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Era un día largo, uno de esos donde cada hora parecía estirarse más de lo habitual. El sol ya se estaba ocultando cuando terminé de limpiar el último salón del segundo piso. Como siempre, dejé el baño de varones para el final, nunca falla, siempre lo peor. Cuando llegué, ya eran las 7 de la noche. El edificio estaba vacío, o eso creía.

Mientras me acercaba al baño, escuché ruidos desde adentro. Parecía que dos chicos estaban adentro, murmurando y quejándose. Primero pensé que estaban haciendo sus tonterías, ya sabes cómo son los adolescentes. Gruñí bajo y golpeé la puerta con fuerza.

—¡Oigan! Ya se acabó la escuela, váyanse a hacer sus cosas en sus casas —dije, esperando que salieran corriendo. Pero no hubo respuesta. El silencio que siguió a mi llamada fue... extraño. Por lo general, los chicos se ríen o huyen. Este silencio me puso incómodo.

Esperé un poco más, mi mano aún en la puerta, pero nada. Entonces decidí entrar, pensando que tal vez solo se estaban escondiendo o algo peor. Al abrir la puerta, lo primero que me golpeó fue el olor sangre y sudor. Una mezcla metálica que me revolvió el estómago.

Y ahí estaban Mark y Fred, tirados en el suelo. No era como lo había pensado al principio, no estaban haciendo cochinadas ni nada por el estilo. Estaban heridos, destrozados. Mark estaba cubriéndose el rostro arrodillado, y Fred no paraba de quejarse, agarrándose el brazo como si estuviera roto.

El baño era un desastre. Los espejos estaban rotos, las puertas de los cubículos colgaban de las bisagras, y los lavabos... estaban sucios, manchados de sangre, lógicamente fueron el motivo del porque Mark se tapaba el rostro ¿Cómo había llegado esto a ocurrir? No era una simple pelea escolar, esto era más grave.

Inmediatamente saqué mi radio y llamé al director, mi voz temblando al tratar de explicar lo que veía. Mientras esperaba ayuda, miré a los chicos tirados allí y me pregunté quién diablos había sido capaz de algo así. Los dos apenas podían moverse, pero estaba claro que estaban muy heridos.

Cuando llegó la ayuda, me alejé. Nunca había visto algo tan brutal en la escuela. Los chicos solo se peleaban en el callejón de afuera, pero este incidente era grande, huesos rotos, puertas destrozadas, si asi quedaron los chicos, ¿Como habrán quedado los otros?


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Michael volvió a su salón después de escuchar los rumores. A pesar de ser el principal sospechoso de la brutal pelea, no había pruebas concretas que lo vincularan directamente. Sabía que los rumores corrían por la escuela, pero nadie podía señalarlo con certeza.

—Michael Afton, el director te espera en su oficina —Anuncia la profesora en cuanto ve a Michael entrar al salón.

Al ser llamado a la oficina del director, Michael mantuvo una postura firme y tranquila.

—Michael —comenzó el director con tono serio— ¿estabas involucrado en el incidente con Mark y Fred?

Michael lo miró sin inmutarse y respondió con calma

Doble Cara Donde viven las historias. Descúbrelo ahora