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TN y Jooha parecían tener la relación perfecta. Llevaban varios años casados, y todos a su alrededor pensaban que eran la pareja ideal. TN, como alfa, siempre había sido protector y cariñoso con su esposo Omega. Sin embargo, en los últimos meses, algo había cambiado en la dinámica de su relación, y TN no podía sacudirse la sensación de que algo andaba mal.
A lo largo de los nueve meses de embarazo de Jooha, TN había intentado mantenerse entusiasta. Soñaba con el día en que conocería a su hijo, convencido de que el bebé traería más felicidad a su matrimonio. Pero a medida que avanzaba el embarazo, pequeños detalles empezaron a preocuparlo: la actitud distante de Jooha, las salidas repentinas, y las llamadas de su mejor amigo, Dooshik, que se hacían más frecuentes.
Finalmente, llegó el día del nacimiento. TN estaba en el hospital, ansioso por conocer a su bebé. Cuando el médico les entregó al pequeño en brazos, TN miró al recién nacido con expectación. Pero en cuanto observó al bebé, una punzada de duda lo atravesó.
El bebé no se parecía ni a TN ni a Jooha. Había algo en su apariencia que no cuadraba. Tratando de controlar sus emociones, TN le sonrió a Jooha, pero su mente no podía dejar de dar vueltas a lo que acababa de ver.
Esa noche, mientras Jooha descansaba en la habitación del hospital, TN no pudo contenerse más. Se sentó junto a la cama de su esposo y, con la voz tensa, le preguntó:
TN. Jooha... necesito que seas honesto conmigo. —Sus ojos se clavaron en los de su pareja—. ¿De quién es este bebé?
Jooha se tensó de inmediato, sabiendo que no podía seguir ocultando la verdad. Sus manos comenzaron a temblar, y miró hacia otro lado, evitando la mirada penetrante de TN.
Jooha. ¿Qué...? ¿Qué quieres decir? Claro que es tuyo... —intentó decir Jooha con voz vacilante, pero su tono no transmitía confianza.
TN se inclinó hacia adelante, su mandíbula apretada. La traición que había sentido desde hacía meses estaba a punto de salir a la luz, y necesitaba respuestas.
Tn. Jooha, no me mientas. El bebé no se parece a ninguno de los dos. Dime la verdad... ¿De quién es?
El silencio se hizo pesado en la habitación. Jooha cerró los ojos por un momento, sus lágrimas empezando a correr por sus mejillas. Sabía que no podía seguir con la mentira, que ya había llegado demasiado lejos. Finalmente, respiró hondo y respondió con voz rota:
