。⁠.゚⁠+𝙻𝚊𝚜 𝚌𝚑𝚒𝚌𝚊𝚜 𝚌𝚘𝚖𝚘 𝚝𝚞。*⁠・

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- Nada de cosas raras bajo mis narices, Kwong

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- Nada de cosas raras bajo mis narices, Kwong.– Subió el puño y golpeó sin prudencia. Nada escapa del control Kornnaphat.

Después de los golpes en la puerta, la rubia volvió a apoyar su oreja en la puerta y esta vez sí escuchó ruidos. Eran ruidos de movimientos, una silla que se corría tal vez, también captó uno que otro paso. Por fin iba a volver a ver a la morena.

Escuchó varios pasos y estaba lista para ver abrir la puerta, hasta que un estruendo en la sala la hizo cambiar su atención - ¡Eres un idiota! – Un hombre con la boca rota desde el piso le gritaba a otro – ¡Mira lo que hiciste! – la vasija que había alojado velas flotantes se había convertido en pequeños pedacitos de vidrio que estaban desparramados por el piso de la sala. Vaya saber a dónde habrán ido a parar las velas. El tipo que estaba en el piso se levantó y agarró a otro por el cuello de su camisa, estaba listo para romperle la cara de un golpe.

- Mhmm – una carraspera lo detuvo e hizo que ambos hombres y todo el círculo de personas que observaban divertidos la pelea, fijaran su mirada en la persona que tenían enfrente. Parada en la entrada del pasillo estaba Orm Kornnaphat, cruzada de brazos y con un gesto inmutable.

- Orm....digo... Señorita Kornnaphat... Lo siento mucho.– El primero de los hombres que lanzó el golpe se agachó y empezó a recoger los pedazos de cristal.

- Deja eso – ordenó Orm haciendo que el hombre detuviera su intento. La rubia sabía que Ying ya debía estar en su cuarto entre las piernas de alguna mujer, asi que era el momento perfecto para terminar con esta fiesta. – De más está decir que quiero que mi departamento quede vació en menos de un minuto ¿Cierto? – No hubo respuestas verbales, directamente cada persona fue tomando sus pertenencias y saliendo por donde habían entrado – Ah, Issac – esta vez sí se dirigió al chico golpeador, quien a su vez se frenó y volteó a verla – No aparezcas por la oficina el lunes, ni ningún otro día – ordenó. Ups, Alguien se había quedado sin empleo.

La rubia sintió una puerta cerrarse y volteo rápidamente a la habitación donde estaba Lingling, evidentemente la morena había contestado a su llamado pero al no ver a nadie volvió a cerrar. – Carajo – Se quejó Orm con todas las intenciones de volver a esa puerta y golpear nuevamente. Alguien frenó su intento agarrándola del brazo.

- Orm – la llamó

- ¿Qué quieres Pheụ̄̀xn? – la rubia se sacó la mano del chico de su brazo

- ¿Yo también me tengo que ir? – preguntó tratando de sonar seductor

La empresaria miró a Pælk, luego volvió a mirar la puerta de Lingling, volvió al chico, volvió a la puerta y finalmente suspiró – Espérame en mi habitación – le dijo al chico finalmente.

Con una sonrisa de superioridad el chico contestó – De acuerdo. Pero no me hagas esperar tanto, no creo poder aguantar mucho tiempo – esto último lo dijo mientras caminaba hacia el cuarto sacándose su cinturón.

𝙽𝚘 𝚜𝚘𝚢 𝚙𝚊𝚛𝚊 𝚝𝚒 ଘ|ଓ [LingOrm] [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora