Capítulo 11

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▪️♥️▪️

Suguru Daishou.

Hinata había escuchado su nombre. Un comerciante del Gobierno de Sapporo, pero era lo único que sabía sobre él. Por el aroma asumía que era un Alfa, pero le dió la impresión de que era uno recesivo, puesto que sus feromonas no se percibían tan fuertes, solamente algo picantes, como anís.

No eran para nada agradables. Y su mirada... A Hinata le provocaba una sensación de sumisión, de miedo.

"Y-yo... Me i-iba". — Hinata le ofreció una reverencia y luego giró su cuerpo tomando dirección hacia la puerta por donde minutos antes había salido. Sin embargo, una mano grande, áspera y huesuda tomó su muñeca evitando que diera un paso más.

"Te dije que me parecías lindo... Pero no me respondiste, Omega". — Las piernas de Hinata se detuvieron, por más de que él les ordenara moverse, la sensación de gelatina le impedía dar un paso. — "¿Tu mami y papi no te enseñaron modales cuando recibes un halago? Deben estar decepcionados de ti".

Esas palabras le cayeron como un balde de agua fría.

Era cierto, sus padres no estarían orgullosos de él si decidía tomar una actitud indiferente hacia alguien, aún si se sentía incómodo con la presencia de tal persona, pero... Esos ojos, la sonrisa ladina que le provocaba escalofríos, la mirada penetrante que se enfocaba en sus clisos marrones le obligaban a doblegarse.

Su cabeza se iba inclinando lentamente, su instinto le decía que se sometiera, pero...

"¡Shoyo!" —El grito de Kageyama lo despertó de aquel trance.

El Alfa azabache tomó la otra mano de Hinata, jalando de ésta con algo de fuerza, sin lastimarlo, logrando que el Omega se liberara del agarre de Daishou.

"To... ¡Tobio!" Hinata se aferró a la tela del kimono de Kageyama, posando su rostro sobre el pecho del Alfa. Sus feromonas agrias, sus temblores, le indicaban una sola cosa a Kageyama, Hinata estaba muy asustado y muy en el fondo el pelinaranaja pensó en que le había fallado a Kageyama y a su amigo Kenma.

"Je. Así que él es tu ramera, ¿no, Tobio? Ya era hora de que liberaras con alguien tu celo. Asumo que el sexo es delicioso con él. Te propongo que me lo prestes. Aunque, ¿te digo algo? Un trío no me vendría nada mal. Puedo imaginarme su boquita alrededor de..."

Kageyama se enfrentó a Daishou, tomando su cuello, no tan fuerte como le habría gustado, ya que muchos ojos estaban pendientes del asunto.

"Cierra esa maldita boca imbécil. Shoyo no es alguien para que le hables así. Discúlpate con mi Omega. ¡Ahora!"

La música dejó de sonar. El resto de invitados se fue acercando al balcón donde se había armado un escándalo que involucraba al hijo del Primer Ministro de Tokyo y aquel comerciante de Sapporo.

— "Tobio. Por favor, los demás están mirando. Déjalo". — Pidió en un susurro Hinata al ver cómo más y más personas se empezaban a acercar hacia ellos.

Kageyama podría haber seguido, pero eso les daría a los invitados de qué más hablar. El Alfa azabache se dejó hacer del Omega, a quien rodeó por su cintura con su brazo derecho y voltearon para entrar de nuevo al salón. De todas formas, Kageyama no se quedó con las ganas, pues giró su rostro sobre su hombro izquierdo y con una mirada amenazante hacia el Alfa recesivo volvió a tomar rumbo al interior.

"Tobio. ¿Qué fue todo eso?" — Se dirigió a su hijo Misaki con una gran cara de preocupación. — "Sabes que no podemos permitirnos un escándalo en un día como hoy". —

Love never diesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora