02.

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No entendía muy bien el porqué, pero se había hecho costumbre para mí ir al parque siempre a la misma hora. No era un lugar que me gustara; había demasiado ruido, gente gritando, actuando extraño y yendo de aquí para allá como si tuvieran una especie de enfermedad mental. Sin embargo, no me quedaba otra opción al ser la zona verde más cercana.

Suspiré, rozando con la yema de mi dedo índice las diminutas rosas que iban floreciendo en uno de los tantos jardines. El sol estaba en su punto más alto y yo, sin motivo aparente, me hallaba feliz y entusiasmado.

Mis emociones se intensificaron tras notar al dueño de mis suspiros meciéndose suavemente en uno de los columpios dispersos por el área. Sin pensármelo dos veces, fui corriendo y, tan pronto como llegué, tomé asiento en el columpio de al lado.

—¡Tae! —llamé. Él volteó a verme, regalándome al instante una de aquellas hermosas sonrisas que yo tanto adoraba ver—. No sabía que ibas a estar aquí.

—Tal parece que es mi condena encontrarte en cada lugar al que voy —comentó con burla—. ¿O debería decir que eres tú el que siempre logra encontrarme?

—Tal vez... —dudé en si decirlo o no—. Tal vez estamos destinados a encontrarnos siempre... —Él soltó unas cuantas carcajadas, al parecer decidiendo callar.

Estuvimos meciéndonos por largos minutos, mientras nos limitábamos a mirar la nada. Estábamos callados, cosa rara viniendo de nosotros. En mi defensa, debo decir que mi silencio se debía a mis nervios; con el pasar de los meses, mantenerme cerca de Taehyung me había resultado una tarea compleja. Desde que comencé a verlo con otros ojos, era sumamente incómodo para mí tener que mantener una charla común y corriente.

—Me gusta alguien —soltó de repente. Yo inmediatamente sentí mi corazón contraerse—. Es una chica, pero no cualquier chica —suspiró, transportando su diestra a la altura de su pecho. Desvié mi mirada, mentalizándome en que debía ser fuerte y no ponerme a llorar—. Es la chica más hermosa que he visto, Kookie. Me gusta mucho.

Inhalé profunda y exhalé pesadamente antes de poder responderle algo.

—Eso... es bueno, Tae —traté de sonreír, aún manteniendo mi punto de visión lejos del suyo—. ¿Crees que tú también le gustas a ella?

—Creo que sí. De todas maneras, lo averiguaré pronto.

Asentí frenéticamente con la cabeza, apretando entre mis manos las cadenas que conformaban el columpio. Me mecí con algo más de fuerza y parpadeé en reiteradas ocasiones.

Le gustaba alguien. A Taehyung le gustaba alguien y ese "alguien" no era yo.

Nunca sería yo.

En realidad, no entiendo por qué mantenía las absurdas ilusiones de despertar algo en él. Él siempre me miró como cualquiera miraría a su mejor amigo -casi hermano- del alma. En su vida no había otro lugar para mí que no fuera el de "el buen amigo".

Siempre fui soñador. Tanto, que a veces me olvidaba de ver la triste realidad que me rodeaba.

UTOPÍA © vkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora