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Estaba por salir de casa de los Dursley cuando escuchó el correo, decidió esperar que pasara. Una vez estuvo seguro de que ya no había nadie se dispuso a salir, pateando una carta en el proceso, bajo la mirada solo por reflejo y vio algo que lo dejo extrañando - Para el Sr Harry Potter, en el armario debajo de las escaleras en el 4 de Privet Drive-.

"¿Los Dursley tenían a alguien en el armario debajo de las escaleras?"- pensó-.

¿Acaso los Dursley habían adquirido la morbosa necesidad de tener a alguien encerrado? Camino de regreso al armario y abrió la puerta para encontrar el espacio lleno de cosas de limpieza, sin rastro de presencia humana habitando el diminuto espacio.

Luego de darle una última mirada de desprecio al armario, guardo la carta entre su ropa y salió de aquel lugar que le provocó tanto malestar a su corta edad. Pero bueno, ya eso es historia del pasado, después todo en dos semanas cumplía once años, por el momento iría a darle su reporte a su padre.

Paso una semana en que nadie vio a los Dursley, y fue entonces cuando la Sra. Figg le informo a Dumbledore.

Este llegó a la casa tan solo unos minutos después de recibir la carta de Arabella, llamó a la puerta, pero nadie respondió, volvió a llamar... silencio, así que tomo el pomo de la puerta para darse cuenta de que estaba abierto, una vez dentro se encontró con la estancia vacía. Realizando un rápido hechizo de localización encontró que los ocupantes de la casa estaban en uno de los cuartos de arriba.

Lo que encontró lo dejo horrorizado, los Dursley-O lo que quedaba de ellos -estaban repartidos por toda la habitación que supuso, era de los esposos. Petunia estaba con ambos brazos quemados con aspecto asqueroso y tenía múltiples marcas de puñaladas en su cuerpo, Vernon no estaba mejor; ambas manos le habían sido cortadas, su cuerpo marcado múltiples veces con lo que parecía la marca de una hebilla, en su barriga estaba escrita la palabra "Fenómeno" y al igual que su esposa tenía múltiples puñaladas, el chico Dudley creé recordar era su nombre, fue quien salió mejor librado si se puede decir, solo tenía en sus manos lo que parecía ser los restos de un pastel de cumpleaños normal pero si uno se acercaba lo suficiente podía llegar a oler un poco de belladona en este. El solo pensar en el monstro que hizo esto se le erizo la piel, Harry no se encontraba por ninguna parte, lo cual no sabía si lo aliviaba o lo preocupaba más.

Esto era terrible, tras algunos hechizos y unos cuantos movimientos de varita vio que los Dursley habían muerto hace aproximadamente seis o siete días, y que la firma mágica de Harry no se encontraba en la casa desde hace bastante tiempo "Esto es imposible" se dijo mientras peinaba su barba con su mano "Las protecciones me hubieran avisado de esto, no es posible, debo encontrarlo" sin más se apareció dejando atrás la casa, junto con los olvidados Dursley's en ella. 

El niño que vivió para matar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora