06.

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—¿Cómo has estado, Jungkook?

Me encogí de hombros, observando atentamente su proceder. No sabía bien qué somos; yo diría que amigos. Cada vez que lo veía portaba una bata blanca y su expresión siempre estaba abarrotada de serenidad.

—Muy bien, gracias, ¿y usted? —él sonrió, arrastrando por el escritorio una taza a la que previamente le había puesto té. La tomé con manos temblorosas y bebí del líquido, haciéndole caso omiso al hecho de que se encontraba hirviendo.

—¿Muy bien? —quiso confirmar. Yo asentí—. ¿Eso quiere decir que te sientes bien?

—Yo diría que... sí. —Respondí, dudando. No entendía a qué iba todo eso.

—¿Has estado tomando todas tus medicinas? —¿medicinas?—. Me alegra que te sientas bien, pero no muestras avances significativos, Kook.

¿Exactamente a qué se refería? ¿Qué avances? ¿Qué medicina? Él interrumpió mi posible beso con Taehyung solo para decirme ese tipo de cosas sin sentido.

—¿A qué se refiere? —él resopló con resignación. Segundos después, sonrió—. No entiendo...

—¿Qué estabas haciendo allá afuera? —cambió el tema radicalmente, confundiéndome aún más—. Te veías feliz.

Y entonces recordé a Taehyung. Recordé que por poco me besa y recordé que era posible aquello de que yo, probablemente, comenzara a gustarle. Recordé su sonrisa, sus ojitos brillantes y esa mueca de alegría que tenía al verme.

—Estaba con el chico que me gusta.

—Con el chico que te gusta... —replicó. Posteriormente, anotó unas cuantas cosas en una especie de ficha que se hallaba en el escritorio—. ¿Qué te dijo? ¿Qué hicieron?

No entendía el motivo, pero me vi en la necesidad de calmar sus dudas, a pesar de ser algo relativamente privado y propio. Aparte de eso, también quería compartir con alguien mi dicha, y él parecía ser una excelente persona.

—Me iba a besar, pero usted nos interrumpió —dije primeramente—. Estuvimos jugando, y eso fue todo.

—Te iba a besar y estuvieron jugando —anotaba mientras hablaba—. Vaya. Eso es nuevo.

—¿A qué se refiere? —fruncí el ceño, desorientado.

—No es nada —hizo un ademán con su mano, reduciendo importancia a lo dicho. Guiñó su ojo y se puso de pie con la hoja en mano, la cual le entregó a una chica vestida completamente de blanco—. Toma tus medicinas y pórtate bien, chico. Sé que si pones un poco más de tu parte, lo vas a conseguir —palmeó mi hombro y yo tomé eso como señal para pararme e irme.

¿Qué mierda había sido todo eso?

UTOPÍA © vkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora