Alicia sentía que el tiempo había pasado rápidamente desde que tomó la decisión de volver a estudiar Derecho. Con cada día que pasaba, se convencía más de que esta vez nada la detendría. Sabía que el camino no sería fácil, especialmente porque había dejado la carrera durante varios años, pero también sabía que ya no era la misma joven insegura que una vez sintió pánico ante la magnitud del contenido.
Cuando entró nuevamente a la universidad, la nostalgia la invadió. Los pasillos, las aulas, e incluso los antiguos compañeros que aún reconocía, le recordaban su primer intento. Pero esta vez, algo había cambiado dentro de ella. Ya no se trataba solo de demostrar que podía ser abogada; se trataba de cumplir un sueño que, pese a los años, seguía ardiendo en su interior.
Su primer desafío fue ponerse al día con las materias que había dejado incompletas. Sabía que muchos conceptos que una vez le resultaron abrumadores ahora debían ser retomados con una nueva perspectiva. Durante las primeras semanas, se enfocó en organizarse mejor, con la ayuda de sus antiguos apuntes y algunas guías que descargó. Además, decidió que esta vez pediría ayuda si la necesitaba. Años atrás, el miedo a mostrar vulnerabilidad le había jugado en contra, pero ahora entendía que aceptar apoyo no era una debilidad.
Con el paso de los meses, Alicia comenzó a notar una gran diferencia en su actitud frente al estudio. Aunque seguía habiendo días en que el contenido le resultaba denso o abrumador, su determinación la empujaba a seguir adelante. No estaba sola en este proceso: se unió a un grupo de estudio con otros estudiantes que también tenían responsabilidades y vidas complicadas fuera de la universidad. Se dio cuenta de que todos ellos compartían el mismo miedo al fracaso, pero también la misma esperanza de llegar a la meta.
Fue así como, poco a poco, Alicia comenzó a rendir las materias que había dejado pendientes, una por una, hasta completar aquellas que alguna vez creyó que no superaría. Cada aprobación era una pequeña victoria que alimentaba su deseo de seguir avanzando.
Un día, al salir de un examen, se encontró a su antigua profesora de Derecho Constitucional, una materia que había abandonado con terror en su primer intento. Al verla, Alicia se sintió nerviosa, pero también motivada. Sabía que pronto tendría que enfrentarse a esa materia nuevamente, pero esta vez lo haría con la convicción de que podía superarla.
La profesora le sonrió y le dijo: "Me alegra verte de vuelta. ¿Estás lista para retomar lo que dejaste pendiente?"
Alicia asintió. Esta vez, no había dudas.
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La excepción a la regla
Ficção GeralNormalmente, en la mayoría de las situaciones vividas se cumple la regla "segundas partes nunca son buenas". Esto se ve reflejado principalmente en las relaciones de pareja, cuando algunas personas retoman una relación con una ex pareja. Sin embargo...