AZUL

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—¿Te pensaste ya mi propuesta?— preguntó a Jungeun, siguiéndola con una sonrisa. 

La clase de deporte ya había terminado, con una Jungeun fatigada de tanto ejercitarse. Lo menos que quería era presión sobre una estúpida pregunta que tampoco quería contestar. No sabía en qué momento Choi Yerim, la chica más popular de su instituto, quiso acercarse a ella para ser parejas en el torneo. 

—Es algo que debo seguir pensando.— contestó sin más, viendo cómo casi todos les miraban.— Además, no te conozco mucho, y lo que me han contado de ti no es que me agrade.— sonrió nerviosa.

—La gente hace muchos rumores falsos sobre mí, algunas malas víboras me tienen envidia... Pero quiero que participemos juntas y así poder conocernos. Siempre he notado que vas con las mismas personas, y es hora de que hagas nuevas amistades, ¿no crees?

—Bueno...— se rascó la nuca.— ¿Por qué yo, exactamente?

Yerim se fue acercando a ella mientras ponía un dedo sobre su mano, acariciándola. Jungeun sintió cosquillas y rio ligeramente al notar el roce de esta. Rápidamente cubrió su rostro poco sonrojado y comenzó a pensar en gatitos para quitar a Yerim de su cabeza.

—Eres una chica bastante linda, amable y muy, pero que muy inteligente.— sonrió de lado.— Y quisiera a alguien así de culta siendo mi amiga.

—Todo lo que has dicho es verdad, sí.— cogió valor para decir esas palabras.— Si tanto crees eso de mí, puede que acepte tu propuesta. Te buscaré luego para decirte mi decisión.— Yerim fue mostrando su alegre expresión cuando se puso detrás de Jungeun para susurrarle.

—De acuerdo, Jungeunnie...— al escuchar ese apodo, suspiró en forma de asombro, girándose viéndola irse con una sonrisa en su cara. Yerim le guiñó el ojo girando su cabeza y Jungeun quedó estática en su sitio, siendo vista por sus amigas de nuevo.

Al acabar las varias clases pesadas como Geografía o Literatura, Jungeun fue a la clase de al lado para buscar a Yerim. Jungeun estaba en Latín, mientras que Yerim en Química. Por suerte, la castaña compartía clase con Sooyoung y Jiwoo, pero por desgracia también con Jinsol. 

Aún no olvidaba lo mal que le trató durante esos años, donde los primeros días de después de la ruptura, fue a buscarla a todas horas para arreglar las cosas. Sin embargo, Jungeun aprendió a que era mejor no volver arrastrándose por un mal amor.

Nunca supo tampoco por qué se separó de ella tan drásticamente. Por las noches, la mayor saltaba de rama en rama para colarse en la habitación de Jinsol, donde pasaban muchas noches besándose o viendo series y películas.

Quizás era ella misma el problema, y fue la primera cosa que pensó Jungeun al romper. ¿Y si era su actitud lo que cambió? ¿O fueron sus gustos por varios temas? ¿Y si tal vez fue culpa de aquella discusión que tuvieron?

No, no podía ser. Jungeun era una chica linda, como Yerim le decía. A pesar de ser autista, siempre cuidaba de los suyos. A sus madres les regalaba cosas caras que compraba gracias a la paga que se ganaba por ayudar a su familia. Mientras que a los Jeong les llevaba regalos todas las navidades, que por razones obvias, las últimas dos navidades no se presentó en su casa.

Ambas familias también quisieron saber lo que pasó entre ellas, y por qué cambiaron de ser las mayores amantes a no hablarse. Pero si tanto empeño tenía ese amor porque floreciera, ¿por qué no se dieron cuenta antes de las señales que Jinsol daba?

La pelinegra llegaba a casa un poco más tarde de lo acordado, y sólo tenía quince años. Sus padres también le preguntaban por sus amistades, y nunca negó que eran un poco tóxicas. No obstante, tampoco le obligaron a Jinsol a fumar o beber como ellos hacían.

Al romper, Jinsol sintió la peor punzada de su vida, aunque tampoco se arrepentía de lo ocurrido. Quería seguir con su adolescencia lejos de Jungeun, quien, según ella misma, era el problema de la relación.

Si tan sólo Jinsol hubiera aprendido a cómo cuidar de Jungeun...

—¡Jungeun, has venido!— dijo sonriente Yerim al verla en la puerta de su clase. Corrió hasta ella para abrazarle.— Lo siento, es que me gusta conocer a la gente dándoles un poco de cariño.

—E-está bien, creo... Quería invitarte a una cafetería que hay cerca de aquí y hablar sobre el torneo. Me han hablado muy bien de este sitio, tiene bastante variedad de cosas que pueden gustarte... P-por el dinero no te preocupes, t-te puedo invitar yo.— miró hacia otro lado, notando calor en su nuca.— A-aunque si no quieres, podemos hacer otr-.— fue interrumpida por un beso en la mejilla.

—Claro que me gustaría, Jungeunnie.— le tocó la nariz con el dedo y cogió su mano para salir del instituto. De repente, Yerim se paró en la salida y le dijo a Jungeun que le esperara allí.

La castaña sin entender nada, se quedó como su menor le dijo. Sacó su teléfono móvil y comenzó a leer artículos de ajedrez, para poder así aumentar sus habilidades. También vio cómo los otros estudiantes se iban yendo hacia sus casa andando, o esperando al bus.

Yerim fue hasta un rincón de la entrada, donde una pareja le esperaba. Fue buscándolas hasta que dio con ellas, y no dudaron en abrazarse entre las tres.

—Ya veo que no vas a dar marcha atrás...

—No, por supuesto que no. En unas semanas la tendré a mi lado, como siempre deseé.

—¿Sabes muy bien en lo que te estás metiendo? Jungeun es autista, y he leído que tienen obsesiones con muchas cosas... Hasta puede desarrollar un trastorno obsesivo compulsivo.

—No tengo problema con eso, lo sabes. Aprenderé de lo que es capaz de hacer y le cuidaré, con tal de enamorarle.— sonrió Yerim sujetando su chaqueta.— Además, cuanto más daño le hagamos a la perra de Jeong, más satisfecha estaré.

—Jisoo y yo tenemos que irnos a comer, pero manténnos informadas. Ten mucho cuidado, Jinsol es peligrosa cuando quiere algo de vuelta.— se abrazaron y las tres salieron por direcciones opouestas para no ser vistas juntas.

De repente, Jungeun se llevó un susto al ver a Yerim delante suya. Guardó su dispositivo y guio a la contraria hacia el lugar hablado anteriormente. Fueron hablando sobre sus gustos y lo que le gustaban hacer, mientras más cómoda Jungeun se sentía, más enamorada estaba Yerim de ella.

Sin embargo, ninguna de las dos tuvo en cuenta cómo una tercera persona les vio irse juntas, llena de celos y curiosidad...

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volví perras, nuevo capítulo súper pasado de onda.

se hablaba solo, viste.

LapapaAsesina mi mejor fan, indiscutible.

i'm gonna marry you | lipsoulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora