Capítulo 10

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Hinata veía la tela caer con gracia sobre su cuerpo. Los tonos entre verdosos, aguamarina, azules, morados y dorados, resaltaban su piel bronceada y contrastaban con sus rizos anaranjados.

Observó su reflejo en aquellos espejos que lo rodeaban. Suspiró por enésima vez dejando que sus inseguridades siguieran inundando su mente.

Sí. Hinata tenía muchos problemas de autoestima, tal vez desde que sus familiares fallecieron y empezaron a llamarle de diferentes formas y le sugirieron que vendiera su cuerpo para sobrevivir, o incluso desde antes, cuando estaba en segundo y le dijeron enano, escuálido y pelo de payaso.

Fue peor cuando cursaba quinto de primaria y teniendo once años le aplicaron el exámen de género, arrojando a un positivo para Omega.

Lo empezaron a ignorar, pues según sus compañeros "apestaba".

Él siempre había sido muy emocional, además de ser un Omega dominante, por lo que cuando estaba contento o deprimido su aroma era fuerte, incluso algunos Betas alcanzaban a percibir un poco de su aroma cítrico y se sentían disgustados por eso. Hinata en serio intentaba que sus feromonas no se notaran, poniendo la mente en blanco o creando diferentes escenarios dentro de ésta, para distraerse de lo que le estuviera o gustando o molestando.

Sus padres le animaban diciéndole que él era un Omega precioso, exótico debido a sus rizos anaranjados y a sus ojos expresivos de color café y que su aroma cítrico era como un relajante.

"¿Joven Hinata?" — Asahi lo sacó de su ensoñación, haciéndolo girar su cabeza en su dirección. — "¿Todo bien?"

Hinata ladeó su rostro sin entender bien la pregunta del corpulento, fue allí cuando notó que Asahi, de una manera sutil, cubrió su nariz. El Omega se asustó y se avergonzó al ver el gesto del Alfa.

"¡Discúlpame Asahi-san! ¡Yo...! ¡Yo no...!"

Los balbuceos del Omega se convirtieron en hipidos, y luego en llanto. Asahi entró en pánico, no era su intención hacerlo llorar, sólo quería ayudar.

El mayor no sabía bien qué hacer, si consolarlo, abrazarlo, llamar a Kageyama o salvar el kimono que podría arruinarse con las lágrimas del Omega. Aunque Kiyoko fue más rápida que el Alfa corpulento.

"¿Qué ocurrió?" — La voz intimidante y las feromonas amenazantes paralizaron a Asahi.

Pero Hinata...

"¡Kageyama!"

Hinata había corrido en dirección al Alfa dejándose caer en sus brazos.

Kageyama en un principio sintió cómo su alma abandonaba su cuerpo, pues Hinata procuraba no demostrar acciones afectuosas frente a otros, mientras que él prefería un perfil bajo. Pero se dejó llevar y rodeó sus brazos alrededor del cuerpo del Omega, soltando sus feromonas con olor a chocolate, de manera que el Omega pudiera sentirse relajado con su presencia.

"Explíquense". — Fijó su mirada en Asahi y Kiyoko sin soltar al más bajo. El Alfa mayor se sintió intimidado por la mirada del azabache, olvidando en el proceso cómo hablar.

Love never diesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora