El marica invisible

Acto I, Capítulo VI

Era la primera vez que Narciso lo hacía sin condon, pero le ponía tanto estar junto al cuerpo de su amigo, estar dentro de su amigo, que no le importaba.
Enrique disfrutaba muchísimo, notaba la enorme ereccion, los 16 centímetros entrando y saliendo. Normalmente cuando terminaba sus experiencias con Narciso no podía andar bien el resto del día, pero le merecía la pena.

-Me voy a c-correr en breve.- dijo Enrique, que ya sentía el final.
-Espera, ponte encima de mi, dándome la espalda.- contestó.

Pararon y se cambiaron, Enrique estaba tan abierto que no costó nada volver a metérsela. Narciso empezó a morder el cuello de su compañero, que no paraba de gemir.
Subía y bajaba a una velocidad que Dani no había visto nunca, y eso le excitó tanto que se puso a su lado, pudiéndose quemar pero disfrutando del calor.

-M-me...

No pudo terminar la frase y Enrique ya había soltado cuatro chorros de lefa, manchando el suelo.

-Arrodíllate, ¡venga, rápido!- ordenó con voz firme.

Enrique empezó a chuparsela arrodillado. Narciso miraba fijamente al techo, mientras se masajeaba los pezones con las dos manos.
Puso las manos en el cuello de su compañero y llenó de leche su garganta. Enrique se había corrido de nuevo.

-Joder.- dijo Narciso entre jadeos.
-Tenemos que repetirlo.
-Ya.- dijo él, desanimado.- Véte a duchar.

Dani se puso a escasos centímetros de Narciso, que se había quedado solo. Cuando Enrique se fue, empezó a pajearse de nuevo.
Dani también se estaba tocando, se encontraba a escasos centímetros de Narciso, a esa distancia le podía contar los pelos de la polla. Le veía sus finas pero imponentes venas.

No pudo más, se mordió los labios y se corrió. En el mismo momento en el que eyaculaba, Narciso le miró y soltó un grito. "Me ha visto", pensó.

Y antes de que el chico pudiera decir nada, salió corriendo del instituto, volviendo a ser invisible.