Capítulo 27

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PARTE 1

EL lobo amado.

Capítulo 27 - ALIÉNOR

Ya paso de la mitad del año y estamos en agosto. Mi cumpleaños es el 23 de julio y desde ese día todo ha sido muy rápido. Los últimos días han sido muy intensos, todo lo que está pasando me vuelve vulnerable, no me gusta sentirme así. La ansiedad me consume, he tenido varios desmayos, he despertado sudorosa y he tenido pesadillas. Todos me dicen que es normal. Pero... ¿Qué es normal?

Yo ya me siento aburrida en mi habitación, estás cuatro paredes me hacen pequeña, me traen recuerdos y aún tengo traumas que tengo que sanar. He estado acá en mi habitación desde que paso lo de hace una semana, pues se resume en un nombre, Sofiya.

Hoy me he quedo sola. Siento que mi olor se ha impregnado en la casa, además han pasado varios días sin bañarme porque mi cuerpo aún no ha asimilado mi transformación. Me arreglo y dispongo la casa para mí. Voy al estudio. Trató de buscar información necesaria para saber de quién pertenece ese nombre.

Al entrar al estudio veo que todo está en un caos. Hay papeles por todos lados, hay hojas tiradas por el piso, unas rasgadas y otras tienen huellas de zapatos. Pero hay olor particular en el lugar, que sobre sale del olor del abuelo, ya que, es su espacio. Rosas, solo vienen rosas a mi mente. Es un olor que te atrapa, te calma y te inspira. Sin embargo, a su vez, el olor a rosas puede ser abrumador y hasta excesivo. En lugar de una fragancia encantadora, puede percibirse como demasiado penetrante y empalagoso, casi sofocante, como si los pétalos estuvieran encerrando el aire en una prisión floral. En lugar de evocar recuerdos felices, podría traer a la mente un perfume rancio que ha pasado su prime. Así de intenso que llega a invadir todos los sentidos.

No me he movido del lugar donde estoy, tengo miedo. Ese aroma me parece tan familiar, aunque no recuerdo de dónde. Presiento algo malo, puesto que ese olor me paraliza, aunque mis sentidos y dones de loba se me agudizan.

Escucho pasos que vienen desde la puerta principal de la casa. Siento la presencia de la manada, pero no están conmigo. Puedo percibir su miedo.

Me adentro más al estudio. El olor es más intenso en el escritorio del abuelo.

«¿Quién habrá hecho esto?» me pregunto en mis pensamientos.

Escucho voces y siento respiraciones fuertes.

Doy un paso hacia el escritorio y veo que hay un cajón semi abierto. La abro, hay un ramo de rosas rojas con una fotografía. Al coger la fotografía me pincho mi dedo índice con una espina. La sangre al caer en un pétalo vuelve a todas las rosas de color blanco. Asombrada me separo bruscamente del escritorio.

—Imposible —digo al ver eso.

Salgo sobre saltada del estudio sin percibir quienes estaban ahí en la puerta viéndome, busco al abuelo. Su olor me lleva a la sala. Están el padre de Max, los miembros mayores de la manada, los chicos y el abuelo. Al llegar todos están asustados.

—Al —dice todos al unisonó.

—¿Estás bien? —pregunta el abuelo— Estás pálida, bueno más blanca de lo que eres.
—Vayan al estudio —respondo mirando mi dedo. Luego miro al abuelo a los ojos y se para.

Lo sigo al estudio. Todos los demás llegan detrás de nosotros.

—¿Qué quieres que veamos? —pregunta el abuelo.

Me quedo cayada unos minutos. Miro a todos los presentes. Iker con la mirada me dice que lo haga.

Entonces, cierro los ojos, al hacerlo llega el momento que acabo de presenciar y respiro profundo. De nuevo en el estudio, a pesar de que están los chicos, algunos miembros de la manada, el padre de Max y mi abuelo, aún se puede percibir el olor a rosas. En mi mente llega lo vivido.

FLORAL VIBES © |1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora