—¿Y si ahora te regalara un anillo de papel?— preguntó Yerim, sentándose en el regazo de Jungeun. Estaban almorzando junto con Sooyoung y Jiwoo, quienes aún no se fiaban de la pelinegra corta.
—Me puedes dar cualquier cosa, y lo guardaré como mi tesoro más preciado.— sonrió la castaña, besando sus labios más que feliz.
Habían pasado unas semanas desde que empezaron a salir, dos meses y medio aproximadamente. Jungeun se hizo mucho más de notar al ganar el campeonato y ser la pareja de Yerim, aún sin descuidar su reputación. Todos los amigos de la mayor se acercaban a Jungeun para conocerla mejor.
—Mejor nos vamos a ir, melosas— habló Sooyoung llevándose a su novia lejos de ellas, manteniendo una mirada firme hacia Yerim, quien le hizo la peineta fuera de la vista de Jungeun.
—Me tengo que ir en unos minutos, ya sabes... El examen de griego no se hará solo.— acarició sus cabellos, en forma de mullet. Yerim sólo pudo sonreírle y desearle suerte. Habiéndose despedido de ella para verla partir hacia su clase, se escabulló por los pasillos para llegar a la tercera planta.
Estando una vez allí, de su taquilla sacó una carta que anteriormente leyó. Era una carta con tonos grises, corazones en rojo y el sobre era morado; su color favorito. Al abrirla otra vez, pensó en el mensaje que decía:
"Reúnete conmigo a la una de la tarde en la azotea sur."
Mentiría si dijera que no tenía miedo, pues pensó en si tenía enemigos o había alguien al que le habría jodido una mañana. No tenía a Jungeun a su lado para poder protegerla, y esta era "su lucha". Aunque fue extraño ver aquella carta a las ocho de la mañana, ignorándola para poder leerla luego. Sin embargo, no esperaba que el mensaje fuera más intimidante de lo que ya era.
Aferrándose a su bolso, fue hacia las escaleras sur para subir a la azotea. Fueron minutos de pensamientos en los que no quería ir, pero tampoco quería quedarse con la duda. Abriendo la puerta, se encontró con una mochila tirada en el medio. De repente unas manos le atraparon, llevándola hacia una esquina del lugar.
—¡Suéltame joder!— al liberarse del amarre, se dio cuenta de que era nada más y nada menos que Hyeju, una de sus mejores amigas.— ¡¿Qué mierda te pasa, Son?!
Sin decir nada, Hyeju procedió a besarla lujuriosamente. Al principio Yerim quiso apartarse, pero el beso se le hizo infinito y pegajoso. Siguió juntando sus labios con los de la pelicafé. Abriendo los ojos al mismo tiempo, Yerim volvió a atacar sus belfos en forma de corazón. Hyeju a su vez le envolvió con sus brazos en su cintura.
—Yerim, me duele tanto verte con ella cuando deberías estar conmigo... Seré la persona que necesites, seré todo lo que quieras.— susurró en sus labios, besándolos de nuevo.— Déjale, deja a Jungeun, no mereces a una persona como ella en tu vida.— atacó su cuello lamiéndolo, proporcionando besos por este, acariciándolo.— Abandona a esa cabrona, no hace nada por ti, no te veo feliz a su lado.
—Hyeju, ella me trata tan bien... Es perfecta para mí.— miró apenada.
—No es verdad, no le quieres a ella, me quieres a mí. Yo puedo bajarte la luna, ella no... ¡Yo podría hacer cualquier cosa con tal de verte llena de vida! A Jungeun no le importas una mierda... Metería la mano en el fuego por ti.
—Hablaremos otro día, ahora tengo que ir a la última clase.— se fue alejando de ella con los ojos llenos de pavor, lágrimas, miedo...
Hyeju al ver que su amada se iba proporcionó puñetazos al muro, viendo cómo sus nudillos se llenaban de su sangre. Tiró un grito por el aire, era furia, rabia, tristeza... Todos los sentimientos que tenía los soltó pateando el suelo.
A su vez, Yerim fue corriendo sin pensar en lo que había pasado. Su mejor amiga le había besado, se había confesado de la peor manera en el peor momento. Ella quería a Jungeun, y sabía que Hyeju no tenía ni idea de lo que pasaba entre ella y su novia. Sintió pena por la castaña, pues le prometió que no habría nadie más que no fueran Jungeun y ella.
Llegando a clase, y de milagro porque el profesor no estuviera, se sentó al lado de Yeojin, su otra mejor amiga. Se sentía nerviosa, no tenía apetito y su voz sonaba entrecortada. Su amiga notó estos raros gestos, volviéndose hacia ella le tocó la mano suavemente.
—¿Estás bien, Yerimmie?— preguntó dándole un poco de agua. La pelinegra se bebió casi toda bajo la atónita mirada de Yeojin.
—N-No... Acómpañame.— le cogió de la mano arrastrándole hacia los baños más cercanos y la metió en un cubículo, cerrando con pestillo.
—Nos vamos a perder otra clase por tu culpa, y yo sí quiero ir a la universidad...
—Hyeju me ha besado.— soltó sin pelos en la lengua, dejando asombrada a la más bajita.
—¿Cómo has dicho? ¡Pero estás de pareja con Jungeun! ¿Y si se entera?
—N-No tiene que saberlo, ¡no se tiene que enterar, joder!— gritó enfurecida.
—¡Y por qué me lo has contado, estúpida!— respiró hondo.— Al menos le apartaste de ti, ¿verdad?— dudó al no verla hablar.— ¡¿Yerim, has engañado a Jungeun besando a tu mejor amiga?! ¿Qué mierda te pasa en esa cabeza?
—¡No lo sé! Pero es que tendrías que haberla visto... Me dijo unas palabras tan bonitas, tan...
—¡Te sigo recordando que estás saliendo con Jungeun!— le echó en cara.
—¡¿Y qué?!— respondió sin pensar, recordando el suave tacto de los labios de Hyeju. Tocándose las mejillas, notó un calor extremo.— Me voy de aquí, no sé ni por qué te he traído.
—Eso mismo digo...— antes de que Yerim se fuera, Yeojin le cogió fuertemente del brazo.— Si le haces daño a Jungeun, por muy pequeño que sea, te buscaré y diré todas las horribles cosas que le has hecho a la mayoría del instituto.— zafándose de su agarre, Yerim se fue echa una furia.
Volvió a su clase para tomar sus cosas, importándole muy poco el hecho de que el profesor Yang ya estuviera dentro. Siendo llamada por este, le sacó el dedo del medio yéndose hacia la azotea de nuevo. Llamó a Hyeju para que acudiera allí sin saber en lo que se estaba metiendo.
—¿Por qué quieres verme de nuevo?— tembló con su voz. Dándose la vuelta vio a la pelicafé con un rostro apenado. Fue hasta ella, dejando caer su bolso al suelo, y le plantó un beso en la boca, moviendo los belfos al mismo compás que ella.— Yerim...
—No puede enterarse nadie de esto, ni siquiera nuestras amigas.— le pasó el dedo índice por las mejillas, acariciándolas con un toque suave y divino.— Será nuestro pequeño secretito.— sonrió en sus labios, besándolos de nuevo.
Por otra lado, estaba Jungeun entregando su examen de griego. Le había costado alrededor de treinta minutos terminarlo, cuando aún quedaban veinte para acabar la hora. En esos minutos restantes, fue ayudando a su profesora con algunos encargos. El último de ellos era llevar una copia de exámenes a la clase de química, cuya se encontraba en el segundo piso, pasillo este.
Con la carpeta en su mano y la mochila en la espalda, fue caminando unos minutos para llegar a la clase. Tocando la puerta y siendo atendida por el profesor Min, le entregó el encargo en su mesa. Dándose cuenta de en qué hora estaba, vio a Jinsol sonriéndole al fondo de la sala.
Le sonrió de vuelta, saludándole con la mirada. Pero otras dos personas se dieron cuenta de estos gestos, y sin piedad ninguna, comenzaron a tomar nota sobre lo que vieron...
actualicé pendeja LapapaAsesina.
ya vemos que yerim es una cuernuda estúpida de mierda, ¿qué os podéis esperar del siguiente cap?
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i'm gonna marry you | lipsoul
RomansaLas familias Kim y Jeong eran muy unidas, y al ser vecinos, hicieron que las hijas de estos matrimonios fueran amigas. Jungeun y Jinsol eran inseparables, creando un propio amor cuyo origen fue inefable. Sin embargo, Jungeun al cumplir los quince es...