05.

17 6 0
                                    

Las semanas habían pasado y algo había cambiado. No sé con exactitud si yo estaba mal, pero de verdad sentía que algo no era igual.

Taehyung sonreía con mucha más constancia. Pasamos de simplemente balancearnos en el típico columpio, a jugar como niños pequeños en los demás juegos. De vez en vez nos perseguíamos mutuamente, y al encontrarnos nos atacábamos con cosquillas.

—¡Bájame ya! —pataleé, saltando sobre el asiento del sube y baja. Taehyung me había dejado arriba, mientras reía escandalosamente por mi insistencia en ser bajado—. ¡No es gracioso! ¡Bájame! —lloriqueé, ocasionando que él se regocijara más. Apreté con fuerza la base y seguí pataleando—. ¡Kim Taehyung, bájame ahora!

—El pequeño Kookie le teme a las alturas... —canturreó, sin ánimos de bajarme—. Eres un bebé.

—¡No es miedo a las alturas! ¡Me estoy resbalando y es incómodo acá arriba! —luché por volver a reincorporarme, y al hacerlo Taehyung me bajó, ocasionando que cayera de espaldas al césped detrás de mí. Jadeé, sentándome segundos después—. Me lastimaste... Eres tan malo. —Dramaticé, frotándome con exageración el brazo izquierdo.

—Te veías feliz allá arriba —él se acercó y grande fue mi sorpresa al momento en el que me subió a su regazo—. Mi pequeño Kookie, estás tan grande...

Mi corazón se aceleró y pese a que traté de darle un codazo en el estómago para que me soltara, él sencillamente rio y me brindó un eufórico abrazo, pegándome cada vez más a su cuerpo.

—M-me estás aplastando... —su toque siempre fue suave y delicado. En realidad, estaba tratando de encontrar un pretexto para alejarme y que los nervios no terminaran por matarme—. Tae...

—Lindo —musitó, alzando su mirada. Sus ojos se veían brillantes y podía jurar que tenían evidente felicidad reflejada. Inhalé profundo, al mismo tiempo en que sentí mis mofletes arder—. Lindo y precioso tomatito.

—Estás a-actuando raro...

—A ti no parece molestarte —mi boca se secó. Desvié mi mirada y exhalé pesadamente, tratando de controlar mi desmandado corazón. Por supuesto que no me molestaba, pero me daba ilusiones que quizás no debía de tener—. ¿Estás bien, Kookie? Estás demasiado rojo.

—E-estoy bien.

Volvimos a mirarnos, y si con anterioridad estaba nervioso, en ese instante estaba a punto de desmayarme. Taehyung acercó peligrosamente su rostro al mío, tal parece con la intención de besarme. Quise llorar de felicidad.

—¡Jungkook! —llamó una voz conocida.

Lo peor es que, a veces, solo recuerdo las cosas que quiero -o me conviene- recordar.

UTOPÍA © vkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora