La llegada de Oliver supuso un cambio inesperado en la vida de Alicia y su madre. Desde el primer día, el pequeño gato trajo consigo una energía renovadora que pareció iluminar cada rincón del hogar. Su curiosidad infinita y sus saltos gráciles por la casa arrancaban sonrisas a ambas mujeres, incluso en los días más difíciles.
Alicia, que había estado sumergida en el agotador ritmo de sus estudios y el cuidado de su madre, encontró en Oliver un pequeño respiro. Entre libros de derecho privado y procedimientos legales, Oliver se convirtió en su fiel compañero, siempre cerca, como si supiera cuándo ella necesitaba una pausa.
Una tarde, mientras revisaba un tema complejo sobre el régimen patrimonial del matrimonio, su madre, desde la cama, le preguntó: “¿Cómo va todo, hija?”. A pesar del avance de su enfermedad, aún le gustaba estar al tanto de los progresos de Alicia. “Va bien, mamá. A veces me siento abrumada, pero tener a Oliver por aquí me ayuda a distraerme un poco”, respondió con una sonrisa, mientras acariciaba al gato que jugaba con los apuntes desordenados.
Oliver, con sus travesuras, había encontrado la manera de alegrar incluso los días más oscuros. A pesar de la gravedad de la enfermedad de su madre, había momentos en los que ambas mujeres se reían gracias a las ocurrencias del pequeño felino, como cuando intentaba atrapar las sombras que se proyectaban en la pared o se deslizaba bajo la cama en busca de objetos perdidos.
El equilibrio entre los estudios, los cuidados y las tensiones emocionales era difícil de mantener, pero Oliver parecía actuar como un vínculo que suavizaba el peso de todas esas responsabilidades. Alicia continuaba preparando los últimos exámenes que necesitaba aprobar, mientras seguía con la práctica en la materia que estaba cursando, pero se sentía más ligera sabiendo que Oliver estaba allí para acompañarla en los momentos de descanso.
Una noche, cuando la fatiga por el estudio la vencía y los apuntes sobre derecho de familia cubrían toda la mesa, Alicia decidió detenerse. Estaba agotada, pero sentía que poco a poco se acercaba a la meta de recibirse de abogada. Con Oliver en su regazo, ronroneando mientras ella lo acariciaba, cerró los ojos por un momento y pensó en todo lo que había atravesado hasta ahora.
Oliver no era solo una mascota; se había convertido en una fuente de consuelo en los días difíciles. A pesar de las incertidumbres y los desafíos, tanto en su hogar como en sus estudios, Alicia sentía que había encontrado una nueva motivación para seguir adelante. Su madre la miraba con orgullo, sabiendo que Alicia había crecido y aprendido a lidiar con las adversidades sin perder de vista sus sueños.
Con cada día que pasaba, Alicia estaba más cerca de su meta. Y aunque aún quedaban obstáculos por superar, la presencia de Oliver y el apoyo emocional que encontraba en su madre le daban la fortaleza necesaria para continuar.
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La excepción a la regla
Fiksi UmumNormalmente, en la mayoría de las situaciones vividas se cumple la regla "segundas partes nunca son buenas". Esto se ve reflejado principalmente en las relaciones de pareja, cuando algunas personas retoman una relación con una ex pareja. Sin embargo...