Capítulo 10: La verdad oculta

1 0 0
                                    

La máscara de la figura comenzó a desmoronarse bajo el toque de Lucas. Las grietas se extendieron rápidamente, y la figura se tambaleó hacia atrás, soltando un gruñido grave y gutural que resonó en todo el bosque.

María, aún recuperándose de la fuerza que los había empujado, vio lo que estaba ocurriendo y, con un último grito de valentía, corrió hacia Lucas y lo ayudó a ponerse de pie.

—¡Lucas! ¡Lo estás haciendo! —gritó, mientras las grietas en la máscara se volvían más profundas.

La figura, que antes parecía invulnerable, ahora mostraba signos de debilidad. Se tambaleaba, intentando mantener el control sobre la situación, pero las grietas crecían más rápido de lo que podía reparar. Finalmente, con un sonido como el de vidrio rompiéndose, la máscara cayó al suelo en pedazos.

Lo que había detrás de la máscara los dejó sin aliento.

No era un rostro humano, ni siquiera un ser físico en el sentido normal. Lo que vieron fue un vacío oscuro, una especie de sombra viviente que se retorcía y cambiaba de forma. Era la esencia del miedo mismo, una entidad que había tomado forma para manipularlos.

El bosque, que hasta ese momento había estado oscuro y opresivo, comenzó a cambiar. Las sombras se desvanecieron, los árboles dejaron de parecer amenazantes, y el aire se volvió menos pesado. La influencia de la entidad sobre el lugar estaba desapareciendo.

—Es... solo miedo —susurró Lucas, dándose cuenta de la verdad. El asesino no era una persona, sino una manifestación de sus peores temores.

María, temblando, miró a Lucas.

—¿Es real? ¿O todo esto... era parte de la ilusión?

Lucas no tenía una respuesta definitiva, pero sabía una cosa: el control del miedo sobre ellos se había roto. Y con la máscara destruida, la entidad comenzó a desvanecerse, su forma retorciéndose y disipándose en el aire como humo.

Finalmente, la figura desapareció por completo. El bosque quedó en un profundo silencio.

—Lo logramos... —susurró María, exhausta.

Lucas asintió, aunque el dolor por las pérdidas aún pesaba sobre sus hombros. Habían sobrevivido, pero a un costo terrible.

Miedo en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora