EYES

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Fueron todo risas al salir de la sala de cine con el cartón de las palomitas en las manos y las bebidas vacías. Jinsol se excusó para ir al baño, pues se iba a ajustar el brasier. A su vez, Jungeun vio otros mensajes de Yerim, de hacía tres minutos atrás. Abriendo el chat sonrió por ver una foto de su novia pidiéndole disculpas por la discusión de antes.

Pero conforme iba chateando con Yerim, se dio cuenta de lo que hizo; besó a Jinsol. Con un nudo en la garganta, vio a su menor salir de los baños con su bolso en la mano. Habiendo salido del cine, Jinsol notó una pizca de nerviosismo en la castaña.

—¿Va todo bien, Jungeun?— preguntó acariciándole la espalda mientras iban hacia la motocicleta.

—Te he besado antes, Jinsol. He besado otros labios cuando tengo a mi novia esperándome en casa.— miró hacia otro lado, sacando ambos cascos. Dándole uno a la pelinegra, se puso el suyo de inmediato, arrancando el motor una vez Jinsol ya estaba montada.

La pelinegra estuvo esperando a hablar con Jungeun, mas esa oportunidad no apareció por los temblores que tenía en sus manos. ¿Y si Jungeun se arrepentía de haberla besado? ¿Y si sólo era un sueño del que se despertaría pronto?

Aparcando su vehículo en su casa, Jungeun acompañó a Jinsol a la suya. Dándole la bolsa con su ropa, miró hacia la ventana de su cuarto y notó que las persianas estaban bajadas, probablemente porque Yerim ya estaba ahí.

—Dime qué pasa, Jungeun.

—Jinsol, no podemos volver a besarnos. Tengo pareja y no quiero serle infiel... Me gusta Yerim, y quiero seguir con ella.— dijo yéndose a su casa.

Jinsol fue meditando sobre esas palabras, encerrándose en su cuarto para soltar un par de lágrimas. Al asomarse por la ventana lateral de su habitación pudo ver a Jungeun besar lujuriosamente a Yerim, acariciando sus muslos con pavor.

Quitándose el vestido que la castaña le regaló, fue a ponerse una camiseta de deporte grande que ocupaba todo su cuerpo, cuya pertenecía a Jungeun. Se enterró en sus sábanas para llorar tranquilamente, siendo interrumpida viendo su puerta abrirse abruptamente.

—Cariño, ¿por qué lloras?— se acercó Yeji a su hija, apartándole las sábanas ligeramente.

—Mamá... ¿No soy suficiente para nadie, verdad?— preguntó abrazándole, escondiendo su cabeza en su cuello.

—¿Es Jungeun?

—S-Sí... E-Estoy enamorada de e-ella, mamá.— tibuteó sollozando, siendo acogida por los brazos de Yeji.

—Hija, el amor es tan difícil... Sólo tú podrás volver a que las cosas retornen a como estaban.— acarició su cabello.— No será fácil, Jungeun tiene novia y le ama. Pero verás cómo el tiempo pondrá a las personas en su sitio.

—¿A qué t-te refieres?— sobando su nariz, se separó para ver a su madre con ojos abiertos.

—No te preocupes cielo, descansa y relájate. Este fin de semana haremos muchas cosas divertidas.— dándole un último abrazo se despidió de ella, bajando las escaleras se encontró con su marido. Dándole un beso apasionado, Hyunjin le nalgueó.

—¿Has podido contárselo?— preguntó el pelinegro abrazándole desde la cintura.

—Digamos que le dado pistas.— sonrió.— Además, Jinsol está muy sentimental estos días. Desde que esas dos volvieron a hablarse, le veo más feliz que antes.— pasó su índice por sus brazos.

—Jungeun y sus madres deben saber qué tipo de persona es Choi Yerim. Y nuestra hija también.— miró a otro lado con la mirada perdida.— Desde que me lo contó la madre de Miyeon estoy que tiro humo por las orejas.

—Tranquilo, todo estará bien y nuestra hija será feliz con Jungeun.— acariciando su mejilla besó esta parte después. Yeji llevó a su marido al sofá para ver una película, olvidando las preocupaciones que tenían, pues sabían que se iban a resolver pronto.

Mientras tanto, a unos metros de ellos, Jungeun estaba siguiendo besando a su novia. Subiéndose encima de ella se atrevió a subirle un poco la camiseta, rozando con sus pulgares los pechos contrarios. Sonriendo, Jungeun besuqueó el cuello de la pelinegra, extrañándose por oler un perfume diferente al que Yerim llevaba siempre. 

Dejando esto aparte, se separaron al escuchar cómo zapatos retumbaban por el pasillo de su casa. Poniéndose rectas y aparentar que estaban haciendo otras cosas, Taeyeon entró por la habitación, no sin antes dar golpecitos en la puerta.

—Jungeun, tenemos que hablar. Yerim, baja si quieres cielo.— sonrieron a la adulta, quien vestía aún su uniforme de policía.— Seremos breves, pero es urgente.

Ambas adolescentes bajaron hacia el salón, encontrándose con Tiffany un tanto triste. Jungeun fue a abrazarla, ya que fue un poco olvidadiza con ella. Al recibir los cariños de su hija, Taeyeon se puso delante de ellas para mandarles a sentarse. Yerim notó el nerviosismo de su novia, dándole la mano para calmarle, besó sus nudillos en forma de adoración y calma.

—Hija, una amiga mía ha fallecido hace unas horas y el entierro es mañana. Concretamente en Pohang.

—Mamá, eso está muy lejos... Son como tres horas y media, ¿cuándo os vais y cuándo volvéis?— preguntó aún moviendo su pierna nerviosa.

—Jungeun, tranquila. Estaremos bien, nos vamos dentro de una hora, no debemos hacer esperar a la familia de la difunta.— habló Tiffany siendo abrazada por su mujer.— Nayeon se ocupará del restaurante, mientras tanto cuida de la casa.

Viendo a sus madres hacer las maletas por varios minutos, sintió un toque de nostalgia en su corazón. Hacía tanto tiempo que no viajaban las tres juntas... La última vez que le propusieron ir a otra ciudad fue dos semanas atrás. Tuvo que rechazar la propuesta, sintiéndose muy mal por ello. 

Yerim besó su rostro diciéndole que todo estaría bien. Al verla tan tensa, le acarició cada cortorno de la nuca, pues era uno de sus puntos más débiles. La castaña despidiéndose de sus madres les tomó de las manos a ambas, atrayéndolas hacia ella para hundirse en un largo abrazo. 

Verlas partir no fue nada fácil, y empezaba a oscurecer... No pensó en lo urgente que realmente era irse. Pensó que era alguna reunión familiar sobre sus notas, el negocio o las vacaciones de Navidad, las cuales comenzaban a acercarse.

Notó unos labios besándole el cuello y riendo se sumergió en aquella burbuja de amor. Tuvieron cuidado de no tirar ningún objeto del salón, terminando enrollándose a caricias en el sillón. Yerim quería de una vez ser follada por su novia, pues era lo que le retaron mucho antes de enamorarse de ella, ¿no?



actualicé mensa LapapaAsesina

le cambié algunas cosas de la idea original, mendi

así queda mejor

ekisde.


i'm gonna marry you | lipsoulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora