Acto I, Capítulo IV

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Dos chicos se quedaron en el vestuario. Dani en un principio pensó que era algo aleatorio, pero cuando los dos se acercaron y se besaron quedó claro que no.
Uno era rubio, y el otro, más alto, con pelo negro y con unos ojos azules que no envidiaban nada.

-Aqui nos pueden pillar, Enrique.- dijo el de pelo negro.
-Nadie va a venir, y lo sabes.- dijo el rubio.
-Ya, pero...- el chico le interrumpió con otro beso.
-¿Qué te dije de los peros? No tendrás dudas otra vez, ¿verdad?

El del pelo negro chasqueo la lengua y resopló.

-No resoples, por favor.- dijo el rubio.- Sabes que no estamos haciendo nada mal, sólo somos amigos.
-¿Solo amigos?
-Si, solo amigos, Narciso.

Narciso río.

-Aunque lo que hagamos no sea típico de amigos...-los dos rieron.- pero lo pasamos bien.
-Lo pasamos de puta madre.

Prosiguieron besándose, esta vez con más ganas por parte del que empezó con dudas. Se pusieron contra la pared, besándose mientras chocaban polla con polla. Rápidamente el rubio se puso de espaldas, y Narciso, sin perder tiempo bajó hasta sus nalgas. Enrique se puso a cuatro. Separo los glúteos y los lengüeteó. Entre lamida y lamida alternaban pequeños mordiscos en la parte blanda.
Enrique gemía y gemía, parecía estar en el cielo.

Dani se puso cerca de los dos, para no perderse detalle de lo que pasaba.

-No voy a aguantar mucho como sigas así.- dijo el rubio.
-Vale, tu tranquilo.- dijo Narciso- Prepárate para lo que viene.

Enrique se relamió. Cuando tuvo la atención del chico, el rubio se fue agachando lentamente, acabando a cuatro patas. El otro se mordió el labio, y le dio una cachetada en cuanto tuvo las nalgas a su disposición. Enrique gimió tanto que Narciso le tapó la boca.

-Tranquilízate, eh.
-Contigo me es muy difícil.- dijo con tono seductor.
-Calla o te la meto del tirón.
-Atrévete.

El marica invisibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora