un momento como ese? El miedo volvió a apoderarse de él, realmente debía alejarse del rubio, pues sus sentimientos por él eran cada vez más confusos y eso no podía suceder, era imposible.

-Amigo ¿te molesta qué seamos novios?- Preguntó algo apenado Ron, sacando del trance en el que había entrado el pelinegro. Harry negó efucivamente y llevó una de sus mano al hombro de él.

-Claro que no, como me podría molestar, siempre sospeché que se gustaban- dijo entre risas al recordar como cuando niños esos dos peleaban sin parar -¿Por qué lo preguntas?- le cuestionó Harry a su amigo.

-Es solo que de la nada te pusiste extraño- Comentó Ron. Obviamente se había puesto extraño si pensar en amar a Draco lo había descompuesto de sobremanera, aquellas sensaciones que le provocaban pensar en el malfoy menor como su pareja lo habían descolocado.

-Es solo que todos están en pareja y yo sigo soltero, estoy perdiendo mi joventud- Bromeo el azabache, y sus amigos rieron.

-No te preocupes Harry, el amor llega cuando menos te los esperas y de quien menos te lo esperas- Le contestó Hermionne, nuevamente Draco estaba en la mente de Harry, él solo pensaba si era posible escapar de sus propios pensamientos que tanto insistían en traicionarlo.

El día pasó relativamente lento, ayudaron a la señora Weasley en cosas del jardín, jugaron quidditch con George y Ginny, lo que realmente ayudó a Harry a distraerse y poder calmarse, pero dicha paz mental no le duraría mucho, pues en la noche, luego de cenar, recibió una carta de nada más y nada menos que Draco Malfoy.