𝐏𝐄𝐓𝐑𝐈𝐂𝐇𝐎𝐑 | ❝el olor a tierra que se
produce cuando la lluvia
cae sobre la tierra seca.❞
Kiara Black está ansiosa por graduarse y dejar su ciudad natal en el pasado...
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(nota al final)
KIARA Y LEAH SE SENTARON EN SILENCIO MIENTRAS ESCUCHABAN A SAM, su padre y los ancianos de la manada discutir dentro de la casa. Sam había enviado al resto de los chicos a casa, excepto Jared y Embry, que habían asumido el control de la patrulla. No creían que la pelirroja regresara pronto, especialmente porque la habían echado de su territorio solo una hora antes.
—Estará bien, ¿verdad?— le preguntó Kiara a la chica mayor, sabiendo que ninguna de las dos sabía qué herida sucedería a continuación. Ambas eran factores imprevistos en la manada, y la impronta de Kiara parecía hacerla parecer aún más antinatural. No pudo evitar desear haberse ido de La Push sin esperar a la graduación, porque sabía que nunca habría estado rodeada de suficientes vampiros como para hacer que cambiara de forma.
Leah no dijo nada. ¿Qué podía decir? Solo unos minutos antes, se había sentido abrumada por el asco que sentía por la chica sentada a su lado, horrorizada de que pudiera haberse imprimado en uno de su especie, uno de los que mataron a su padre. Un vampiro había provocado que su padre tuviera un ataque cardíaco, y a Leah no le importaba qué tipo de dieta tenía. No quería aprender a diferenciar a los chupasangres, no cuando le habían arrebatado a su padre.
Ahora, allí estaba, con Kiara Black aferrándose a su lado como si su vida dependiera de ello. Tal vez así era, pensó Leah, porque quién sabía cómo reaccionarían los ancianos a esto. Podía escuchar varias voces discutiendo sobre la impronta, su madre y el padre de Kiara entre ellos. Sue Clearwater amaba a Kiara Black con todo su corazón y esto no iba a cambiar eso, pero parecía que algunos de los otros ancianos no estaban de acuerdo con su presencia en la manada ahora.
Paul estaba dentro.
Kiara le había rogado que se fuera a casa, que se mantuviera al margen de lo que sucediera allí. Sam había echado un vistazo a su beta y abrió la puerta aún más, ignorando las súplicas de Kiara para que Sam le dijera a Paul que se fuera a casa. Paul era su mejor amigo desde que se enteró de los lobos y no quería que lo que dijeran los ancianos y su padre nublara sus pensamientos sobre ella.
