Capítulo 1

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La luz del amanecer se filtraba a través de las ventanas de la casa de los Ackerman, pero el ambiente estaba cargado de una tensión palpable. Mikasa se encontraba atrapada entre el deseo y el deber, su corazón aún latiendo por el recuerdo de Levi, mientras su madre, Kutchel, preparaba la llegada de Eren Jaeger, su prometido.

Eren, hijo de una de las familias más ricas y poderosas del pueblo, iluminaba la habitación con su presencia, pero también traía consigo un aire de superioridad que Mikasa encontraba inquietante.Su amor por Levi era un fuego peligroso, y la presión social y familiar amenazaba con consumirla.

Flashback

El recuerdo del día en que sus padres anunciaron su compromiso resonaba en la mente de Mikasa. Había sido una tarde gris cuando Kutchel y Grisha Jaeger se reunieron en la casa de los Ackerman para discutir la unión de sus familias.

—Mikasa es una joven virtuosa —dijo Kutchel con orgullo—. Su belleza y fortaleza serán un gran aporte a tu familia.

Grisha sonrió con satisfacción, pero su mirada revelaba un interés oscuro. Era un hombre astuto; había notado la belleza singular de Mikasa y se sentía excitado ante la idea de tenerla en su familia.

—Estoy seguro de que Eren apreciará la belleza y fortaleza de Mikasa —dijo Grisha, dejando entrever un matiz siniestro en su tono—. Será una unión provechosa para todos.

Mikasa se sintió como un objeto en ese intercambio, un peón en un juego de poder. La idea de casarse con Eren, un hombre que apenas conocía, le revolvía el estómago. En esa época, las mujeres no tenían voz ni voto; debía aceptar lo que sus padres decidieran.

Fin de Flashback

La cena en la mesa de los Jaeger era formal, pero la atmósfera estaba cargada de tensión. Mikasa intentaba pasar desapercibida mientras Grisha y Kutchel intercambiaban miradas cómplices a través de la elegante vajilla. La energía entre ellos era como un secreto oscuro a punto de estallar.

Eren hablaba animadamente sobre sus planes futuros, ajeno a las tensiones que lo rodeaban.

—Mikasa, ¿has pensado en cómo será tu vida aquí? —preguntó Eren con confianza—. Serás parte de nuestra familia pronto.

Mikasa forzó una sonrisa; su mente estaba en otro lugar. De repente, sintió una presión cálida y persistente en su pierna debajo de la mesa. Al mirar hacia abajo, vio la mano de Grisha deslizándose peligrosamente cerca de su vestido. Contuvo un jadeo.

Grisha sonrió con malicia mientras hablaba:
—Mikasa, querida —dijo él—. Tu belleza es un verdadero tesoro. Estoy seguro de que Eren estará muy orgulloso de tenerte como esposa.

Mikasa apartó su pierna bruscamente, lanzando una mirada advertencia a Grisha.
—La unión entre nuestras familias traerá grandes beneficios para ustedes —prosiguió Grisha—. La riqueza y el poder son esenciales en estos tiempos inciertos. Tú eres el vínculo perfecto para sellar este acuerdo Mikasa, estoy segura que serás una excelente esposa.

Eren asintió sin darse cuenta del juego oscuro que se desarrollaba bajo la mesa.
—Sí, padre. Juntos seremos muy felices —dijo Eren con entusiasmo—. Mikasa será una gran adición a nuestra casa y una gran compañía para mí madre que se siente muy sola.

Grisha inclinó ligeramente la cabeza hacia Mikasa, sus ojos brillando con un destello perverso y perturbador.

—A veces me pregunto si no será más emocionante la vida de casado teniendo a una mujer joven y hermosa. Cuando envejecen, es difícil que calienten la cama; lo digo por experiencia propia, Carla es una mujer tan aburrida. Es por eso que los hombres a cierta edad buscan entretenerse con rameras —dijo él con una sonrisa lasciva—. La juventud tiene su propio encanto... y sus propios desafíos, no lo olviden, nunca dejen que su relación caiga en la rutina.

El corazón de Mikasa latía con fuerza mientras luchaba por mantener la compostura. La tensión era palpable; sabía que debía actuar con cautela para no levantar sospechas.

—A veces me pregunto si no deberíamos celebrar este compromiso con algo más... privado —sugirió Grisha con una sonrisa torcida—. Después de todo, el matrimonio es solo el comienzo de una larga aventura... ¿no crees? Tal vez a Mikasa le falta aprender
ciertas cosas para complacer a un hombre, quiero muchos nietos pronto.

Mikasa sintió un escalofrío recorrer su espalda; las palabras del hombre eran veneno disfrazado de halago. La idea de que intentara algo impropio con ella la llenaba de terror.

Eren notó la tensión y apretó su mano alrededor de la de Mikasa.

—No permitas que otros influyan en tu corazón amada mía —le susurró Eren—. Tu felicidad es lo único que importa. Ojalá tengamos hijos dentro del primer año de casados pero si no que sean cuando dios quiera.

Pero mientras hablaba, Grisha sonrió desde la distancia, como si disfrutara del juego retorcido que había comenzado a tejer alrededor de ellos.

Durante el resto de la cena, Mikasa mantuvo su distancia de Grisha, pero podía sentir su mirada quemándole la piel como si fuera un depredador acechando a su presa. La tensión era palpable; sabía que debía actuar con cautela para no levantar sospechas sobre lo que realmente estaba sucediendo bajo esa elegante fachada familiar.

Esa noche, mientras se preparaba para dormir, Mikasa reflexionó sobre los peligros que la rodeaban como sombras acechando en cada rincón oscuro del hogar familiar. Grisha era un hombre peligroso; bajo su techo se sentía vulnerable como si caminara sobre un hilo delgado sobre un abismo sin fondo.

La idea del matrimonio con Eren se convertía cada vez más en una jaula dorada que amenazaba con asfixiarla lentamente. ¿Qué pasaría si Grisha intentara algo más? ¿Y si Eren descubría sus sentimientos por Levi? El miedo le consumía el pecho como si una mano invisible apretara su corazón; se sentía atrapada en una telaraña tejida por mentiras y manipulaciones que amenazaban con envolverla por completo.

Mikasa miró por la ventana observando cómo la luna llena brillaba en el cielo como un faro en medio de la oscuridad. Pensó en Levi y lo mucho que deseaba estar a su lado; tal vez si tuviera valor podría escapar y construir una vida juntos lejos del peligroso juego al que estaba sometida por los hombres que acechaban en las sombras.

Con un suspiro tembloroso, se acostó en la cama rezando para que el mañana trajera algo de esperanza; aunque fuera solo un rayo débil de luz atravesando las tinieblas que parecían envolverla cada vez más.

En ese momento sombrío, no pudo evitar maldecir al viejo libidinoso de Grisha: "¿Cómo se atreve a mirarme con esos ojos lascivos y tocarme sin mi consentimiento? Es un cerdo asqueroso que solo piensa en saciar sus bajos instintos. Ojalá pudiera arrancarle los ojos para que dejara de acosarme con la mirada". Su mente ardía con furia mientras imaginaba cómo sería liberarse finalmente del control opresivo que su futuro suegro ejercía sobre ella.

El Confesionario (Rivamika) Lectura EróticaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora