La luz del amanecer se filtraba a través de las coloridas vidrieras de la iglesia, creando un ambiente sereno pero cargado de tensiones no resueltas.
Mikasa y su madre, Kutchel, estaban arrodilladas en el confesionario, buscando consuelo en la oración tras la revelación inquietante de la noche.Kutchel miró a su hija con preocupación.
-Mikasa, sobre lo que escuchaste anoche... -comenzó, su voz temblando. Mikasa, con el corazón agitado, interrumpió.
-Madre, ¿por qué no le dijiste que no a Grisha? ¿Por qué permitiste que alguien así de perverso se acercara a nosotras?Kutchel sintió un nudo en el estómago.
-No ha sido fácil para mí. Grisha tiene poder e influencia. A veces, hay decisiones que se toman por el bien de la familia, aunque duelan.
-¿Por el bien de la familia? -replicó Mikasa, su voz llena de incredulidad-. ¿Permitir que alguien como él entre en nuestras vidas es lo mejor? No puedo creer que estés dispuesta a sacrificar mi dignidad por eso.
Kutchel bajó la mirada, sintiendo cómo las lágrimas amenazaban con brotar.
-A veces me siento atrapada entre lo que es correcto y lo que es necesario. Quiero protegerte, pero hay fuerzas en juego que no comprendes. Necesitamos dinero, Mikasa. Yo ya no soy la misma mujer de antes. ¿Has pensado en cómo viviremos en esta vida?
Mikasa quedó pensativa ante las palabras de su madre.
La tensión era palpable y sintió que necesitaba aire fresco para despejar su mente. En un momento de distracción de su madre, decidió aprovechar la oportunidad.
-Entiendo, necesito salir un momento -dijo rápidamente antes de levantarse y salir del altar.
El jardín de la iglesia estaba bañado por la luz del sol naciente. Mientras caminaba, sus pensamientos giraban en torno a lo que había escuchado y a la angustia que sentía por su madre y su futuro incierto.Fue entonces cuando vio a Levi Ackerman apoyado contra una pared del confesionario, observándola con una expresión seria pero comprensiva.
-Mikasa -dijo él al verla-. Te he estado buscando.Ella se acercó rápidamente, sintiendo cómo su corazón latía más rápido al estar cerca de él.
-Levi, necesito hablar contigo... todo es tan complicado; te necesito en mi vida.Levi asintió y la guió hacia el interior del confesionario, donde podrían hablar sin ser interrumpidos.
Una vez dentro, el ambiente se volvió tenso pero cargado de una electricidad palpable.
-¿Qué sucede? -preguntó Levi, su mirada fija en ella.Mikasa respiró hondo antes de hablar.
-No sé cómo decírtelo... Pero Grisha quiere acostarse conmigo; es por eso que quiere casarme con Eren... No quiero ser parte de eso; es una maldita locura.
Levi dio un paso más cerca, su mirada intensa fija en ella.
-No te pueden obligar; tienes el derecho de decidir tu propio destino. No estás sola en esto; siempre estaré aquí para ti, mi vida.
Mikasa sintió cómo sus emociones afloraban nuevamente.
-Lo sé... pero me siento atrapada entre lo que debo hacer y lo que realmente quiero.Levi se acercó aún más, tomando sus manos entre las suyas.
-¿Y qué es lo que realmente quieres?En ese instante, el deseo y la confusión se entrelazaron dentro de ella.
Sin pensarlo dos veces, Mikasa se acercó más a Levi y lo besó apasionadamente mientras llevaba su mano a su entrepierna.
-Levi... -murmuró ella entre besos-. Te deseo tanto... no puedo evitarlo. No podría vivir sin ti.
Él respondió al beso con fervor; sus manos encontraron la cintura de Mikasa mientras ella se aferraba a él con desesperación.
-Quiero poseerte hermosa mía... -susurró Levi contra sus labios-. No quiero que nadie más te toque. Solo quiero ser yo el único hombre que se pierda entre tus piernas.
Mikasa sintió una oleada intensa al escuchar esas palabras ardientes. Se separó ligeramente para mirarlo a los ojos y dijo:
-Quiero estar contigo... solo contigo.Levi sonrió con intensidad antes de volver a besarla con pasión desenfrenada; cada caricia era como un fuego encendido entre ellos mientras exploraban cada rincón del deseo reprimido que habían sentido durante tanto tiempo.
Las manos de Levi comenzaron a recorrer la espalda de Mikasa mientras ella cerraba los ojos y se dejaba llevar por la calidez del momento. Sus cuerpos estaban tan cerca que podían sentir la ansiedad del uno por el otro; era como si todo el mundo hubiera desaparecido y solo existieran ellos dos en ese instante perfecto.
Sin embargo, el tiempo parecía volar y cuando estaban a punto de dejarse llevar completamente por sus emociones, un sonido repentino interrumpió su momento: Kutchel había decidido buscar a su hija. La puerta del confesionario se abrió abruptamente y allí estaba Kutchel, con los ojos desorbitados al ver a Mikasa y Levi casi desnudos el uno contra el otro.
-¡Mikasa! -exclamó Kutchel con horror-. ¿Qué está pasando aquí?Ambos se separaron rápidamente, el rostro de Mikasa ardiendo por la vergüenza mientras Levi mantenía una expresión seria pero protectora.
La situación era insostenible; habían sido atrapados infraganti en un momento que cambiaría todo entre ellos para siempre.
-No puedo creer lo que ha sucedido -dijo Kutchel, su voz temblando de rabia-. ¿Qué te has creído, Levi? ¿Crees que puedes simplemente acercarte a mi hija y hacer lo que quieras? Mira lo que has hecho; la has deshonrado. Si alguien más lo viera pensarían que es una ramera.
Levi se mantuvo firme, su expresión seria.
-No fue solo un capricho. Mikasa y yo tenemos una conexión profunda. Nadie puede ignorar eso.
Kutchel dio un paso adelante, acercándose peligrosamente a él.
-Cállate; como si al pueblo le importaran tus malditas excusas. Si no pones fin a esto, no dudaré en contárselo a la Inquisición. Sabes lo que significa: son primos, y eso no se puede permitir.
Levi frunció el ceño, comprendiendo la gravedad de sus palabras.
-¿Estás amenazándome con eso? Sabes que eso podría destruir nuestras vidas.En ese momento, Mikasa tomó valor, sintiendo cómo el aire se volvía pesado con la tensión.
-¡Madre! -exclamó-. No puedes hacer eso.Kutchel se volvió hacia su hija, su mirada dura.
-Mikasa, él está jugando con tu vida. No puedo quedarme de brazos cruzados mientras te arriesgas. Además ¿qué dirán los Jeaguer si se enteran de esto?
Mikasa se acercó rápidamente a Levi, tomando su mano en un gesto de apoyo.
-Ellos no me importan -señaló-. Por favor, madre... no le digas nada a la Inquisición. No quiero que esto termine así.
-¿Y qué quieres que haga? -preguntó Kutchel, su voz llena de frustración-. ¿Dejar que continúen con esta locura?
Mikasa miró a Levi y luego a su madre, sintiendo la desesperación apoderarse de ella.
-Lo que siento por Levi es real. No puedo vivir con miedo ni ocultando lo que somos.Kutchel respiró hondo, luchando contra sus emociones mientras las palabras resonaban en sus oídos como un eco incesante:-Si continúan con esto y alguien se entera... no dudaré en actuar para protegerte; incluso si eso significa acudir a la Inquisición. Jamás permitiré que manches nuestra honra.
La atmósfera era tensa; cada palabra pronunciada parecía cargar aún más el ambiente ya electrificado por las emociones encontradas entre ellos tres.
Finalmente, Kutchel dio un paso atrás y cruzó los brazos sobre su pecho como si intentara protegerse del dolor inminente que sabía estaba por venir:
-Tienen hasta mañana para decidir qué camino tomarán -dijo firmemente antes de dar media vuelta y salir del confesionario dejando tras ella una estela de incertidumbre y desasosiego
Ahora era cuestión de tiempo:
¿seguirían los corazones valientes hacia adelante o sucumbirían al miedo? La decisión estaba sobre ellos y cada segundo contaba...
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El Confesionario (Rivamika) Lectura Erótica
RandomEn el corazón de Sevilla, en el año 1478, dos almas jóvenes se encuentran atrapadas en un torbellino de emociones prohibidas. Mikasa, una adolescente de espíritu indomable, siente cómo su vida se entrelaza con la de su primo Levi, un joven cuya mira...