08; final.

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«Existe una palabra para definir el momento en que fantasía y realidad se mezclan: locura». —Laia Soler.


Ya lo he entendido todo, pero me he negado a superarlo.

Entendí las palabras y el proceder del psiquiatra.

Entendí las expresiones de Taehyung y también me entendí un poco a mí mismo. Yo estaba cegado, pero vivía feliz de aquel modo; vivía feliz imaginándome a Taehyung a mi lado, lo que me llevó a sentirlo, a creer que no estaba muerto. Lo sentía de tal manera, que de un momento a otro también confundí las cosas.

Entendí por qué había tanta gente y por qué -aunque no quisiera- tenía que ir al mismo parque de siempre. Un parque que odié por el estúpido motivo de que no era solo mi parecer el que se hallaran personas enfermas. Las habían. Estoy rodeado de ellas.

Entendí que voy de mal en peor, que estoy íntegramente loco y que no es algo que el suicidio de Taehyung desencadenó. Tal vez nací estropeado.

Jamás le gusté. Cuando creí que había comenzado a sentir algo por mí, solo fue porque estaba muerto y porque, de alguna u otra forma, yo era la única persona que lo podía ver y que se negaba a dejarlo ir.

Me siento un poco idiota ahora. Siempre lo fui, pero ahora me siento como tal. Me siento idiota porque vi y sentí en mí mismo la manera en la que me aferré a él, al punto de crear una realidad propia y perfecta ante mis ojos. Incluso me imaginé un beso que jamás olvidaré, ¿tan demente puedo llegar a estar?

Sí, ahora veo la realidad, pero eso no quiere decir que desee quedarme en ella. Quiero volver a mi cuento y jamás salir de allí. Quiero que mi dicha sea duradera, y volver a ver a mi Tae sonreírme, contarme qué tal le ha ido en el día; volver a jugar con él, a reír con él, a pasar momentos hermosos con él.

Con él.

Después de todo, el estar internado en un manicomio solamente podría significar una cosa: que estoy loco, y para los locos el asunto de crear e imaginar resulta relativamente fácil.

Hundirse en la locura no es una fatalidad, quizás es, también, una elección.

A veces, la mente recibe un golpe tan brutal que se esconde en la demencia.


—houndix

UTOPÍA © vkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora