¿En qué estaba pensando?

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Su ceño se frunce cuando se da cuenta de que es la tercera vez que se ve frente al espejo en menos de cinco minutos. Sabe que es una completa estupidez preocuparse por como se ve cuando va a ir a una fiesta con los mismos idiotas de siempre acompañado del estúpido Eric Cartman, la persona de quien menos debería importarle una opinión.

Sin embargo se encontró deseando que su vieja ushanka aún le quedara, su cabello se sentía indomable… estaba seguro de que debió cortarlo hace semanas, pero ahora no había tiempo.

— Ahhhhh, Carajo! - gruñó cerrando sus ojos mientras su corazón se aceleraba. 

¿En qué mierda estaba pensando Cartman al invitarlo así? La desconfianza no abandonaba su mente que le advertía que estuviese atento para detectar la trampa, sabía que había una burla detrás de todo eso y sin embargo él mismo no había hecho nada por cancelarle el plan.

Pero no iba a pensar en las razones en ese momento, no iba a aceptar lo que sabía que estaba pasando, no, ni siquiera en su cabeza. Aún no tenía el valor para afrontarlo, mucho menos para materializarlo en palabras. 

Acomodó algunos de los rizos que sobresalían rebeldes sobre su frente pero solo pudo dejar escapar un suspiro cuando volvieron a su lugar tres segundos después. 

— ¿Vas a salir? - la voz de su hermano se escucha a su espalda y se gira en automático para verlo sentado sobre su escritorio, moviendo las piernas de forma juguetona - parece que vas a una cita - agrega al final a lo que solo puede responder rodando los ojos.

— No lo es - se siente obligado a aclarar aunque al desviar la mirada no suena tan convincente. Alcanza a ver la sonrisa en los labios de su hermano así que solo puede fruncir el ceño y contraatacar - no voy a tardar así que nada de salir o..

— Esto es una cárcel, lo sé - dice el adolescente frunciendo el ceño - pero es injusto y bastante hipócrita de tu parte que tú si puedas salir y yo no - agrega sin esconder su molestia.

Y tiene razón en estar molesto, es inevitable no sentirse culpable luego de que él mismo se esté preparando para salir mientras le impone a su hermano reglas estrictas. 

Kyle desvía la mirada y suspira, quizá debería ceder aunque sea un poco, después de todo su hermano se ha estado portando bien, incluso ha estado ayudando en la casa y haciendo sus deberes sin que se lo ordene.

— Bien, puedes traer a un par de amigos - dice el pelirrojo y cuando ve al menor emocionarse lo detiene rápidamente - es algo pequeño Ike, nada de fiestas improvisadas.

— Si mamá - dice Ike con tono resignado pero no pierde más tiempo sino que rápidamente saca su celular y sale de la habitación.

— Solo videojuegos Ike! ¡Aún son muy pequeños para otras cosas! - grita en dirección a dónde el canadiense ha desaparecido sin molestarse en darle una respuesta.

Algo en su interior le dice que dejarlo solo no es una buena idea, pero no tiene tiempo de reflexionar en ese pensamiento cuando el timbre de la puerta principal suena y todo movimiento que estaba por hacer se congela.

Por un segundo había olvidado que tenía una cita con Eric Cartman. No, no era una cita incluso si el castaño lo había de esa forma, él solo había aceptado su tontería para que se callara y dejara de actuar raro, pero nunca sería tan estupido para pensar que podía ser una cita real, no podía serlo.

Su corazón empieza a latir con fuerza y su mirada vuelve al espejo donde descubre que el rizo en su frente salta de forma salvaje. Maldice por lo bajo pero no hace nada por arreglarlo sino que baja las escaleras con una prisa interna que apenas puede contener.

10 cosas que odio de Eric CartmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora